La Comisión Europea prevé que la política china de subsidios a su industria de tecnologías limpias tenga un impacto sobre el sector en la Unión Europea mayor del que espera de las políticas de ayudas estadounidenses y aboga por un enfoque más firme frente a este tipo de prácticas.
Así lo recoge en un informe publicado este martes sobre las inversiones en tecnologías limpias en Europa, en el que reconoce que no puede estimar todavía el efecto que ha tenido la Ley de Reducción de Inflación aprobada por Estados Unidos en 2022 y que canalizará al menos 369,000 millones de euros (390,734 millones de dólares) en ayudas públicas a las empresas del sector en su territorio en la próxima década.
Aunque el documento se centra en el impacto de las medidas estadounidenses, la Comisión subraya que «otros actores, en particular China, también tienen programas activos de ayudas públicas que probablemente tendrán un impacto mayor sobre la competitividad del sector de las tecnologías limpias en la UE».
Bruselas recuerda que acaba de abrir por propia iniciativa una investigación sobre los subsidios chinos a vehículos eléctricos y que seguirá «vigilando» otros sectores y analizando pruebas sobre supuestas prácticas desleales que le transmita la industria u otras fuentes.
Sin embargo, el desencadenante de la mayor atención que la UE está dedicando al sector de las tecnologías limpias fue la ley de subsidios verdes estadounidenses, que privilegia la producción local con medidas que algunos países consideran discriminatorias e hizo temer a los Veintisiete una fuga de inversiones desde Europa hacia Estados Unidos.
El análisis publicado hoy por el Ejecutivo comunitario a petición de los Estados miembros señala que «su efecto macroeconómico en Europa ha sido hasta ahora limitado», pero reconoce que el impacto a largo plazo «es difícil de evaluar en este momento», en particular en lo que concierne a la industria europea.
Esto se debe sobre todo a que llevará tiempo que las inversiones se materialicen en proyectos tangibles por lo que sus efectos no pueden verse todavía, pero también a que el volumen de subsidios dependerá de cuántos se canalicen realmente a las empresas, por lo que la suma total oscilará entre los 370,000 millones de euros (391,855 millones de dólares) y los 852,000 millones (902,327 millones de dólares) entre 2023 y 2031, explicó la Comisión.
A ello se suma que hay otros factores «que afectan negativamente a las decisiones de inversión en Europa, lo que hace muy difícil evaluar el impacto relativo de la Ley de Reducción de Inflación sobre la economía europea».
Bruselas cita la guerra de Rusia contra Ucrania y la volatilidad de los precios energéticos que desencadenó, la inflación y los altos tipos de interés, o el hecho de que otros «grandes actores globales también han introducido subsidios distorsionadores y prácticas comerciales injustas».
La Comisión ofrece, no obstante, algunas estimaciones, como que se prevé que las ayudas estadounidenses reduzcan entre un 25 % y 30 % el coste de producción de baterías y que tenga «efectos positivos en el mercado de vehículos eléctricos en Estados Unidos, aunque no se espera que afecte negativamente a la demanda en Europa» de estos coches.
Para mitigar el efecto de la política de Washington, Bruselas propuso una Ley de Industrias de Emisiones Cero, que aún está negociándose y fija como meta que la UE produzca un 40 % de las tecnologías limpias en su territorio para 2023, pero como medida más inmediata flexibilizó las normas de ayudas públicas para favorecer los subsidios al sector.
Desde que lo aplicó en marzo de 2023, Bruselas ha autorizado 6900 millones de euros (7308 millones de dólares) en ayudas estatales a tecnologías limpias.
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