El presidente Joe Biden habló el domingo sobre la grandeza de Estados Unidos durante una celebración en la Casa Blanca por el Día de la Independencia.
“Hoy celebramos a Estados Unidos; nuestra libertad, nuestra independencia”, dijo Biden con optimismo a una multitud de alrededor de 1000 invitados, en su mayoría trabajadores esenciales y familias militares, reunidos en el jardín sur de la Casa Blanca para celebrar la fiesta nacional.
“El 4 de julio es un día sagrado en nuestro país. Un día de historia, de esperanza, recuerdo y determinación, de promesas y posibilidades”.
El presidente dijo que Estados Unidos es un país único donde la independencia de pensamiento ha permitido el nacimiento de una nación que se esfuerza continuamente por lograr el sueño de Martin Luther King Jr. de «una tierra prometida» donde la igualdad «dotada por su Creador» no es solo una aspiración sino una realidad.
“Piense en esto, uno de los grandes dones [del espíritu de independencia] es nuestra capacidad de vernos completos y vernos a nosotros mismos con honestidad”, dijo el presidente. “Lo que hicimos bien, lo que hicimos mal. Es una medida de la grandeza de Estados Unidos. Somos una gran nación”.
«No buscamos enterrar los errores, los afrontamos. Trabajamos para corregirlos», dijo sobre el modo estadounidense de transparencia, superación y renovación.
“Si bien nunca hemos cumplido plenamente con esas palabras, nunca hemos renunciado a ellas. Continúan animándonos”, dijo. “Y nos recuerdan que, en el mejor de los casos, nosotros, como estadounidenses, creemos en la honestidad y la decencia, en tratar a todos con dignidad y respeto, darles a todos una oportunidad justa, no demonizar a nadie, no dar al odio ningún puerto seguro y no dejar a nadie atrás”.
“Lideramos con el poder de nuestro ejemplo, no con el ejemplo de nuestro poder. Y somos parte de algo mucho más grande que nosotros. Somos una señal para el mundo”.
Biden elogió el ideal de la igualdad estadounidense (que históricamente ha contrastado con la igualdad de resultados de otros países como la China comunista) y lo calificó como la «idea más poderosa en la historia del mundo».
“Todos somos iguales, creados iguales. [Eso] fue escrito hace mucho tiempo”, dijo Biden mientras describía tales palabras como un credo estadounidense» atemporal «que une a los estadounidenses.
“La genialidad es que cada generación de estadounidenses ha expandido [esta idea] cada vez más, para incluir a los que antes estaban excluidos. Por eso nunca ha acumulado polvo en nuestros libros de historia. Todavía está viva hoy, viva en nuestros corazones, viva en el trabajo de nuestras manos, viva no solo en la historia que leemos, sino en la historia que estamos haciendo”.
«Tenemos que luchar por ello»
Pero su discurso no fue del todo optimista. Biden también señaló a sus compatriotas estadounidenses que él cree que le corresponde a «cada estadounidense» «luchar» por la democracia y su modo de vida.
“La defensa de todo lo que amamos no recae solo sobre sus hombros”, dijo en declaraciones dirigidas a las familias de militares y les agradeció su servicio y sacrificio.
“Todos los días, se nos recuerda que no hay nada garantizado sobre nuestra democracia, no hay nada garantizado sobre nuestra forma de vida. Tenemos que luchar por ella, defenderla, ganárnosla”.
Los demócratas y los republicanos tienen diferentes percepciones de los problemas que enfrentan los sistemas de votación de Estados Unidos: los demócratas afirman que las objeciones de los republicanos a la votación por correo son esfuerzos para suprimir los votos, y los republicanos afirman que la votación por correo abre las puertas para un riesgo demasiado grande de alteración a los votos.
Regreso a la normalidad
Biden también reconoció que, si bien «Estados Unidos se está recuperando», el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) aún no ha sido derrotado. El mandatario promocionó la «ciencia» y las vacunas anti-COVID como la solución que hará que los legisladores promulguen políticas en las que el virus «ya no controle nuestras vidas». Instó a la gente a vacunarse como una acción «patriótica» para protegerse contra el virus.
Poco más del 50 por ciento de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna anti-COVID.
Preocupada por la propagación de la variante Delta, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, anunció antes del evento que la Casa Blanca requeriría que todos los invitados se hicieran la prueba unos días antes y que aquellos que no estuvieran completamente vacunados necesitarían usar mascarillas.
La Administración Biden había dicho en meses anteriores que esperaba que para el Día de la Independencia los estadounidenses pudieran tener algo semejante a un regreso a la normalidad. Biden dijo en su discurso que el 4 de julio de este año fue «un día de celebración especial» donde los estadounidenses volvieron a salir a las calles, a estadios animando a sus equipos deportivos favoritos, con los abuelos abrazando a sus nietos, abrieron las empresas y se hicieron contrataciones de nuevo.
El tema de la Casa Blanca para el fin de semana festivo, «Estados Unidos de nuevo juntos», se alineó con una campaña televisiva del Comité Nacional Demócrata (CND) la semana pasada que declaró que el país está retomando sus dinámicas.
El CND también anunció vuelos de aeronaves sobre playas en Wisconsin, Georgia, Carolina del Sur y partes de Florida que harían exhibiciones con pancartas que decían «Estados Unidos ha vuelto a unirse gracias a Biden y a los demócratas».
Biden también continuó con sus llamados a la unidad.
«Saben, la historia nos dice, cuando nos unimos, cuando nos unimos en una causa común, cuando nos vemos no como republicanos o demócratas sino como estadounidenses, entonces simplemente no hay límite para lo que podemos lograr».
Sin embargo, los demócratas en el Congreso y los nombrados por la administración Biden han recibido críticas por una continua falta de bipartidismo y pocas oportunidades para construir la unidad política, con senadores impulsando numerosos proyectos de ley a través de ambas cámaras del Congreso con poco apoyo republicano, y una decisión reciente del Departamento de Justicia para revisar la necesidad de una Ley de Prevención del Terrorismo Nacional de 2021 que, según muchos republicanos, está sesgada hacia los partidarios del expresidente Donald Trump involucrados en la irrupción al Capitolio de EE.UU. el 6 de enero.
Con información de Associated Press.
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