Brasil se retiraría de la ONUDI, analistas cuestionan la influencia de China en la agencia de la ONU

Los países occidentales se mostraron preocupados debido a que la ONUDI esté siendo utilizada por Beijing para promover su iniciativa “Un Cinturón, Una Ruta”. Representante de Brasil niega que Brasil deje el organismo.

Por John Phillips - La Gran Época
25 de octubre de 2018 6:22 PM Actualizado: 02 de noviembre de 2018 4:33 PM

Brasil podría distanciarse del régimen chino si el candidato favorito en las encuestas, Jair Bolsonaro, abierto crítico de Beijing, gana las elecciones este fin de semana, aunque un alto diplomático brasileño negó las persistentes especulaciones de que su gobierno podría retirarse de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), controlada por China.

Diplomáticos de la Unión Europea radicados en Viena han especulado que Brasil, que ha estado reduciendo sus compromisos con organizaciones internacionales, dejaría la ONUDI de manera inminente, con una deuda.

Sin embargo, el embajador de Brasil ante las agencias de la ONU en Viena, André João Rypl, ha negado rotundamente que Brasil esté planeando salirse de la ONUDI e insistió en que Brasil ya casi ha saldado su deuda.

«Ahora tenemos solo un pequeño residuo que corresponde a una fracción de la contribución de 2017 (aproximadamente un millón de euros). La contribución de 2018 (junto con el residuo de 2017) debería abonarse a fines de diciembre. Según la ley brasileña, toda contribución vence el último día hábil del año, así que no estamos atrasados con el pago de 2018».

El embajador agregó que Brasil sigue activo en la ONUDI y señaló que «por ejemplo, en noviembre próximo, organizaremos un seminario sobre Diplomacia y Tecnología en Brasilia con un primer orador de la ONUDI».

Sin embargo, muchos países occidentales están preocupados de que la ONUDI esté siendo utilizada por Beijing para promover sus dudosas políticas de desarrollo, como su iniciativa Un Cinturón, Una Ruta (OBOR), a nivel mundial. Si gana Bolsonaro, podría revisar su política sobre la ONUDI junto con otros temas de políticas con China, un importante socio comercial, dicen las fuentes en Viena. Bolsonaro ha retratado a China como un predador que busca controlar sectores clave de la economía de Brasil.

“China está haciendo de la ONUDI un infierno, y la está utilizando abiertamente para implementar OBOR en todo el mundo”, remarcó la fuente diplomática, quien habló con la condición de mantener el anonimato.

China comenzó formalmente OBOR en 2013, revelando un ambicioso plan para unir a China por mar y tierra con más de 60 países de Asia, Europa y África.

Li Yong, exviceministro chino del Ministerio de Finanzas de China, ha sido director general de la ONUDI desde 2013; su mandato termina en diciembre de 2021.

En septiembre de 2017, la ONUDI organizó en Viena una conferencia internacional sobre OBOR, junto con el Centro Financiero para la Cooperación Sur-Sur, dirigido por un ex alto funcionario bancario chino, Cai E’sheng.

Altos funcionarios de la ONU, incluyendo al secretario general António Guterres, describieron reiteradamente al OBOR como un pilar crucial en un plan patrocinado por la ONU para reducir la pobreza mundial para 2030.

Trabajadores de la construcción de Sri Lanka trabajan en una carretera en Colombo el 5 de agosto de 2018. El banco central de Sri Lanka anunció el 3 de agosto que había obtenido un préstamo chino de mil millones de dólares, ya que la isla, un eslabón clave en la ambiciosa iniciativa de Beijing ‘Un Cinturón, Una Ruta’, desarrolló relaciones más estrechas con China. (Lakruwan Wanniarachchi/AFP/Getty Images)

La iniciativa china tiene un “inmenso potencial” y promete un mayor acceso al mercado para los “países que anhelan integrarse más en la economía mundial”, declaró Guterres en un discurso ante el Foro ‘Un Cinturón, Una Ruta’ en Beijing en mayo de 2017.

Pero Beijing enfrenta crecientes críticas por colocar una carga de deuda insostenible sobre naciones empobrecidas y alimentar la preocupación de que el programa OBOR es un caballo de Troya para proyectar los intereses económicos y militares de China, y que el programa está atrapado en una corrupción generalizada.

Funcionarios del Gobierno de Kirguistán fueron acusados de conspirar con contratistas chinos para malversar fondos OBOR mediante sobreprecios masivos de los costos del proyecto; dos ex primeros ministros fueron arrestados por cargos de soborno.

En Sri Lanka, el puerto de Hambantota fue idea del entonces presidente Mahinda Rajapaksa. Mientras la isla estaba aislada internacionalmente después de una dura represión militar contra los Tigres Tamiles separatistas, que incluyó violaciones masivas de los derechos humanos, Rajapaksa se acercó a China en busca de préstamos. Grandes sumas de dinero habrían salido del fondo de construcción del puerto chino hacia la campaña electoral de Rajapaksa, informaron los medios de comunicación extranjeros. Sin embargo, a pesar del apoyo chino, perdió las elecciones.

También se plantearon preguntas sobre las inversiones chinas que fomentarían la corrupción en Pakistán, Malasia y las Maldivas. El anterior gobierno de Malasia, liderado por la coalición del Frente Nacional, terminó este año.

El nuevo gobierno de Malasia revisó lo que considera acuerdos unilaterales OBOR firmados por la administración anterior y canceló varios contratos.

“Tal estupidez nunca antes se había visto en la historia de Malasia”, declaró el Primer Ministro de Malasia, Mahathir Mohamad.

Además de la ONUDI, el control chino del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) ha desempeñado un papel importante en la promoción del OBOR. Desde 2007, China ha ocupado el primer lugar en el DAES, que antes se consideraba un remanso de las Naciones Unidas, donde se celebraban conferencias y se elaboraban estudios de casos económicos para los países subdesarrollados. El actual jefe del DAES es el exembajador chino ante las Naciones Unidas, Liu Zhenmin.

En 2016, Helen Clark de Nueva Zelanda, entonces directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), firmó el primer memorando de entendimiento con China, prometiendo cooperación en el OBOR. Clark estaba en campaña para convertirse en la secretaria general de la ONU y buscaba el apoyo de China en la votación, señaló la revista Foreign Policy. Sin embargo, ella niega firmemente apoyar al OBOR con el fin de promover su ambición de dirigir las Naciones Unidas.

El exsecretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, advirtió en marzo que las “prácticas depredadoras de préstamos” chinas fomentan la dependencia de las naciones africanas y “socavan su soberanía”. Funcionarios de la UE y líderes europeos también expresaron su preocupación por las consecuencias geopolíticas del aumento de inversiones chinas en el sur de Europa.

Estados Unidos se retiró de la ONUDI en 1996. Gran Bretaña se retiró de la ONUDI en 2012 después de que su Revisión de la Ayuda Multilateral de 2011 concluyera que no había “pruebas de que la ONUDI tuviera un impacto significativo en la pobreza mundial” y que el organismo estaba acosado por “una amplia gama de debilidades organizativas que incluían una transparencia limitada, una presentación de informes deficientes sobre los resultados y una gestión financiera deficiente”, y que era una duplicación de otras organizaciones de las Naciones Unidas.

Observadores de la ONU consideran que la promoción que China hace de sus intereses a través de la ONUDI y el DAES de la ONU forma parte de una apropiación más amplia por parte de Beijing de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales, resaltado por la negativa de Interpol a permitir que Taiwán asista a una conferencia en Dubai en noviembre, y por el bloqueo de la isla para que no pueda participar en una reciente reunión de la Asamblea de la Organización de Aviación Civil Internacional de las Naciones Unidas.

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