Los asesinatos de los máximos dirigentes de Hamás y Hezbolá presionan a los grupos terroristas y a Irán para que respondan, aumentan las posibilidades de guerra y cambian la dinámica de los conflictos, según los analistas.
Irán se vio más implicado porque el asesinato de Ismail Haniyeh, jefe de Hamás, el 31 de julio, tuvo lugar en Teherán mientras era huésped del gobierno iraní. Israel no se ha atribuido el ataque.
Los analistas afirman que Israel cambió los términos del conflicto con su voluntad de ir por las cabezas de sus enemigos en capitales lejanas y demostró su fuerza al conseguirlo. Fuad Shukr, jefe militar de Hezbolá, fue asesinado en el bastión del grupo en los suburbios de Beirut el 30 de julio.
Estados Unidos ya había declarado esa zona zona prohibida para los ataques israelíes, e Israel hasta ahora se había mantenido al margen. Israel subió la apuesta en respuesta al ataque con cohetes de Hezbolá el 27 de julio contra un campo de fútbol en los Altos del Golán, en el que murieron 12 niños y adolescentes drusos y más de 40 resultaron heridos.
Estados Unidos ya había declarado esa zona zona prohibida para los ataques israelíes, e Israel hasta ahora se había mantenido al margen. Israel subió la apuesta en respuesta al ataque con cohetes de Hezbolá el 27 de julio contra un campo de fútbol en los Altos del Golán, en el que murieron 12 niños y adolescentes drusos y más de 40 resultaron heridos.
«Este nivel de escalada calculada pretende asestar tales golpes a este nexo que no puedan recuperarse fácilmente de él», añadió.
«La muerte de Haniyeh es obviamente un duro golpe para Hamás, así como para Irán. Su asesinato, mientras se encontraba bajo la protección del régimen iraní, refleja hasta qué punto Israel ha logrado penetrar y comprometer la seguridad de la República Islámica», declaró a The Epoch Times Ilan Berman, vicepresidente del American Foreign Policy Council.
«También es claramente parte de la campaña de Israel para reconstruir su postura de disuasión en la región, después del 7 de octubre», dijo Berman.
«Queda por ver qué significa esto para Hamás. La organización está claramente afectada por el asesinato, aunque su imperativo de supervivencia sugiere que las negociaciones de alto el fuego con Israel continuarán», dijo.
«Sin embargo, el asesinato de Haniyeh envía un mensaje claro de que la promesa de Israel de eliminar a los responsables del 7 de octubre iba en serio, y de que esa campaña está progresando».
«Se trata de un duro golpe para Hamás», declaró a The Epoch Times Michael Doran, director del Centro para la Paz y la Seguridad en Medio Oriente del Instituto Hudson.
Dijo que Haniyeh había sido durante mucho tiempo el jefe político de Hamás, central para la organización, y había desempeñado un papel importante en las negociaciones del alto el fuego.
«Era la cara exterior de Hamás, su ministro de Asuntos Exteriores de facto, por así decirlo», afirmó.
«Al asesinarlo en Teherán, los israelíes demostraron que prácticamente ningún lugar está fuera de su alcance y que no se acobardan ante la hostilidad de Irán. Están dispuestos a arriesgarse a una guerra total con Teherán para lograr su objetivo declarado de destruir a Hamás por completo y para siempre», afirmó Doran.
Israel confirmó también esta semana la muerte de Mohammed Deif, jefe militar de Hamás, en un atentado dirigido contra él el 13 de julio en Jan Yunis, ciudad palestina del sur de la Franja de Gaza.
Y el 2 de agosto, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) confirmaron la eliminación de otra amenaza de alto rango, Mohammed al-Jabari, subjefe de fabricación de armas de la Yihad Islámica.
Las muertes de Haniyeh y Deif, según Doran, demuestran «que Israel va camino de lograr su objetivo de asestar a Hamás un golpe del que nunca se recuperará. Tiene un largo camino por recorrer para lograr ese objetivo, pero está claramente dedicado a ello y, en última instancia, capaz de tener éxito».
Sin embargo, Doran consideró que el impacto inmediato del asesinato de Haniyeh fue el de hacer retroceder las negociaciones de alto el fuego.
«Con uno de los principales negociadores retirado de la mesa, es difícil ver cómo se facilitarán las negociaciones», afirmó.
Algunos han considerado que el difunto Haniyeh era más moderado en el tema de las negociaciones.
Pero Tsukerman rechazó esa idea.
Dijo que Haniyeh se había hecho multimillonario a costa de los gazatíes y llevaba una vida lujosa en Doha, Qatar, mientras la economía de Gaza se deterioraba.
La Franja de Gaza se enfrentó el año pasado a disturbios civiles por su mala gestión económica. La respuesta de Haniyeh, uno de los autores intelectuales del atentado del 7 de octubre, a eso «fue ejecutar un ataque horrible que arrastró a Gaza a una guerra».
Los acontecimientos ocurridos desde entonces, incluido el hecho de que siguiera viajando libremente y planeando el cerco de Israel por enemigos alineados con Irán, deberían haber indicado que no tenía intención de devolver a los rehenes ni de poner fin al estado de guerra de Hamás con Israel, afirmó.
«La desaparición de Haniyeh significa el fin de la impunidad y la aceptación y legitimación tácitas de los dirigentes de Hamás, y envía una señal de advertencia de que nadie está a salvo de la justicia, de que Irán no puede proteger a sus vasallos ni siquiera dentro de sus fronteras, y de que el mismo destino espera a cualquiera, por muy encumbrado, rico o ‘normalizado’ que sea, que siga representando una amenaza para Israel», afirmó.
«También significa el fin de la ambigüedad estratégica y la distinción entre los operativos de Hamás en Gaza y su dirección política en Doha».
La cúpula de Hamás está diezmada desde que el 7 de octubre desencadenó su ataque contra la Franja de Gaza con la matanza de 1200 personas en Israel.
Señaló que Jaled Meshaal se convertiría probablemente en el líder de Hamás y que esperaba que también fuera objetivo de Israel.
“El objetivo [de Israel] a partir de ahora debe ser cambiar la situación en la estrategia de insurgencia de Hamás interrumpiendo sus operaciones lo antes posible y asegurándose de que ningún líder pueda permanecer en el poder el tiempo suficiente para adquirir experiencia relevante, ganarse el respeto o acumular poder”, dijo.
«Ser dirigente de Hamás debería convertirse en el trabajo más peligroso y menos deseable del mundo».
Con información de The Associated Press y Reuters.
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