Mientras los talibanes establecen rápidamente su dominio sobre Afganistán, el presidente Joe Biden volvió a comprometer a su administración a retirar las tropas estadounidenses.
Biden reafirmó su plan de retirada en una conferencia de prensa en la Casa Blanca el 16 de agosto. Habló durante menos de 20 minutos y no aceptó preguntas de los periodistas, transmitiendo en cambio un mensaje similar al que ha dicho desde que asumió el cargo en enero.
«¿Cuántas generaciones más de hijas e hijos de Estados Unidos quieren que envíe a luchar en la guerra civil de Afganistán cuando las tropas afganas no lo harán? ¿Cuántas vidas más, vidas estadounidenses, valen la pena?» dijo Biden. «Tengo clara mi respuesta: No repetiré los errores que hemos cometido en el pasado— el error de quedarnos y luchar indefinidamente».
Biden admitió que el gobierno respaldado por EE.UU. en Afganistán se derrumbó más rápidamente de lo esperado, retractándose de las declaraciones que hizo el mes pasado sobre la «confianza» en el ejército afgano. Aunque los militares afganos superan en número a los combatientes talibanes en una proporción de 300,000 a 75,000, los talibanes han sorprendido a la mayoría de los expertos en seguridad nacional por la rapidez con la que están reconquistando el país.
Biden atribuyó la rápida toma de posesión de los talibanes a la falta de espíritu de lucha de las fuerzas gubernamentales afganas.
«Entrenamos y equipamos a una fuerza militar afgana de unos 300,000 soldados, increíblemente bien equipados, una fuerza mayor en tamaño que muchos de nuestros aliados de la OTAN», dijo. «Les dimos todas las oportunidades para determinar su propio futuro. No pudimos proporcionarles la voluntad de luchar por ese futuro».
El presidente de EE.UU. concluyó sus breves declaraciones articulando el plan de su administración para las dos últimas semanas de la guerra, aproximadamente. Biden ha autorizado unas 6000 tropas de combate adicionales para ayudar en la evacuación, y prometió que las represalias serán rápidas y mortales si los talibanes atacan al personal estadounidense o aliado durante el proceso.
«Defenderemos a nuestro pueblo con una fuerza devastadora si es necesario. Nuestra misión militar actual será corta en el tiempo, de alcance limitado y centrada en sus objetivos—llevar a nuestra gente y a nuestros aliados de forma segura y lo más rápido posible», dijo. «Y una vez que hayamos completado esta misión, concluiremos nuestra retirada militar».
«Pondremos fin a la guerra más larga de Estados Unidos tras 20 largos años de derramamiento de sangre».
La retirada de Biden fue criticada duramente desde ambos lados del pasillo político. El expresidente Donald Trump dijo el 14 de agosto que los talibanes «ya no tienen miedo ni respeto por Estados Unidos», mientras que al menos tres representantes demócratas que forman parte de las comisiones de Asuntos Exteriores o de Servicios Armados de la Cámara de Representantes emitieron declaraciones de crítica.
«No hay manera de ocultarlo. La situación en Afganistán es otra vergüenza para este gobierno», escribió en Twitter el representante Vincente González (D-Texas) el 15 de agosto. «La retirada nunca iba a ser fácil, pero no era necesario llegar a esto. Estados Unidos debe hacer todo lo que esté en su mano para ayudar a nuestros socios y aliados a ponerse a salvo y proteger nuestra seguridad nacional».
Sin embargo, algunos antiguos veteranos de combate en Afganistán expresaron su apoyo a Biden, para que se mantuviera firme. Defense Priorities, un think tank de Washington que generalmente aboga por una política exterior contenida, celebró una conferencia de prensa el 16 de agosto en la que participaron dos de estos veteranos.
«El presidente Biden tiene razón—seguir comprometiendo a las tropas de EE.UU. en medio de una guerra civil ajena simplemente no redunda en el interés nacional de EE.UU. A pesar de haber gastado casi 90,000 millones de dólares en la creación de una fuerza de seguridad afgana, los talibanes fueron capaces de capturar Kabul sin disparar un solo tiro. Esperar que un año más logre lo que 20 años no han conseguido es una ingenuidad», dijo el teniente coronel retirado Daniel Davis, colaborador principal de Defense Priorities.
«Estados Unidos debería seguir agilizando la salida de los ciudadanos estadounidenses y asegurarse de que los afganos que ayudaron al ejército de EE.UU. son atendidos», dijo Davis. «Por muy lamentables que sean hoy las escenas en Kabul, poner fin a la fallida campaña de construcción nacional de 20 años sigue siendo el único curso lógico».
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