El presidente Joe Biden partió el miércoles hacia Europa para tratar de unir aún más a los aliados de la OTAN en oposición a la invasión rusa y la guerra en curso en Ucrania.
El presidente viaja a Bruselas, Bélgica, para asistir a una cumbre de emergencia de la OTAN, reunirse con los líderes del Grupo de los Siete (G-7) y asistir a una cumbre del Consejo Europeo. El objetivo declarado es coordinar la siguiente fase de la ayuda militar a Ucrania e imponer nuevas sanciones económicas a Rusia.
Biden tiene previsto anunciar, junto con sus aliados, «ajustes a largo plazo» de la postura de las fuerzas de la OTAN en su flanco oriental, más ayuda humanitaria estadounidense a Ucrania y nuevos esfuerzos para reducir la dependencia europea del petróleo ruso.
A continuación, Biden visitará Polonia para reunirse con los dirigentes de ese país, que está haciendo frente a una avalancha de más de dos millones de refugiados procedentes de Ucrania.
Hasta la fecha, Estados Unidos ha destinado miles de millones de dólares en ayuda militar y humanitaria a Ucrania, al mismo tiempo que se ha coordinado con sus aliados en un esfuerzo por aislar la economía rusa. Esto ha incluido la sanción de los sistemas financieros rusos y de los individuos del círculo íntimo del presidente ruso Vladimir Putin. Estados Unidos también ha prohibido la importación de petróleo ruso y, junto con otros países del G-7, ha puesto fin al estatus de relación comercial normal de Rusia.
A su salida el miércoles, Biden dijo a los periodistas: «Todo lo que tenga que decir, lo diré cuando llegue allí», y añadió que hablaría con los medios de comunicación estadounidenses a su regreso.
Biden dijo que considera la posibilidad de una guerra química como «una amenaza real».
Este comentario se produce en medio de un tira y afloja entre funcionarios estadounidenses y rusos sobre el alcance y la finalidad de los laboratorios de investigación biológica respaldados por Estados Unidos en Ucrania.
Biden también ha advertido que Rusia está «explorando opciones» para un potencial ciberataque contra las infraestructuras críticas de Estados Unidos, y el lunes hizo una «petición para actuar» al sector privado estadounidense para que refuerce su ciberseguridad.
El presidente ha dicho en repetidas ocasiones que no tiene intención de enviar tropas estadounidenses a Ucrania para luchar y quiere evitar un aumento de la tensión que lleven a una guerra más amplia con Rusia.
Biden y altos funcionarios de la administración han admitido que la guerra en Ucrania, que ya lleva casi un mes, no «terminará fácil o rápidamente».
Pero el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan aseguró el martes a los periodistas que Rusia no logrará «subyugar a Ucrania», «aumentar el poder y el prestigio de Rusia» o «dividir y debilitar a Occidente».
Mientras tanto, Putin anunció el miércoles en una reunión gubernamental que Rusia aceptará a partir de ahora el pago de las exportaciones de gas a «países hostiles» únicamente en rublos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia comunicó al embajador de Estados Unidos en Moscú a principios de semana que el hecho de que Biden se refiriera a Putin como un criminal de guerra ha tensado los lazos entre ambos países hasta «el borde de la ruptura».
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo la noche del lunes que estaba dispuesto a discutir un compromiso de Ucrania de no solicitar el ingreso en la OTAN a cambio de un alto el fuego, la retirada de las tropas rusas y una garantía de la seguridad de Ucrania.
«Es un compromiso para todos: para Occidente, que no sabe qué hacer con nosotros con respecto a la OTAN, para Ucrania, que quiere garantías de seguridad, y para Rusia, que no quiere más expansión de la OTAN», dijo Zelenski en una entrevista con los canales de televisión ucranianos.
Con información de The Associated Press.
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