El expresidente brasileño Jair Bolsonaro tiene previsto regresar este jueves a Brasil, después de permanecer tres meses en Estados Unidos, y encabezará la oposición al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
El líder conservador llegará previsiblemente en un vuelo regular al aeropuerto de Brasilia a las 7.10 hora local (10.10 GMT) procedente de Orlando, donde ha residido desde el 30 de diciembre, según anunció su formación, el Partido Liberal (PL).
Desde allí, se dirigirá a la sede del PL, donde será recibido en un acto privado por su esposa Michelle y por autoridades de esa fuerza política en la que, a partir de la semana que viene, asumirá el cargo de presidente de honor.
Bolsonaro no tiene previsto ofrecer discursos públicos ni en el aeropuerto ni en la sede del PL, aunque es probable que sus seguidores se acerquen para darle la bienvenida en esos lugares o en la mansión donde va a residir, cedida por el PL y a la que ya se mudó Michelle en febrero.
Un fuerte esquema de seguridad
Las autoridades regionales de Brasilia han anunciado que este jueves establecerán bloqueos en torno a los edificios públicos en la Explanada de los Ministerios, donde se encuentran las sedes de los tres poderes, para evitar disturbios.
El pasado 8 de enero, miles de manifestantes causaron cuantiosos daños en las sedes de la Presidencia de la República, del Congreso Nacional y del Tribunal Supremo perpetrado una semana después de la investidura de Lula.
A pesar de ello, el gobierno de Lula aseguró este miércoles que no tiene ningún tipo de «preocupaciones» con el eventual regreso del líder de la derecha.
«El Gobierno y el presidente Lula no tienen opinión ni ninguna preocupación» con la vuelta al país de «un ciudadano que se dice de oposición», aseguró el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha.
En una entrevista concedida esta semana, Bolsonaro dijo que «jamás» pasó por su cabeza dar un golpe de Estado.
«Si quisiera dar un golpe, lo hubiera dado mientras era presidente, pero jamás pasó por nuestra cabeza», afirmó Bolsonaro en alusión a los sucesos del 8 de enero, cuando él ya se encontraba en su retiro en Florida, donde ha estado rodeado del apoyo de sus seguidores entre la numerosa comunidad brasileña en Orlando.
Tres meses de retiro en EE.UU.
Bolsonaro llegó a Orlando dos días antes de dejar el poder con un visado especial A-1 para un mes de estancia que cambió antes de que venciera, por otro de turista para seis meses.
Durante su estancia en Orlando, Bolsonaro se ha hospedado en casa de un luchador de artes marciales mixtas, José Aldo, y ha hecho una vida normal con visitas a supermercados, restaurantes y templos, según los videos colgados en las redes por sus seguidores.
También tuvo un encuentro multitudinario con sus seguidores, que le gritaron «quédate, quédate», en un restaurante de Orlando y participó como orador principal en un foro político conservador en Miami, en el que se reunió con Donald Trump.
Desde su llegada a Estados Unidos, prometió que regresaría a Brasil.
En estos meses la Justicia de Brasil le ha incluido en una investigación sobre los sucesos del 8 de enero, que tramita en la Corte Suprema.
En las últimas semanas, los jueces han abierto otro caso por unos regalos de joyas que recibió por parte de Arabia Saudí y que no declaró en la aduana.
La Policía Federal ya lo convocó para el próximo 5 de abril a declarar sobre el asunto, según medios locales, aunque los abogados del exmandatario podrían pedir postergar ese trámite.
En el Supremo permanecen cinco procesos, pero en los tribunales de primera instancia, ahora como ciudadano común, tramita una decena de causas, aunque de momento no está formalmente imputado en ningún caso.
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