A medida que una ola masiva de infecciones de COVID se extiende por China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los gobiernos de todo el mundo están ansiosos por la posible aparición de una nueva variante peligrosa del virus que podría hundir aún más la economía mundial.
Con Beijing ahora atrapada por el virus, la variante también se ha extendido rápidamente por China. Desde la ciudad nororiental de Shenyang hasta la ciudad oriental de Shanghai, Chongqing en el suroeste y Guangzhou y Shenzhen en el sur, esta ola de infecciones por COVID-19 ha abrumado el sistema de salud de China.
Las calles de las ciudades chinas están vacías, a excepción de las multitudes de personas que buscan tratamiento y recogen medicamentos para la fiebre en hospitales y farmacias, y fuera de las morgues que esperan en fila para que sus seres queridos fallecidos reclamados por COVID sean cremados. Es inquietantemente similar a la situación en Wuhan hace tres años, cuando esa ciudad fue la primera afectada por la cepa original más grave del virus SARS-CoV-2.
La OMS está gravemente preocupada
Los pacientes en esta ola de infecciones sufren fiebre alta, tos e infecciones de las vías respiratorias inferiores, que se parecen mucho a las de Wuhan en 2020 y son muy diferentes de los síntomas leves causados por otras variantes de ómicron descritas. Con la rápida propagación del virus entre la gran población de China, existe la preocupación de que esté surgiendo una nueva variante peligrosa del virus, que puede afectar a todo el mundo.
El 7 de diciembre, el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, predijo que la pandemia de COVID-19 terminaría el próximo año.
Sin embargo, después de ver la tormenta de infecciones que se extiende rápidamente por China y que no ha alcanzado su punto máximo, los funcionarios de la OMS ahora están seriamente preocupados y agregan que ahora es demasiado pronto para declarar el final de la emergencia pandémica.
«La cuestión es si se puede llamar postpandemia cuando una parte tan importante del mundo está entrando en realidad en su segunda oleada», declaró a los medios de comunicación el 20 de diciembre Marion Koopmans, viróloga holandesa asesora de la OMS.
Las proyecciones sugieren que una explosión de casos que afecten del 60 al 90 por ciento de la población china podría generar millones de muertes a principios del próximo año.
“La OMS está muy preocupada por la evolución de la situación en China”, dijo Tedros en una reciente conferencia de prensa semanal. Pidió al régimen chino que proporcione información detallada sobre la gravedad de la enfermedad, los ingresos hospitalarios y los requisitos de cuidados intensivos, ya que las bajas cifras que el régimen ha informado oficialmente son cuestionables.
Estados Unidos está dispuesto a ayudar
El portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, expresó, durante dos días consecutivos en conferencias de prensa, su preocupación por el COVID en China.
“Cuando se trata del brote actual en China, queremos que se aborde”, dijo Price en una sesión informativa el lunes. “Sabemos que cada vez que el virus se propaga en la naturaleza, tiene el potencial de mutar y representar una amenaza para las personas en todas partes”.
La fábrica del mundo
China es la segunda economía mundial y desempeña un papel importante en las cadenas de suministro globales como la «fábrica del mundo».
Price también expresó su preocupación por el impacto económico de la situación del COVID en China. “Es importante no solo para la República Popular China, sino también para la continua recuperación económica de la comunidad internacional que la República Popular China esté en condiciones de controlar este brote”.
El subsecretario del Tesoro de EE.UU., Wally Adeyemo, dijo el martes que Estados Unidos ya está sintiendo el impacto económico de este pico de COVID-19 en China debido a la interrupción de la cadena de suministro global.
La población china ha sido inoculada con vacunas fabricadas en China, que se consideran menos efectivas que las occidentales, cuya eficacia también cuestionan algunos médicos.
“Es importante que todos los países se centren en vacunar a las personas y hacer que las pruebas y el tratamiento estén fácilmente disponibles”, le dijo Price a la prensa el martes sobre la opinión del gobierno de EE.UU.
“Estados Unidos es el mayor donante de vacunas contra el COVID-19 en todo el mundo. Estamos preparados para continuar apoyando a personas de todo el mundo, incluso en China, con este y otros apoyos de salud relacionados con el COVID”, dijo Price.
Hizo hincapié en que “esto es profundamente de interés para el resto del mundo. Nuestras vacunas COVID-19 son seguras y efectivas, y las hemos proporcionado a países de todo el mundo, independientemente o a pesar de cualquier desacuerdo político”.
El 21 de diciembre, el portavoz del gobierno de Alemania, Steffen Hebestreit, dijo que el país envió un primer lote de vacunas BioNTech COVID-19 a China para administrarlas primero a unos 20,000 expatriados alemanes. Es la primera vacuna COVID extranjera que se permite importar a China.
Escasez de medicamentos para la fiebre
El sistema médico en China está mal preparado para las pandemias, y los ciudadanos ahora enfrentan una falta de reservas de medicamentos, camas de UCI, ventiladores y otras herramientas de atención médica.
Se ordenó a las farmacias en China que prohibieran o controlaran la venta de medicamentos para el resfriado y la gripe bajo la política «cero-COVID». La orden buscaba evitar que los residentes usen medicamentos de venta libre que redujeran la fiebre y evitaran la detección de enfermedades, ya que los residentes no querían verse obligados a realizarse pruebas PCR o ser enviados a instalaciones de cuarentena centralizadas.
Los residentes no podían abastecerse de medicamentos básicos en sus hogares antes del levantamiento de las políticas de cero-COVID por parte del gobierno, aunque la ola de infecciones ya había comenzado antes de este cambio.
El cambio abrupto de política de COVID del régimen, sin preparación ni plan, también tomó por sorpresa a hospitales, clínicas y farmacias en todo el país.
Las farmacias han vendido los medicamentos más básicos para la fiebre y el resfriado, mientras que los hospitales también se están quedando sin medicamentos para tratar los síntomas de COVID, así como oxígeno y ventiladores, ya que recibieron poca o ninguna notificación sobre la necesidad de almacenar existencias.
Un medio de información médica de China continental, «Cyberland», publicó un artículo el 20 de diciembre que revela que la grave escasez actual de medicamentos antipiréticos es causada directamente por el estricto control a los medicamentos para la fiebre bajo la regla de cero-COVID en los últimos tres años, incluido el más solicitado, el «ibuprofeno».
Al mismo tiempo, China es el mayor productor y exportador mundial de ibuprofeno y representa un tercio de la producción mundial.
El artículo citaba a un empleado de una empresa farmacéutica que decía que, debido al control del gobierno, “básicamente, los pacientes no se abastecían de medicamentos y las farmacias no podían venderlos. Muchas empresas y farmacias que fabrican y venden medicamentos para la fiebre se han enfrentado a cadenas de suministro rotas y han cerrado en los últimos tres años”.
Ahora, las restricciones de COVID-19 se han levantado repentinamente, y muchas compañías farmacéuticas no han recibido ningún aviso por adelantado para prepararse para empezar a producir. “De repente, se enfrentan a dificultades para aumentar la producción”, dijo el empleado.
Mientras tanto, algunas farmacéuticas que fabrican ibuprofeno, incluidos algunos proveedores y almacenes, han sido tomadas por las autoridades locales bajo el pretexto de “priorizar el suministro a los hospitales locales y a las grandes farmacias”.
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