El presidente Joe Biden dijo el 1 de junio que no preveía que el cierre forzoso de una planta de fórmulas infantiles por parte de su administración provocaría una grave escasez de fórmulas.
«No creo que nadie haya previsto el impacto del cierre de una planta, la de Abbott», dijo Biden, refiriéndose a la planta de Sturgis, Michigan, que fue suspendida en febrero por la preocupación de que los productos fabricados allí contenían bacterias mortales.
Biden se dirigió a los periodistas en Washington tras reunirse virtualmente con los fabricantes de fórmulas, aunque ningún representante de Abbott participó en la reunión.
Después de que un periodista señalara que los directores ejecutivos con los que se reunió dijeron que entendían que el cierre afectaría al suministro, Biden respondió: «Ellos sí, pero yo no».
Tarun Malkani, director ejecutivo de Gerber, relató cómo la empresa entró en modo de crisis poco después de conocer el cierre de la planta de Abbott y comenzó a operar sus fábricas 24 horas, siete días a la semana. La empresa ha aumentado su suministro en un 60% desde que Abbott retiró voluntariamente sus productos de fórmula tras sus suspensión.
Robert Cleveland, vicepresidente senior de Reckitt, también dijo que la empresa ha aumentado la producción tras la retirada del 17 de febrero.
A pesar de que tanto la retirada como el cierre se produjeron en febrero, Biden reveló que no tuvo conocimiento del problema de suministro hasta principios de abril.
En una rueda de prensa celebrada poco después de que Biden terminara la reunión, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo: «Sé que acaba de decirlo hace unos momentos, así que tendría que hablar con él sobre la fecha de abril».
No es «raro» que los funcionarios de alto nivel estén trabajando en algo sin que el presidente sea informado, dijo Jean-Pierre.
El gobierno de Biden ha dicho que empezaron a intentar aumentar el suministro de fórmula en febrero.
El esfuerzo ha incluido la relajación de las restricciones para los productos de fuera del país que han cumplido con las normas de seguridad en otros países, incluyendo millones de botellas de fórmula de Kendamil, un fabricante británico.
Pero la escasez sigue siendo grave. La tasa de falta de existencias fue del 23% en Estados Unidos en la semana que terminó el 22 de mayo, según el IRI. Esta cifra es superior al 11% de la primera semana de enero.
Biden dijo que se necesitarán varios meses más para que la situación se normalice.
Abbott llegó a un acuerdo con los organismos reguladores de Estados Unidos a mediados de mayo que creó una vía para reabrir la planta de Sturgis, pero dijo que se necesitarían al menos dos semanas para reanudar la producción y al menos seis semanas después para que sus productos vuelvan a estar en los estantes de las tiendas.
«Sabemos que millones de padres y cuidadores dependen de nosotros y lamentamos profundamente que nuestra retirada voluntaria haya empeorado la escasez de leche de fórmula en todo el país», dijo entonces Robert Ford, director general de Abbott. «Trabajaremos duro para volver a ganar la confianza que las madres, padres y cuidadores han depositado en nuestras fórmulas durante más de 50 años».
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