El presidente Joe Biden firmará un proyecto de ley que prohibirá todas las mercancías procedentes de la región china de Xinjiang, donde millones de uigures son obligados a trabajar en campos de concentración, según informó el martes la Casa Blanca.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, hizo el anuncio durante una sesión informativa en Washington.
«Hemos dejado claro que compartimos la opinión del Congreso de que hay que tomar medidas para que la República Popular China rinda cuentas por sus abusos contra los derechos humanos y para abordar el trabajo forzado en Xinjiang», dijo, en referencia a la República Popular China.
El proyecto de ley en cuestión se llama Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uigur. Fue aprobada por la Cámara de Representantes la semana pasada, después de que el Senado la aprobara durante el verano. Un solo legislador de ambas cámaras votó en contra del proyecto, pero no estaba claro si Biden lo firmaría.
El texto aprobado se actualizará y habrá que celebrar nuevas votaciones sobre la versión actualizada, según un acuerdo entre el senador Marco Rubio (R-Fla.) y el representante Jim McGovern (D-Mass.).
«Haremos que nuestro proyecto de ley pase por ambas cámaras y llegue al presidente Biden lo antes posible», dijo McGovern en un comunicado.
La Casa Blanca ha contribuido a los cambios, aunque Psaki no quiso dar detalles.
«Nuestro esfuerzo suele consistir en proporcionar asistencia técnica para garantizar que los proyectos de ley se puedan aplicar», dijo.
Los uigures son un grupo étnico cuya patria fue tomada por China en 1950.
Desde entonces, el Partido Comunista Chino en el poder ha intensificado sus esfuerzos para vigilar y encarcelar a los uigures, incluyendo la introducción de estrictos sistemas de capital social y el envío de millones de personas a campos de trabajo forzado que producen productos comprados por países de todo el mundo.
Funcionarios estadounidenses han descrito lo que está ocurriendo como un genocidio.
La ley de trabajos forzados ha suscitado la oposición de grandes empresas como Nike y Coca-Cola, que utilizan fábricas en Xinjiang para elaborar productos.
Un grupo bipartidista liderado por McGovern y Rubio descubrió el año pasado (pdf) que Nike, Coca-Cola y otras corporaciones como Adidas y Costco han estado vinculadas al trabajo forzado en la región.
«Las grandes empresas se benefician del problema del trabajo esclavo», escribió Rubio en Twitter este mes.
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