La decisión de la administración Biden, tras varios meses de debate interno sobre incluir municiones de racimo como parte de su nuevo paquete de ayuda de 800 millones de dólares a Ucrania, está recibiendo la oposición del Congreso entre los miembros de su propio partido, que, por otro lado, son aliados en el apoyo que el gobierno otorga a Kiev en la guerra de Rusia.
Los congresistas demócratas condenaron la decisión en sus posteos de sus páginas web y Twitter.
La representante Chrissy Houlahan (D-Pa.), una veterana de la Fuerza Aérea, ha apoyado firmemente la política del gobierno hacia Ucrania, pero cree que armar a Ucrania con munición de racimo es un error.
«Desde el comienzo de la injusta guerra de Rusia, he sido uno de los miembros del Congreso que más se ha manifestado a favor de proporcionar a Ucrania los recursos y sistemas de armamento que necesita para defenderse y defender su soberanía», declaró Houlahan.
«Yo creo que una victoria de Ucrania es una victoria esencial para las democracias de todo el mundo, pero esa victoria no puede producirse a expensas de nuestros valores estadounidenses y, por tanto, de la propia democracia. Las municiones de racimo no discriminan (objetivos), por lo que me opongo firmemente a proporcionar estas armas a Ucrania».
Armas controvertidas
Utilizadas por primera vez en la Segunda Guerra Mundial, las municiones de racimo —también llamadas bombas de racimo— son contenedores que se abren en el aire y dispersan desde unas pocas docenas hasta 600 explosivos, a veces llamados bombetas, en decenas de miles de metros cuadrados de territorio. Las municiones pueden lanzarse desde aviones o mediante ataques de artillería y misiles.
Estas municiones de racimo son controvertidas.
Aunque las bombetas están pensadas para explotar con el impacto, muchas no lo hacen, permaneciendo activas durante años y pueden detonar cuando los civiles, incluidos los niños (que pueden confundirlas con juguetes), entran en contacto con los explosivos. Además, un alto porcentaje de las bombas de racimo flotan libremente, no están dirigidas con precisión, y pueden caer en zonas civiles.
En sus declaraciones del 7 de julio, en las que anunciaba que Estados Unidos suministraría municiones de racimo a Ucrania, el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, se refirió a los riesgos para la población civil, argumentando al mismo tiempo que las consecuencias de no suministrar las armas serían peores.
«Así que, la conclusión es la siguiente: nosotros reconocemos que las municiones de racimo crean un riesgo de daños a la población civil debido a las municiones sin estallar», declaró Sullivan. «Por eso aplazamos la decisión todo el tiempo que pudimos.
«Pero también existe un enorme riesgo de daños civiles si las tropas y los tanques rusos arrollan las posiciones ucranianas y toman más territorio ucraniano y someten a más civiles ucranianos. Porque Ucrania no tiene suficiente artillería».
Estados Unidos, Ucrania y Rusia no se encuentran entre las 123 naciones que son signatarias o estados parte de la Convención sobre Municiones en Racimo (CCM), un tratado internacional establecido en 2008 que «prohíbe todo uso, almacenamiento, producción y transferencia de municiones en racimo». Veintitrés de los Estados parte de la CCM son aliados de Estados Unidos en la OTAN.
Según los informes, tanto Rusia como Ucrania han utilizado municiones de racimo en el conflicto actual.
Algunos demócratas se oponen enérgicamente
Una de las preocupaciones generales de los demócratas es que el suministro de bombas de racimo a Ucrania convierta a Estados Unidos en cómplice de delitos humanitarios, al ceder en cuanto a autoridad moral de su participación en un conflicto que se considera en general resultado de una agresión rusa.
La representante Betty McCollum (D-Minn.) es otra legisladora que cree que Estados Unidos debería ayudar a Ucrania, pero no con municiones de racimo.
«La decisión de la administración Biden de transferir municiones de racimo a Ucrania es innecesaria y un terrible error», declaró McCollum. El Congreso ha sido claro al prohibir la transferencia de cualquier munición de racimo con tasa de fallo superior al 1 por ciento».
«Permitir legar municiones de racimo estadounidenses al campo de batalla de Ucrania socava nuestra autoridad moral y coloca a Estados Unidos en una posición que contradice directamente a 23 de nuestros aliados de la OTAN que se han unido a la Convención sobre Municiones en Racimo».
Las representantes, Ilhan Omar, de Minnesota, y Sara Jacobs, de California, dijeron que presentarán una enmienda al proyecto de ley anual de defensa nacional para prohibir que Estados Unidos venda municiones de racimo.
«Las municiones de racimo son ilegales según el derecho internacional. Un total de 123 países han ratificado la convención para prohibir su uso en cualquier circunstancia, incluidos casi todos nuestros aliados», dijo Omar.
«No es difícil entender por qué. Debido a que las bombas de racimo esparcen múltiples bombas pequeñas sobre una gran área, estas matan a civiles tanto durante un ataque como después. Hace poco estuve en Vietnam, donde oí de primera mano como civiles inocentes siguen muriendo a causa de las municiones de racimo estadounidenses cincuenta años después de que terminara el conflicto. Allí se encuentran decenas de miles de explosivos cada año», añadió la representante.
«Yo sigo apoyando firmemente ayudar a Ucrania a hacer frente a la brutal guerra de agresión de Rusia. Pero las municiones de racimo no ayudarán», escribió el representante Jim McGovern (D-Mass.) en un tuit.
«Son armas que no discriminan (objetivos), que dispersan cientos de bombetas que pueden viajar mucho más allá de los objetivos militares y herir, mutilar y matar a civiles, mucho después de que el conflicto haya terminado».
Condena de organizaciones de derechos humanos
Los demócratas que se han pronunciado se hacen eco de las preocupaciones de las organizaciones de derechos humanos que han estado vigilantes y han intentado impedir que el gobierno de Biden decida suministrar municiones de racimo a Ucrania.
El 16 de junio, una coalición de 38 organizaciones de ayuda humanitaria —entre ellas Amnistía Internacional EE.UU., Médicos por los Derechos Humanos, UNICEF EE. UU. y Oxfam América— envió una carta al presidente Joe Biden en la que denunciaban el hecho que Estados Unidos estuviera considerando suministrar a Ucrania este tipo de armamento.
«Las municiones de racimo han sido utilizadas repetidamente por el ejército ruso desde su invasión a gran escala en febrero de 2022, con efectos devastadores sobre la población civil y los bienes de carácter civil, incluidos hogares, hospitales y escuelas, según Human Rights Watch», escribió la coalición.
«El ejército ucraniano también ha utilizado municiones de racimo en múltiples ocasiones. El 8 de abril de 2022, un ataque con municiones de racimo por parte de Rusia mató al menos a 58 civiles e hirió a más de 100 en la ciudad de Kramatorsk —este es solo uno de los cientos de ataques con municiones de racimo documentados, denunciados o presuntamente creíbles en Ucrania desde la invasión de 2022».
«Estados Unidos no debe ser cómplice del uso de estas armas que no discriminan» los objetivos.
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