El 26 de noviembre, la guardia costera filipina descubrió a 13 ciudadanos chinos indocumentados escondidos a bordo de un buque filipino con lo que parecía ser un uniforme militar chino, lo que generó preocupación por la seguridad.
Filipinas publicó los nombres de las 13 personas, abrió una investigación y ahora trata de conseguir la custodia de los ciudadanos chinos indocumentados.
El comodoro Jay Tarriela, portavoz de los guardacostas filipinos, declaró que los chinos indocumentados fueron descubiertos en un buque draga que estaba anclado en Mariveles, Bataan, y tenía previsto dirigirse a San Felipe, Zambales. Ambas localidades son municipios de Filipinas.
Antes de la salida del buque, los guardacostas filipinos intentaron subir a bordo para realizar una inspección estándar, pero un oficial les denegó la entrada.
Esto llevó al personal de refuerzo de guardacostas de la estación local «a realizar una inspección más detallada», declaró Tarriela.
Cuando subieron a bordo, descubrieron nueve tripulantes chinos indocumentados, mientras que en el manifiesto de la tripulación sólo figuraban ocho tripulantes filipinos. En una inspección de seguimiento, encontraron otros cuatro chinos indocumentados.
Tarriela publicó en Internet los nombres de los indocumentados, imágenes de la inspección y fotos del buque draga, junto con la declaración de los guardacostas filipinos sobre la investigación.
«Además, se encontró a bordo un uniforme parecido al del Ejército Popular de Liberación (EPL), lo que genera serias preocupaciones sobre las intenciones de estos indocumentados», declaró Tarriela.
«Se están realizando esfuerzos para emprender acciones legales y garantizar la custodia de estos individuos indocumentados».
Las relaciones entre Manila y Beijing son polémicas desde hace mucho tiempo, lo que dio lugar a enfrentamientos marítimos. Sólo este año, buques chinos intentaron bloquear en varias ocasiones las patrullas de la guardia costera filipina y las misiones de reabastecimiento, y las autoridades filipinas documentaron e hicieron públicos estos incidentes.
El régimen comunista chino reclama casi todo el Mar de China Meridional como propio, pero esas reivindicaciones son contrarias al derecho internacional, que designa las 200 millas náuticas frente a la costa de una nación como su zona económica exclusiva y otras áreas como aguas internacionales. Se cree que la región es rica en recursos como minerales y por ella pasan anualmente unos 5 billones de dólares del comercio mundial, incluido el petróleo de Oriente Medio a China.
Filipinas no es más que una de las naciones en disputa territorial con el régimen chino, que construyó islas artificiales para ampliar su alcance y aumentar su presencia militar en la zona. En 2013, Filipinas solicitó un arbitraje judicial y, en 2016, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya dictaminó que las reclamaciones de Beijing carecían de fundamento jurídico.
El régimen chino rechazó el fallo, y su creciente agresión militar en la región suscitó la condena internacional. Estados Unidos reiteró recientemente su apoyo a Filipinas en el ejercicio de su derecho soberano y, el 18 de noviembre, firmó un acuerdo de intercambio de inteligencia militar con el país insular.
El presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., dijo a la prensa que espera que la fuerte alianza continúe a través de las administraciones estadounidenses, compartiendo optimismo después de una llamada el 19 de noviembre con el presidente electo Donald Trump.
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