El presidente Joe Biden se reunió el martes con los líderes del Congreso tras tres meses de estancamiento sobre tema del techo de la deuda entre la Casa Blanca y el Congreso, que amenazaba con un default de las obligaciones financieras de la nación.
Tras la reunión con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y otros líderes del Congreso, Biden dijo a los periodistas que la reunión había sido «productiva» y que haría todo lo que estuviera en su mano para evitar que Estados Unidos incumpliera su obligación del pago de la deuda.
«Durante nuestra reunión dejé claro que el default no es una opción», dijo Biden. «Yo dije a los líderes del Congreso que estoy preparado para iniciar una discusión separada sobre mi presupuesto, las prioridades de gasto, pero no bajo la amenaza del impago».
«Nosotros acordamos continuar nuestras discusiones y vamos a reunirnos de nuevo el viernes», dijo Biden, añadiendo que hasta entonces, el personal de ambas partes se reunirá diariamente para discutir los progresos.
El actual límite del endeudamiento federal de Estados Unidos es de 31.4 billones de dólares, y aunque, según la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, la nación nunca antes ha incumplido el pago de su deuda, eso podría cambiar a contar de principios de junio si no se eleva el límite de endeudamiento.
«Todos en esta reunión reiteraron las posiciones en las que estaban», dijo el presidente de la Cámara de Representantes a los periodistas fuera de la Casa Blanca tras la reunión. «No vi ningún movimiento nuevo».
McCarthy señaló que tenía «esperanzas» de que las dos partes pudieran encontrar puntos en común. «Creo que lo mejor que podemos hacer es encontrar lugares en los que podamos eliminar el despilfarro, encontrar lugares en los que podamos hacer crecer esta economía y eso es exactamente lo que hace el proyecto de ley de la Cámara de Representantes».
En abril, los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron la ley «Limitar, Ahorrar, Crecer», que limitaría el gasto federal para el año fiscal 2024 a los niveles de 2022 para ayudar a compensar el aumento del techo de la deuda en 1.5 billones de dólares, o hasta marzo de 2024.
Sin embargo, la Casa Blanca rechazó la propuesta del GOP, acusando a los republicanos de la Cámara de «fabricar una crisis» y de no hacer su trabajo.
Biden acusó a McCarthy de proponer «una forma muy diferente de avanzar».
«No estoy seguro. No creo que estén seguros de lo que proponen exactamente», dijo el presidente tras la reunión, en referencia al plan republicano de recorte del gasto.
Sin embargo, no descartó una prórroga a corto plazo del techo de deuda.
«No descarto nada (…) Una cosa que descarto es el impago», dijo el mandatario, añadiendo que no aprobará recortes masivos del gasto.
Biden también dijo a los periodistas que ha habido un debate interno en la Casa Blanca sobre si es posible una acción unilateral, como invocar la 14ª Enmienda, para resolver el estancamiento de la deuda.
La sección 4 de la 14ª Enmienda establece: «La validez de la deuda pública de Estados Unidos, autorizada por ley (…) no será cuestionada».
La enmienda, que fue ratificada tras la Guerra Civil, garantiza que Estados Unidos pagará siempre sus deudas.
«No creo que eso resuelva nuestro problema ahora», dijo Biden, subrayando que la Corte debe pronunciarse al respecto.
«Mientras tanto, sin una prórroga, seguiría en el mismo lugar», explicó l presidente.
El 1 de mayo, Yellen entregó una carta (pdf) al Congreso en la que afirma que el Departamento del Tesoro podría quedarse sin medidas extraordinarias y sería incapaz de hacer frente a las obligaciones del Gobierno a contar ya desde el 1 de junio.
La Oficina Presupuestaria del Congreso hizo una predicción similar la semana pasada, indicando que las «medidas extraordinarias invocadas por el secretario del Tesoro se agotarán en junio de 2023».
A la pregunta de si confía en McCarthy, Biden afirmó que el portavoz puede carecer de flexibilidad.
«Confío en que Kevin intentará hacer lo que dice», dijo el presidente. «No sé cuánto margen de maniobra cree Kevin McCarthy que tiene a la luz del hecho de que (…) le costó 15 votos adquirir la presidencia de la cámara y que aparentemente tuvo que hacer algunas concesiones serias para conseguirlo de los miembros más extremistas de su partido».
Con la colaboración de Lawrence Wilson y Samantha Flom.
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