El incendio forestal más grande de California en lo que va del año fue rodeado significativamente el 3 de junio tras calcinar una franja de pastizales montañosos entre la Bahía de San Francisco y el Valle Central.
El Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California informó de que el incendio de Corral había sido contenido en un 75% tras calcinar más de 22 millas cuadradas durante el fin de semana. Una casa quedó destruida y dos bomberos resultaron heridos.
El incendio, provocado por el viento, se declaró el 1 de junio por la tarde en terrenos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, uno de los principales centros científicos y tecnológicos del país en materia de armamento nuclear. Se estaba investigando la causa.
A miles de personas en el área, incluidas partes de la ciudad de Tracy en el condado de San Joaquín, se les ordenó que se dirigieran a centros de evacuación el sábado. Las órdenes de evacuación se levantaron cuando la mejora del tiempo permitió a los bomberos avanzar para sofocar las llamas.
El incendio forestal no representó ninguna amenaza para las instalaciones u operaciones del laboratorio, dijo el portavoz de Lawrence Livermore, Paul Rhien, en un comunicado a The Associated Press la madrugada del domingo.
California ha tenido años húmedos consecutivos que pusieron fin a la sequía, pero dieron lugar al crecimiento de la vegetación. El pronóstico de Cal Fire para 2024 señalaba que el aumento de la sequía de mediados de mayo a junio podría provocar más incendios pequeños y la posibilidad de incendios mayores en función del viento. El incendio de Corral es, con diferencia, el mayor de los más de 1200 incendios forestales que se han registrado en lo que va de año.
Los avances en la lucha contra el incendio de Corral coinciden con los pronósticos de una importante ola de calor. El Servicio Meteorológico Nacional ha emitido advertencias de «condiciones peligrosamente calurosas» en todo el Valle Central desde el martes hasta el jueves.
Aunque este incendio está casi contenido, en general, el fuego arde más cuando hace más calor, dijo Jacob Bendix, profesor emérito del departamento de geografía y medio ambiente de la Universidad de Syracuse. Agregó que los fuertes vientos pueden desplazar las brasas a través de las autopistas. La sequía contribuye a las temporadas de incendios peligrosos, pero paradójicamente, los años más húmedos también pueden hacerlo.
«La otra cara de la moneda es que la humedad también favorece el crecimiento», explica. En algunos lugares, un invierno húmedo que haga florecer la vegetación puede acabar agravando las futuras temporadas de incendios cuando todas esas plantas se sequen y se conviertan en combustible.
Suele haber menos incendios cuando el manto de nieve se derrite gradualmente a lo largo del verano, pero con el aumento general de las temperaturas, una mayor parte de la nieve tiende a caer en forma de lluvia y el manto de nieve que se acumula se derrite antes. Esto también ha sido un problema en años anteriores, afirmó.
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