Un grupo de investigación con sede en Nueva York se convirtió en blanco de ciberataques malintencionados casi inmediatamente después de publicar el testimonio del encuentro de una doctora informante con una practicante de Falun Gong a la que extirparon un riñón contra su voluntad en China. La mujer fue víctima de la sustracción forzada de órganos del régimen comunista y murió poco después de su conversación con el médico, según el denunciante.
En abril de 2019, Zhang Xiuqin, de 46 años, sobrevivió brevemente a una operación para extirparle uno de sus riñones y contó su experiencia a una doctora de un importante hospital militar de Harbin, capital de la provincia más septentrional de China, Heilongjiang.
La doctora informante, cuyo nombre se mantiene en el anonimato para proteger su seguridad, proporcionó una grabación de video de esta conversación a la Organización Mundial para Investigar la Persecución de Falun Gong (WOIPFG, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro con sede en Nueva York dedicada a rastrear los abusos del régimen en la sustracción forzada de órganos. La organización publicó una transcripción de la grabación, así como una transcripción del testimonio de la doctora el 17 de julio.
La doctora dijo que observó lesiones que cubrían el cuerpo de la Sra. Zhang, una herida abierta en el estómago, el lugar de la extracción del riñón y otra herida abierta cerca de la zona del hígado. Sólo le extrajeron un riñón. La doctora creía que la Sra. Zhang probablemente había sufrido graves abusos que habían dañado la mayoría de sus órganos, incluido el hígado, dejándolos inutilizables para el trasplante.
Horas después de la publicación del testimonio, la WOIPFG sufrió su ciberataque más grave hasta la fecha en sus dos décadas de existencia.
Falun Gong, práctica espiritual que incluye enseñanzas morales centradas en los valores de verdad, benevolencia y tolerancia, así como ejercicios de meditación, ha sido objeto de una sangrienta persecución perpetuada por el Partido Comunista Chino durante los últimos 24 años.
Un tribunal independiente concluyó en 2019 que los creyentes de esta disciplina eran la fuente principal de la sustracción forzada de órganos sancionada por el régimen, una práctica que se produce a «escala significativa».
El ataque de denegación de servicio cerró esporádicamente el sitio web de la organización durante toda una semana. Este ataque sostenido puso de manifiesto la cantidad de recursos que el régimen comunista estaba dispuesto a desplegar para silenciar el tema, afirmó el Dr. Wang Zhiyuan, investigador principal de la WOIPFG.
Las autoridades de Beijing habían reaccionado rápidamente, según supo el Dr. Wang por su contacto en China.
La noche de la publicación del testimonio, que fue de día en Beijing, el Ministerio de Seguridad Pública, la máxima autoridad policial china, ordenó a su oficina de Heilongjiang, la región donde se encuentra el hospital militar, que investigara el asunto, según le dijo su fuente al Dr. Wang. La oficina central también enviaría a alguien a la ciudad de Harbin para recibir el informe.
«Sin duda tenían miedo», dijo el Dr. Wang a The Epoch Times. «Basta pensar en lo rápido que reaccionaron».
«Si no hicieron nada malo, ¿por qué se agitaron tanto? Podrían haber utilizado los medios de comunicación para atacarnos y poner fin al asunto. Pero no se atrevieron a decir ni una palabra en público».
El Dr. Torsten Trey, director ejecutivo del grupo de defensa de la ética médica con sede en Washington, Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos, vio el asunto desde la misma perspectiva.
«El hackeo suele tener un propósito. En un entorno comercial, se trata de beneficios económicos o de robo de propiedad intelectual. Nada de lo anterior sería aplicable», declaró a The Epoch Times.
«Si sigues la pregunta de por qué fueron hackeados, llegas a la conclusión de que las noticias sobre el caso de sustracción forzada de órganos en el hospital chino deben ser correctas. El ataque de hackeo indica que la grabación de video es auténtica».
El Dr. Trey señaló además que la WOIPFG ha ocultado la grabación de video por temor a la seguridad del proveedor. El video no publicado, sugirió, puede haber sido otro incentivo para la operación de hackeo «ya que los hackers podrían querer impedir la publicación o hacer un control de daños».
«Bloquear, encubrir y restar importancia» a cualquier información relacionada con la sustracción forzada de órganos ha sido la estrategia del Partido Comunista Chino (PCCh) desde que salieron a la luz las primeras acusaciones hace casi dos décadas, afirmó el Dr. Wang.
Aunque ha habido dos excepciones notables.
A principios de 2006, unos testigos revelaron públicamente los horrores que se vivían en el campo de concentración de Sujiatun, al noreste de China, y afirmaron que las autoridades estaban extrayendo en secreto órganos a los practicantes de Falun Gong detenidos. En respuesta, las autoridades chinas abandonaron las instalaciones y, como ardid publicitario, invitaron a diplomáticos estadounidenses a una visita guiada por el campo.
Ese mismo año, un investigador encubierto de la WOIPFG grabó al Dr. Lu Guoping, del Hospital Guangxi Minzu, en el sur de China, admitiendo por teléfono que el hospital se abastecía de riñones e hígados de practicantes de Falun Gong para operaciones de trasplante de órganos. En respuesta, el medio de comunicación estatal chino Phoenix TV publicó una entrevista con el Dr. Lu en la que negaba la conversación.
El Dr. Wang señaló que la entrevista de Phoenix TV fue contraproducente, ya que en realidad ayudó a verificar la entrevista telefónica que había realizado la WOIPFG.
«Ese hombre es tartamudo, es un rasgo muy singular», dijo el Dr. Wang. «Le entrevistamos durante casi media hora, ¿quién podría inventar esa voz? Con su imagen, video y voz, se convierte en otra prueba que demuestra la autenticidad de nuestra grabación».
Esa entrevista, que desde entonces ha sido borrada de Internet en China, marcó el final de los intentos de los medios de comunicación estatales de refutar las pruebas de la sustracción forzada de órganos, según el investigador.
«No podemos esperar a que respondan», dijo el Dr. Wang. «Podemos mantener un debate público sobre esto y conseguir que esto aparezca en el ciclo de noticias».
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