El 27 de julio, el presidente Joe Biden recibió en la Casa Blanca a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, por primera vez desde que la mandataria conservadora asumió el cargo el pasado otoño.
Durante la reunión bilateral, Biden elogió a Meloni por su firme apoyo y defensa contra las «atrocidades rusas».
A continuación, el presidente agradeció al pueblo italiano su apoyo a Ucrania.
“Quiero agradecerles por apoyarlos y apoyar a Ucrania. Hace una gran diferencia”, comentó Biden. “Como aliados de la OTAN, la Asociación Transatlántica es una piedra angular de nuestra seguridad compartida, y las tropas italianas están desempeñando un papel fundamental en Europa, el Mediterráneo y más allá. Junto con Estados Unidos, también se mantienen firmes con Ucrania».
Los medios de izquierda, sin embargo, han cuestionado la decisión de la Casa Blanca de invitar a Meloni después de que el presidente criticara públicamente sus opiniones de «extrema derecha» y advirtiera del aumento del autoritarismo en todo el mundo tras su elección.
«Acaban de ver lo que ocurrió en Italia en esas elecciones», dijo Biden refiriéndose a las elecciones italianas del año pasado. «Están viendo lo que está ocurriendo en todo el mundo. Y la razón por la que me molesto en decirlo es que tampoco podemos ser optimistas sobre lo que está pasando aquí”.
Durante la conferencia de prensa del 26 de julio, los reporteros insistieron a la Casa Blanca acerca de si la opinión del presidente sobre la Sra. Meloni había cambiado.
«Tiene una buena relación con la primera ministra Meloni, y ha disfrutado trabajando con ella», dijo John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional. «Se llevan bastante bien, sobre todo en cuestiones de política exterior. Y nuevamente, el presidente espera con ansias esta visita”.
El presidente señaló que Italia será sede de la cumbre del Grupo de los Siete (G7) del próximo año.
“Espero que sea amable conmigo como presidente”, bromeó Biden durante la reunión.
La Sra. Meloni agradeció al Sr. Biden por su “amistad” y “hospitalidad”.
Dijo que las naciones occidentales han demostrado que pueden confiar unas en otras mucho más de lo que muchos suponían.
Según la Casa Blanca, ambos líderes se reunieron para reafirmar la sólida relación bilateral y discutir desafíos compartidos como China, la guerra de Rusia en Ucrania, los acontecimientos en el norte de África y el cambio climático.
“El presidente ha estado esperando esta visita con muchas ganas», dijo Kirby a los periodistas el 26 de julio. «Estados Unidos e Italia son estrechos aliados de la OTAN y socios del G7. Somos importantes socios comerciales. Y hay lazos muy fuertes entre nuestros dos pueblos».
A continuación elogió la ayuda militar, económica y humanitaria de Italia a Ucrania.
Desde que la Sra. Meloni asumió el cargo el año pasado, los dos líderes se han reunido en varias ocasiones, incluyendo la Cumbre del G20 en Bali, la Cumbre del G7 en Hiroshima, y la Cumbre de la OTAN en Vilnius.
La Sra. Meloni es descrita por los medios liberales como la “primera nacionalista de extrema derecha” en liderar Italia desde Benito Mussolini. Ha sido criticada por sus políticas internas, incluidas las posturas duras sobre la migración, los derechos LGBT y la «ideología woke», y se le considera estrechamente alineada con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban. Un artículo reciente del New York Times llamó a la Sra. Meloni “una versión italiana” del expresidente Donald Trump, quien pronunció un discurso a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Estados Unidos el año pasado.
Italia saldrá de la Franja y la Ruta
En marzo de 2019, Italia firmó un memorando de entendimiento con China sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta, convirtiéndose en la primera gran economía europea en unirse al controvertido proyecto de infraestructura.
La Sra. Meloni ha sido una abierta defensora de los valores democráticos y una crítica de las violaciones a los derechos humanos en China. Recientemente insinuó que Italia pronto podría retirarse de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI).
No está claro si Washington tuvo alguna influencia en esta decisión. Kirby se negó a realizar comentarios sobre el anuncio de la Sra. Meloni y señaló que es “su decisión soberana”.
“Pero se está volviendo cada vez más obvio”, agregó, “que cada vez más países de todo el mundo están viendo los riesgos y, francamente, la falta de recompensa por las asociaciones económicas con China”.
La BRI, la iniciativa de desarrollo de infraestructura global multimillonaria del Partido Comunista Chino (PCCh), ha sido criticada durante mucho tiempo por endeudar a las naciones anfitrionas, descuidar los impactos ambientales locales y exportar mano de obra china en lugar de crear empleos locales. Los expertos suelen referirse a la BRI como “diplomacia de la trampa de la deuda”, ya que el PCCh confisca activos cuando los países no pagan los préstamos, ampliando así el alcance estratégico y militar de China.
El año pasado, los países del G7 propusieron un nuevo programa de inversión en infraestructuras para los países en desarrollo con el fin de competir con la BRI de China. Según Kirby, el programa, conocido como Asociación para la Infraestructura y la Inversión Globales (PGII, por sus siglas en inglés), es una buena alternativa a la BRI.
“Esta es una buena alternativa y está ganando terreno. Vamos a seguir invirtiendo en él y animando a nuestros socios a que también lo hagan», afirmó Kirby.
Hasta ahora, Italia es el único país del G7 que se ha sumado al programa chino de infraestructura, y los críticos afirman que el acuerdo permitirá a Beijing tomar el control de tecnologías sensibles e infraestructuras esenciales.
Según Derek Scissors, investigador principal del American Enterprise Institute (AEI) y experto en China, la decisión de Italia de salir de la BRI no es realmente lo que importa.
«Italia puede aceptar o rechazar los proyectos chinos que quiera, estén o no en el BRI», declaró a The Epoch Times.
Señaló, sin embargo, que la decisión de Italia demuestra que el país europeo ha cambiado su visión sobre China debido a las rigurosas medidas de cero-COVID y al liderazgo del régimen comunista.
«Significa que Italia se ha vuelto más escéptica respecto a las inversiones chinas», afirmó Scissors. «Ese cambio es lo que importa».
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