Una madre británica, Naomi Smallwood, alertó a otras madres que es mejor consultar una segunda opinión médica si piensan que algo malo está sucediendo en la salud de sus hijos. No hay que descartar el instinto de madre.
Ella relató el trauma que vivió con su esposo al ver a su pequeño hijo recién nacido, Freddie, soportar innumerables cirugías para salvarle la vida, después que el primer equipo de salud que la atendió descartó sus temores, informó Fast TV, el 8 de junio.
Cuando la dieron de alta pasaron solo un par de días en casa con el menor y se dio cuenta que algo estaba mal. Su hijo se negaba a tomar leche y dormía sin cesar.
La mujer dijo que consultó a sus parteras pero ellas rechazaron que pudiera ser un problema de salud.
El problema persistió, dijo la madre, y estando con dos semanas de edad observó que el pecho de Freddie comenzaba a vibrar mientras la criatura no dejaba de llorar.
Convencida que algo no estaba andando bien lo llevó de vuelta al Centro de Salud, pero el equipo insistió en que lo más probable era que fuera solo un cólico.
El mismo día, Naomi y su pareja Shaun Dell llevaron a Freddie al Russells Hall Hospital en Dudley, en West Midlands, donde consultaron una segunda opinión médica. Desde ese momento fue una carrera contra el tiempo para salvarle la vida.
«Los médicos del hospital lo enviaron de inmediato a una radiografía de tórax y dijeron que su corazón estaba agrandado debido a una insuficiencia cardíaca grave», dijo Naomi, según Fast TV.
«Dijeron que su corazón se estaba apagando y que podía sufrir un paro cardíaco en cualquier momento debido al estado agotado de su corazón. Estaba tan asustada. Le pregunté a una de las enfermeras ‘¿Va a morir?’ Y ella dijo: ‘No lo sabemos'».
«Lo llevaron de ambulancia al Hospital de Niños de Birmingham. Cuando llegamos allí, todo el equipo estaba esperando para llevarnos a la sala del corazón. Fue realmente aterrador», añadió la madre.
La madre recuerda que uno de los consultores del hospital de niños le dijo que su preocupación de que algo podría andar mal salvó la vida de Freddie, reportó Fast TV. «Dijo que Freddie podría sufrir un paro cardíaco en cualquier momento, y que si no estuviera en el hospital era poco probable que hubiera sobrevivido toda la noche».
Se descubrió que Freddie sufría un estrechamiento severo de la aorta, que impedía que la sangre fluyera a su mitad inferior, dijo la familia. También vieron dos agujeros en su corazón, uno de los cuales era notablemente grande.
«Se nos advirtió que podía morir en la mesa de operaciones ya que no estaban seguros de que fuera lo suficientemente fuerte», dijo Naomi, según Fast TV.
Cuando nació le habían dicho que Freddie tenía un peso saludable, pero cuando ingresó al hospital para la cirugía le explicaron que estaba reteniendo mucha agua. Una vez que le sacaron el líquido era delgado y demacrado.
En esos momentos tenía solo 12 días de vida y su corazón en miniatura fue operado por más de diez horas.
Tras la cirugía Freddie fue trasladado a cuidados intensivos pero sus niveles de oxígeno caían cada vez más, por lo que se decidió que necesitaba una nueva operación que duró dos horas. Freddie recibió una transfusión de sangre y quedó conectado a un respirador mientras el pulmón se había colapsado.
«Los médicos trataron de sacarlo del ventilador, pero se angustió mucho y su piel se volvió gris, no podía respirar sin él”, dijo la madre, según Mirrow.
“Fue una experiencia muy traumática y todavía tengo flashbacks de la unidad de cuidados intensivos. Ves muchas cosas allí que no olvidarás».
Seis meses después Freddie fue operado nuevamente. Su madre llamó al hospital cuando vio que parecía cansado, no comía y tenía los pies y la cabeza sudados.
“Llamé al hospital y me dijeron que lo llevaran a un examen de emergencia. Resultó que la banda alrededor de la arteria pulmonar estaba demasiado apretada, y la cirugía a corazón abierto era la única opción”, dijo la madre, de acuerdo a Mirrow. Los médicos reconstruyeron por completo el arco aórtico con un parche de un donante de órganos.
«Me asusté mucho al pensar que entraron por la parte delantera de su pecho y detuvieron su corazón», recordó la madre, según Mirrow. «Seguí llorando, pensando ‘¿Qué pasa si su corazón no vuelve a latir? ¿Y si esta es la última vez que lo veo con vida?”
Tras la operación surgió otro problema. Quedó paralizada la cuerda vocal del niño y los médicos no sabían cuando recuperaría la voz. Quizás necesitaría otra cirugía.
«Estaba llorando, pero no había sonido, solo podías ver sus brazos aleteando», dijo Naomi.
Freddie finalmente hizo su primer sonido en mayo pasado, comenzó a llorar, y luego a gritar. Se había recuperado por sí solo. «Fue un sonido tan encantador de escuchar», dijo la madre, de acuerdo al reporte.
«Sé que no muchas mamás dirían esto, pero es encantador escucharlo llorar y gritar».
Según el informe de Mirrow, Freddie ya cumplió 14 meses y está balbuceando, tratando de decir palabras. Él va a un terapeuta del habla y del lenguaje para tratar de ayudarlo a ponerse al día.
Los padres han aceptado que su hijo probablemente tendrá cuidado médico toda su vida pero “estamos seguros de que puede llevar una vida bastante normal».
«Ha avanzado con su caminar. Se queda sin aliento y nos han dicho que tal vez no pueda hacer ciertos deportes, pero es un personaje loco, no tiene ningún sentido del peligro y es muy divertido estar con él”, concluyó Naomí. «Es dulce, le encantan los besos y los mimos y es muy valiente».
La madre compartió su relato para ayudar a crear conciencia sobre los defectos cardíacos congénitos que pueden ocurrir en el hijo no solo cuando los padres padecen también de un problema cardíaco, sino cuando el feto ha sido expuesto durante el embarazo a otros problemas de salud de la madre, o al consumo de medicamentos, drogas y alcohol.
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