La suspensión de pagos anunciada esta madrugada por el turoperador británico Thomas Cook, uno de los mayores a nivel global, ha dejado en tierra a 600.000 viajeros en todo el mundo y supone un duro golpe para dos de sus principales destinos en España: Baleares y Canarias.
A la espera de conocer el número de españoles afectados, los empresarios y los gobiernos autónomos de ambos archipiélagos han mostrado su preocupación por el colapso del turoperador, que dejará pérdidas millonarias en ambos destinos.
Según la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María Frontera, esta crisis tendrá un impacto «de una magnitud sin precedentes» para el sector turístico de Baleares, dado que Thomas Cook intermediaba en torno al millón de clientes cada año.
En Canarias, el presidente del gobierno regional, Ángel Víctor Torres, aventuraba que esta situación conllevaría «cancelaciones y pérdidas económicas» para el sector, aunque no las llegaba a cuantificar.
En opinión de Sergio Dávila, analista de IG Markets, EasyJet, Ryanair y Norwegian son las aerolíneas que más pueden beneficiarse de la caída de Thomas Cook, así como el turoperador TUI.
Por el contrario, considera que las empresas españolas Meliá Hoteles y NH Hoteles pueden verse perjudicadas por la cancelación de partes de los acuerdos que tenían con Thomas Cook. Igual le puede ocurrir a Amadeus.
Sólo en los primeros nueve meses del año, las tres aerolíneas de la empresa Thomas Cook (Condor, TC Airlines y TC Scandinav) transportaron hacia y desde los aeropuertos españoles (salidas y llegadas) a 4.788.370 pasajeros, según datos de Aena.
Fuera de España, las autoridades del Reino Unido han cifrado en más de 150.000 los turistas afectados y su Gobierno ha empezado desde este lunes a repatriarlos, en lo que supone el mayor esfuerzo de este tipo desde la II Guerra Mundial, como ha observado Richard Moriarty, consejero delegado de la Autoridad de Aviación Civil (CAA) británica.
En Grecia, otro de los destinos turísticos donde operaba Thomas Cook son cerca de 50.000 clientes los que se han quedado varados, mientras que los gobiernos belga y holandés confirmaban que sus nacionales afectados superan los 20.000.
Poniendo fin a 178 años de historia en el sector, el turoperador británico, uno de los más antiguos del mundo, entró en quiebra al no obtener los fondos adicionales de 200 millones de libras (227 millones de euros) que le exigían bancos como el RBS y el Lloyds para afrontar los meses de invierno.
El consejero delegado del grupo, Peter Fankhauser, pidió disculpas «a los millones de clientes y a los miles de trabajadores» afectados por la liquidación de la compañía, que llevaba años padeciendo estragos financieros.
Elementos como el «brexit», una deuda millonaria que lo lastraba desde hace años, su incapacidad para renovarse y competir con sus rivales online y otros factores geopolíticos han ido empujando a esta empresa hacia su colapso, afectando a 22.000 empleados, de los que 9.000 son británicos.
La caída del grupo -que opera en 16 países, cuenta con una flota de 105 aviones y posee 200 hoteles y complejos hoteleros con su marca- ha provocado auténticos dramas humanos.
Pero, además, muchos de los afectados en este país lamentan haber tirado por la borda miles de libras en reservas por anticipado con este operador para celebrar vacaciones futuras o enlaces matrimoniales.
Con la quiebra, según anunció hoy en un comunicado la Autoridad de Aviación Civil (CAA) del Reino Unido, «todas las reservas del Grupo Thomas Cook, que incluyen los vuelos y las vacaciones, han sido canceladas».
La CAA, junto con el Gobierno, ha comenzado ya las tareas de repatriación de los turistas que aguardan repartidos por distintos puntos del mundo, entre ellos en once destinos españoles.
Para acometerla se dispondrá de 40 aviones -traídos de 53 aeropuertos en 18 países- que operarán alrededor de un millar de vuelos durante los próximos 15 días, hasta el 6 de octubre, y cuyo coste será de aproximadamente 100 millones de libras (113 millones de euros).
La mayor parte de esos vuelos se operarán desde aeródromos europeos, aunque también se trasladarán a este país turistas atrapados en destinos más alejados como EEUU, el Caribe y Cuba.
Las peticiones de los sindicatos para que el Ejecutivo intervenga en ayuda del grupo han caído en saco roto y una portavoz de Downing Street defendió hoy que «un rescate no habría supuesto un buen uso del dinero del contribuyente» y recordó que «no es papel del Gobierno respaldar a compañías cuando surgen estos problemas».
Aunque la salud financiera fue delicada durante la última década, la situación se agravó particularmente este último año y el grupo registró en mayo pasado pérdidas valoradas en 1.500 millones de libras (1.680 millones de euros), correspondientes a la primera mitad de su primer año fiscal.
El grupo había previsto sellar la pasada semana un paquete de rescate con el conglomerado chino Fosun, estimado en 900 millones de libras (1.023 millones de euros), pero fue retrasado por la exigencia de los bancos de contar con nuevas reservas de cara al invierno.
Su fusión en 2007 con el grupo MyTravel, que ambicionaba crear un gigante europeo en el negocio de los viajes, resultó un fiasco para la empresa británica, y la dejó sumida en deudas que ha ido arrastrando.
También el «brexit», previsto en principio para el próximo 31 de octubre, ha desanimado a muchos potenciales clientes a gestionar reservas vacacionales con un operador que va a quedarse fuera de la UE.
Sus directivos mantuvieron reuniones de emergencia con diferentes accionistas y acreedores que finalizaron, sin éxito, esta madrugada.
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