Al menos 16 provincias de China continental experimentaron recientemente una nueva ola de brotes de COVID-19.
En el norte de China se aplicaron restricciones más estrictas, que incluyen el cierre de las operaciones manufactureras, comerciales y de los puertos fronterizos junto con la suspensión de los servicios básicos y del transporte. A la población no se le permite entrar y salir de las ciudades, lo que deja a los viajeros varados y a algunos residentes incluso con dificultad para acceder a los alimentos.
El medio de comunicación de China continental, Heilongjiang Daily, informó el 28 de octubre que la epidemia de COVID-19 en China refleja una situación grave ya que se propaga desde múltiples puntos. Según los informes oficiales, el 27 de octubre se confirmaron cuatro nuevos casos de transmisión local en Heilongjiang.
Uno de los casos confirmados es un nativo de la ciudad que fue diagnosticado en el Hospital de Medicina Tradicional China de Heihe, dijo el 28 de octubre a la edición china de The Epoch Times un residente local de apellido Wang, que vive en la calle Sur de la ciudad de Heihe, en la provincia de Heilongjiang.
«Los habitantes de la zona sabemos algo, pero no nos atrevemos a decirlo abiertamente. Es la segunda vez este año que la ciudad está bloqueada. Desde ayer (27 de octubre) por la mañana, toda la ciudad está cerrada y todos los comercios también», dijo Wang, añadiendo que toda la ciudad está siendo sometida a una segunda ronda de pruebas de ácido nucleico y se escuchan planes de al menos otras cinco rondas de pruebas adicionales.
Los funcionarios de la ciudad de Heihe anunciaron el 27 de octubre que la ciudad implementaría lo que serían sus controles más estrictos sobre la comunidad urbana a partir de la medianoche del 28 de octubre. A excepción de algunos departamentos esenciales, como los de agua, electricidad, calefacción por gas y comunicación y seguridad, se suspendieron todas las actividades. Salvo el personal de algunos departamentos aprobados por el gobierno, no se permite a los individuos salir al exterior. Los supermercados, almacenes, tiendas de comestibles y farmacias solo abren durante un horario comercial limitado. Las personas y los vehículos tienen prohibido entrar o salir de la ciudad a menos que las autoridades lo consideren necesario, y los servicios de transporte, como los autobuses y taxis, también se interrumpieron. Los medios de comunicación locales dijeron el 29 de octubre que también se cancelaron algunos vuelos y trenes.
The Epoch Times obtuvo un vídeo que muestra un lugar de pruebas masivas de detección de COVID-19 en la ciudad de Heihe el 27 de octubre.
Jiamusi, otra ciudad de Heilongjiang cercana a la frontera rusa, recurrió a un cierre de emergencia de siete días, que durará hasta el 3 de noviembre. La ciudad prohibió la entrada de turistas. Las autoridades locales también anunciaron restricciones más estrictas a las reuniones y prohibieron que la población visite las residencias de ancianos y los hospitales psiquiátricos.
A partir del 28 de octubre no se permite la venta de todos los medicamentos para el resfriado, la fiebre, la tos, bajar la temperatura y la desintoxicación, dijo a The Epoch Times un empleado de una farmacia del distrito de Xiangyang, en la ciudad de Jiamusi.
«Si se tienen síntomas de resfriado y fiebre, hay que ir al hospital para que lo comprueben», dijo el funcionario y añadió que no estaban seguros de cuándo se levantaría la prohibición de la venta.
Recientemente un grave brote de COVID-19 se extendió por Mongolia Interior, siendo Banner de Ejina el centro de la epidemia. El 29 de octubre, los ciudadanos de la ciudad fronteriza de Ceke dijeron a los periodistas que habían cerrado el puerto de entrada, así como la capital de Hohhot. Ambos son puertos importantes encargados del suministro de carbón para el resto de China.
Un residente local de apellido Li, dijo a The Epoch Times el 27 de octubre que la zona permanecía bloqueada por más de diez días.
«La escuela de Quanqi lleva cerrada desde el 17 de octubre, y las fábricas y las tiendas están cerradas. No se permite salir a nadie», dijo Li. «El puerto de Ceke sirve principalmente para importar carbón y ahora está totalmente cerrado», añadió.
Otro residente, Bai, dijo que bajo el continuo cierre no hay más comida para muchos hogares y decenas de miles de turistas permanecen varados.
Dado que el régimen comunista chino ha ocultado sistemáticamente la situación real de la epidemia de COVID-19 en China desde el inicio del brote en Wuhan, las estadísticas oficiales pueden no reflejar el número real de casos y muertes.
Con información de Hong Ning, Gu Xiaohua y Zhao Fenghua
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