Una madre británica que aceptó apagar el ventilador que mantenía vivo a su prematuro hijo, ahora se prepara para llevarlo «milagrosamente» a casa por primera vez.
Kirsty Byass, de 28 años, había preparado con esmero a sus otros dos hijos y había escogido una ropa especial para su hijo Jordie-Jay antes de dirigirse al hospital para despedirse por última vez del pequeño bebé.
Jordie-Jay nació el 20 de noviembre, a las 24 semanas con un peso de solo 1 libra y 7 onzas (0,86 kilos) e inicialmente le fue bien. Pero más tarde desarrolló una enfermedad pulmonar prematura y cuando empeoró, los médicos y consultores «admitieron su derrota» y le aconsejaron a Byass que apagara el ventilador.
«No mejoraba, los médicos me metían en una habitación y me decían que no podían hacer nada más por él», le dijo a Teeside Live.
Pero cuando llegó el momento final no tuvo el valor de hacerlo.
Dijo que había hecho esperar a las enfermeras hasta que toda la familia estuviera reunida.
«No dejé que le quitaran el tubo hasta la hora del té para hacer una sesión de fotos en familia», le dijo a Teeside Live.
«Como mis hijos tenían el corazón roto las enfermeras dijeron que tenían que tomarse un tiempo fuera de la habitación porque era desgarrador ver a mis hijos tan quebrados».
«Entonces no pude hacerlo», dijo ella.
«Llamé a los hospitales del otro lado del país, pedí una segunda opinión, investigamos cosas que pudieran ayudarlo, incluso les pedí que lo usaran como conejillo de indias si eso podía salvarle la vida».
Luego vino lo que Byass cree que fue un «milagro».
Después de que Jordie-Jay fue trasladado a un centro de atención para el final de su vida, de repente tuvo un cambio de rumbo.
Según Teeside Live, comenzó a hacer progresos notables y una enfermera dijo que nunca había visto tal recuperación.
Ahora, Byass contó que pronto llevará a Jordie-Jay a casa por primera vez. Ahora pesa 8 libras y 2 onzas (3,62 kilos).
Byass, que vive en Teeside en el norte de Inglaterra, escribió en Facebook: «Se lo dije a los médicos: ‘No son Dios».
«Tenía razón, puse mi fe en las manos de Dios. Rezaba y rezaba», dijo.
Pero Byass agregó que aunque los médicos no siempre tienen razón ella sabe que su hijo le debe la vida a sus cuidados.
«Quiero dar las gracias al personal del hospital. Es por ellos que está aquí hoy».
En febrero, un niño japonés se convirtió en el bebé más pequeño del mundo que pudo sobrevivir, y pudo irse a casa desde el hospital donde había nacido con un peso de tan solo 9,45 onzas (0.26 kilos).
El bebé, cuyo nombre se mantiene en reserva en los reportes, nació por cesárea el pasado mes de agosto, pues no lograba aumentar de peso durante el embarazo y los médicos temían que su vida corriera peligro después de su exploración de 24 semanas.
Según el hospital de la Universidad de Keio, estuvo en cuidados intensivos hasta que llegó a pesar 7 libras (3,17 kilos), y luego fue enviado a casa el 20 de febrero.
«Estoy agradecida de que haya crecido tanto porque, honestamente, no estaba segura de que pudiera sobrevivir», dijo la madre del niño a Reuters.
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