El Ayuntamiento de Nueva York se prepara para un enfrentamiento legal con el alcalde Eric Adams si la prohibición al confinamiento solitario, que el consistorio impulsó por encima del veto del alcalde, no entra en vigor el 28 de julio, como estaba previsto.
El proyecto de ley 549-A, que contó con el patrocinio del Defensor del Pueblo Jumaane Williams y el apoyo de los miembros de la mayoría del consejo, prohíbe el uso (en la mayoría de las circunstancias) del aislamiento en Rikers Island y en otras cárceles de la ciudad, y exige que los reclusos pasen al menos 14 horas al día entre la población general de las instalaciones. También pretende establecer garantías procesales para los reclusos antes de que los funcionarios de prisiones puedan aislarlos durante cualquier periodo de tiempo.
El Sr. Williams y otros progresistas saludan la legislación como una respuesta humana a una práctica que, según ellos, tiene efectos muy nocivos en la salud mental de los reclusos y contribuye al aislamiento y a los pensamientos suicidas.
Pero algunos expertos en justicia penal afirman que el proyecto de ley ignora las realidades que han presenciado personalmente en Rikers Island y en otras prisiones de la zona de Nueva York, donde algunos reclusos están ya tan enfermos mentalmente que no pueden relacionarse de forma segura con sus compañeros o con el personal penitenciario.
Un proyecto de ley controvertido
El Sr. Williams ha sido un apasionado crítico del aislamiento solitario, calificándolo como una práctica cruel e “indefendible” que no contribuye en nada a la seguridad pública y que se constituye como una reliquia de “sistemas fallidos”.
El 20 de diciembre de 2023, el ayuntamiento aprobó por amplia mayoría, con 39 votos a favor y solo siete en contra, la propuesta de Williams de prohibir el régimen de aislamiento.
El proyecto de ley fue llevado al escritorio del Sr. Adams para su firma, quien en cambio lo vetó en enero de 2024, junto con otro proyecto de ley, el 586-A. Conocida como la “Ley de detenciones”, exigiría a los agentes de policía documentar los detalles de cada interacción con un miembro del público, manteniendo registros de la raza de cada persona a la que paran e interrogan.
Al vetar la 549-A, el Sr. Adams sostuvo que su administración no apoya el aislamiento solitario y que las prisiones de Nueva York en general no lo practican, pero que, en algunos casos, los funcionarios de prisiones pueden aislar a las personas para protegerse a sí mismos y a otros presos.
Pero la mayoría del ayuntamiento se negó a ceder. El 30 de enero, el ayuntamiento aprobó tanto la 549-A como la 586-A por amplia mayoría, 42-9, invalidando el veto del alcalde.
Justo antes de la votación del 30 de enero, en una declaración atribuida al portavoz Rendy Desamours, el consejo culpó a las duras condiciones de Rikers Island de la muerte de dos reclusos en el espacio de tres semanas y argumentó que era necesario encontrar un equilibrio entre la protección de la seguridad del personal penitenciario y la preocupación por los reclusos.
“El peligroso statu quo y las terribles condiciones que han colocado a Rikers en situación de suspensión de pagos federal no pueden continuar sin cambios y deben afrontarse”, declaró el ayuntamiento.
El Sr. Adams seguía sin darse por vencido. El 5 de junio, un abogado de la administración escribió a la juez Laura Taylor Swain pidiendo que se suspendiera la aplicación de la 549-A.
Esto llevó al ayuntamiento a ponerse aún más firme. El 18 de julio, el ayuntamiento votó a favor de aprobar una resolución que faculta a la presidenta del consejo, Adrienne Adams, a emprender acciones legales contra el alcalde si no da marcha atrás.
“”A medida que se acerca la fecha límite del 28 de julio y el alcalde sigue sin cambiar de postura, las acciones legales por parte del ayuntamiento siguen siendo una posibilidad clara.
Un entorno peligroso
La firme postura del ayuntamiento contra el régimen de aislamiento cuenta con un considerable apoyo popular. Sus puntos de vista sobre el tema están en sintonía con organizaciones de políticas públicas como The Remedy Project, un grupo de defensa con sede en Nueva York que trata de abordar lo que denomina en su sitio web “una de las crisis de derechos humanos más urgentes de nuestro tiempo: el sistema penitenciario estadounidense”.
En opinión de Anna Sugrue, cofundadora de The Remedy Project, la reclusión en régimen de aislamiento equivale a tortura, y los abusos que inflige adoptan múltiples formas.
“Aparte de sus bien documentadas consecuencias psicológicas, el régimen de aislamiento proporciona una cobertura adicional de oscuridad para algunos de los abusos más atroces cometidos por funcionarios de prisiones, como agresiones físicas y sexuales, desnutrición, negligencia médica y restricciones ilegales de correspondencia”, declaró Sugrue a The Epoch Times.
“La reclusión en régimen de aislamiento también queda totalmente a discreción del personal penitenciario, y hemos visto cómo se utilizaba innumerables veces como represalia por presentar, o intentar presentar, denuncias”.
Otros discrepan vehementemente. En realidad, dicen, a veces es necesario aislar a los reclusos, dados los graves problemas de salud mental que aquejan a algunos presos y la imposibilidad de que interactúen de forma segura con los demás.
Esa es la opinión de Harvey Kushner, director del departamento de justicia penal de la Universidad de Long Island en Brookville (Nueva York), que ayudó al Departamento de Instituciones Penitenciarias a dirigir programas de alfabetización y de enseñanza del inglés como segunda lengua para los reclusos de Rikers Island en las décadas de 1980 y 1990, cuando el hacinamiento era a veces un grave problema en las prisiones de la ciudad.
Reflexionando sobre esa época, el Sr. Kushner dijo que tuvo muchas experiencias con reclusos que eran violentos y había que mantenerlos separados tanto por la seguridad de los demás presos como por la del personal penitenciario.
“Francamente, en realidad no practican el aislamiento tradicional, como implicaría el término; lo llaman confinamiento restrictivo, y es totalmente necesario. Cuando se piensa en la población con la que tienen que lidiar los funcionarios de prisiones en Rikers Island, o en cualquier centro que gestione el Departamento de Prisiones, la tarea es monumental”, declaró Kushner a The Epoch Times.
Una coyuntura crítica
El Sr. Kushner elogió al Sr. Adams por adoptar una postura firme en un tema vital para la seguridad de los funcionarios de prisiones.
“Creo que quiere que se le conozca más como alguien favorable a ‘la ley y el orden’, quiere postularse sobre ese tema”, dijo refiriéndose a la reelección del alcalde el año que viene.
Michael Alcázar, exdetective de la policía de Nueva York que ahora enseña en el John Jay College of Criminal Justice de Manhattan, coincidió en que el tema de la delincuencia, ya sea dentro de las cárceles o en las calles, es de suma importancia para los votantes de la ciudad.
“Si Adams y su equipo luchan por reducir la delincuencia, especialmente en los meses de verano”, esto podría plantear problemas al alcalde, dijo el Sr. Alcázar a The Epoch Times.
Un posible contrincante del alcalde es el interventor de la ciudad de Nueva York, Brad Lander, cuya postura general sobre la seguridad pública coincide más con la del ayuntamiento que con la del Sr. Adams.
El interventor apoya “políticas centradas en la reforma policial y la reasignación de recursos a los servicios sociales, lo que contrasta fuertemente con el enfoque moderado de Adams, que mezcla la reforma con las estrategias tradicionales de aplicación de la ley”, dijo el Sr. Alcázar.
Ni el Sr. Adams ni la portavoz Adrienne Adams respondieron a una petición de comentarios antes de la hora de publicación.
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