Antes de la era COVID-19, durante años en medicina se ha dicho: «A menudo se hace referencia a la sífilis como ‘el gran enmascarador’, ya que puede presentarse con una amplia gama de síntomas clínicos y puede imitar una variedad de otras enfermedades haciendo que el diagnóstico sea un reto». No cabe duda de que los síndromes de lesión por la vacuna COVID-19 eclipsarán con creces a la sífilis, la sarcoidosis, la amiloidosis o cualquier otro trastorno sistémico y asumirán el trono de «el gran enmascarador».
En un número reciente de Current Neurology and Neuroscience Reports, Chatterjee y Chakravarty, informan sobre la amplia gama de síndromes del sistema nervioso central y del sistema nervioso periférico que se producen tras la vacunación COVID-19.[i].
Dado que las vacunas contienen nanopartículas lipídicas cargadas con material genético que codifica la proteína dañina de espiga, cada paciente se enfrenta a la ruleta rusa de si el sistema nervioso recibirá o no una lluvia hemodinámica de las partículas dañinas de la vacuna.
Como ejemplo de lo distorsionados que se han vuelto los autores y editores con los artículos sobre la vacunación COVID-19, en el resumen de los autores se afirma que la vacunación COVID-19 sigue siendo la «única arma» que tenemos contra la enfermedad. La completa ignorancia de todo el campo del tratamiento precoz del SRAS-CoV-2 les desilusionará para siempre en una reflexión posterior. Y lo que es más preocupante, los autores afirman que una enfermedad neurológica previa no es motivo para no vacunar.
Puedo decirles, como médico académico experimentado, que los autores y los editores que aceptaron este artículo están demostrando un pobre juicio médico. Los buenos médicos nunca tendrían un paciente con una enfermedad neurológica, por ejemplo el síndrome de Guillain-Barré o la esclerosis múltiple, y luego le administrarían un producto biológico genético novedoso que se sabe que causa más daño neurológico y corre el riesgo de empeorar la discapacidad y la muerte. Autores e historiadores volverán sobre estas palabras y brotarán remordimientos y tristeza por los pacientes que han sufrido este profundo lapsus de juicio médico.
Si usted tiene un trastorno neurológico de los que se muestran en la figura que es nuevo o empeoró después de la vacunación con COVID-19, haga una visita a su médico y señálelo. Dígales que no vale la pena. Que para usted los riesgos de la vacuna no superaron los beneficios teóricos fallidos para una enfermedad respiratoria superior fácilmente tratable.
Republicado del Substack del autor
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