Un funcionario del condado de Butler, que fue testigo del primer intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump en Pensilvania proporcionó este jueves más detalles sobre las acciones de un oficial de policía local que, según él, detuvo al posible asesino.
Edward Lenz, comandante de la Unidad de Servicios de Emergencia del condado de Butler, dijo que los funcionarios del Servicio Secreto en Butler no le pidieron a su unidad policial que asegurara el edificio AGR, que el tirador, Thomas Matthew Crooks, finalmente usó para disparar contra un mitin donde Trump estaba hablando el 13 de julio. Tampoco se les pidió que aseguraran el perímetro del lugar del mitin.
«Desde sus posiciones dentro del edificio AGR, los francotiradores no podían ver el tejado donde se encontraba el tirador, y de nuevo, eso no estaba dentro de su área de responsabilidad», dijo el comandante Lenz.
Lenz declaró a los legisladores el jueves que los equipos de francotiradores de la policía estaban observando a la multitud, donde los asistentes al mitin ya habían sido controlados por el equipo de seguridad.
También indicó que un agente de la policía local detectó a personas sospechosas cerca de la manifestación, y que un francotirador tomó más tarde una foto de un hombre que estaba usando una herramienta tipo telémetro que apuntaba hacia el escenario, antes de que la foto fuera enviada a la policía local, a la oficina del sheriff del condado y al Servicio Secreto.
El hombre, que estaba con el telémetro cerca del edificio AGR, fue identificado posteriormente como Crooks por las fuerzas del orden en los días posteriores al incidente.
Lenz dijo que un operador de la Unidad de Servicios de Emergencia salió de un edificio aparte, cerca de donde Trump estaba hablando, y vigiló la zona del edificio AGR. Cuando Crooks empezó a disparar en el mitin, el agente «identificó rápidamente» dónde se habían originado los disparos, dijo el comandante, añadiendo que el agente localizó al atacante y le disparó una bala usando un rifle.
Ese único disparo «hizo que el tirador retrocediera y se perdiera brevemente de vista», dijo Lenz al grupo de trabajo de la Cámara que investiga el intento de asesinato.
«Lo hizo menos de seis segundos después de que comenzaran los disparos (…) a una distancia de aproximadamente 110 yardas».
Un francotirador del Servicio Secreto disparó y mató a Crooks poco después de que el presunto asesino empezara a disparar. El atacante disparó a Trump en la oreja derecha y mató a un asistente al mitin, el bombero de Pensilvania, Corey Comperatore, que en esos momentos intentó proteger a su familia. Otras dos personas resultaron heridas durante el tiroteo, lo que suscitó importantes dudas sobre las capacidades del Servicio Secreto para proteger al expresidente.
En la audiencia del jueves, el representante Mike Kelly (R-Pa.), presidente del grupo de trabajo de investigación de la Cámara de Representantes sobre el intento de asesinato, dijo que hubo múltiples fallas de seguridad que permitieron a Crooks, de 20 años, «superar a uno de los grupos de profesionales de seguridad más elitistas de nuestro país».
El Servicio Secreto no elaboró un plan integral para las fuerzas del orden locales, no protegió suficientemente bien el lugar del mitin y no estableció una comunicación eficaz, dijeron Kelly y el miembro de mayor rango en el panel, el representante Jason Crow (D-Colo.).
«En conjunto, estos otras fallas condujeron a una situación de seguridad disfuncional que se cobró la vida del Sr. Comperatore, hirió a otras dos personas y casi se cobra la vida del expresidente», declaró el representante Kelly, citando las conclusiones de su grupo de trabajo.
El representante Crow dijo que la comunicación del Servicio Secreto con «socios locales y estatales» el 13 de julio fue «inconexa y poco clara», y añadió que la agencia tiene que «hacerlo mejor» en el futuro.
La semana pasada, el director en funciones del Servicio Secreto, Ronald Rowe, declaró en una rueda de prensa en Washington que la agencia había fracasado en su misión de proteger el lugar del mitin. También indicó que varios funcionarios de la agencia implicados en la seguridad del lugar se enfrentarán a medidas disciplinarias.
«Fue una falla del Servicio Secreto de Estados Unidos», declaró Rowe en la rueda de prensa del 20 de septiembre. «Es importante que nos responsabilicemos de las fallas del 13 de julio y que utilicemos las lecciones aprendidas para asegurarnos de que no volvemos a tener otra falla como esta».
Tomando nota de un segundo intento de asesinato contra Trump, el 15 de septiembre, el Sr. Rowe dijo que la agencia necesita un «cambio de paradigma» porque el actual «nivel de amenaza está evolucionando».
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