YORBA LINDA, California — La visión de un zapato como de niña, ubicado frente a la cerca de alambre de púas a lo largo de la frontera de Texas no solo causó que Javier Amador de Yorba Linda se llenara de emoción, dijo, sino que también lo impulsó a la acción.
«Vi el zapato de esa niña en la tierra, junto con ropa desechada, y pensé en mi familia en California», dijo Amador a The Epoch Times.
«Pero mi equipo de oración y yo decidimos rezar en ese mismo momento y también enviamos un vídeo a nuestro pastor para que se uniera a nosotros en el lugar de los hechos».
El Sr. Amador y su equipo de cuatro hombres de la Iglesia Santuario de Costa Mesa, que se autodenominan el «ejército de oración», se sintieron obligados el mes pasado a rezar por todo el tramo de la frontera de Texas, que ahora es un foco internacional de noticias sobre inmigración, ya que Estados Unidos recibe un número récord de personas de todo el mundo que cruzan la frontera.
Recorriendo un total de 1254 millas desde El Paso hasta Brownsville (Texas) en un lapso de 10 días, el grupo no sólo se encargó de rezar, sino también de compartir la esperanza que reciben de su fe.
«Sentimos que el Señor nos llamaba a rezar, a repartir Biblias y a compartir el amor de Dios durante el largo y a veces accidentado viaje», dijo con alegría el Sr. Amador, refiriéndose a un momento en el que su vehículo se quedó atascado en la arena de la frontera.
«Dios puso a muchas personas en nuestro camino a lo largo de este viaje y nuestro equipo, y realmente lo sentí en el trabajo desde el momento en que comenzamos el viaje en El Paso con la gente que encontramos en el camino».
Al comienzo de su excursión, el Sr. Amador y su equipo la consideraron una «cita divina» tras conocer a un capellán de Aduanas y Protección de Fronteras que llevaba en la agencia más de una década.
Con el acceso supervisado del capellán, los «guerreros de la oración» pudieron rezar durante varias horas por los agentes de la Patrulla Fronteriza que estaban de servicio en el centro de la subestación de Del Río.
«Conectar con el capellán fue una bendición para nosotros, y el hecho de que nos guiara durante una buena parte de su día fue simplemente increíble», dijo el Sr. Amador.
«Incluso después de que terminara su turno, continuó uniéndose a nosotros en oración, e incluso nos invitó a un servicio de oración vespertino esa noche en su iglesia».
Horas más tarde, los hombres se encontraron en una zona de aparcamiento de tierra al aire libre, donde los feligreses de la iglesia estaban encantados de que se les unieran invitados de California, según el Sr. Amador.
Al final de la noche de oración, los cinco hombres tuvieron la oportunidad de orar por el pastor y la iglesia antes de pasar la noche en un motel local.
«Antes de comenzar este viaje, pedimos a Dios que nos diera la oportunidad de rezar por todos y cada uno de nosotros», dijo el Sr. Amador.
«Y eso incluye a los pastores ya que todos necesitan la supervisión del Señor para dirigir».
Los del grupo de oración resumieron sus interacciones a lo largo del camino como «diversas», desde miembros de la Guardia Nacional de Texas hasta recién llegados que entraron en Estados Unidos con visados de trabajo temporales. Según el Sr. Amador, todos recibieron oraciones y toda su atención.
El equipo también tuvo la oportunidad de conectar con familias que vivían cerca de la frontera sur de Texas y que acogieron al ejército de oración para rezar con ellos, en un momento dado en medio del aparcamiento de un supermercado.
«Había una familia preparándose para salir de la tienda y conducir cuando de repente nos sentimos guiados a regalarles Biblias», dijo el Sr. Amador.
«Cuando nos invitaron a rezar por ellos, el ambiente cambió. Ahora parecía lleno de esperanza», dijo.
«Toda la familia salió sonriendo y parecía haberse quitado un peso de encima».
A medida que el ejército de oración seguía avanzando hacia el este, los hombres se encontraban cada vez más con equipos militares y policiales que patrullaban activamente la frontera sur.
A las afueras de Eagle Pass (Texas), un punto de entrada masiva de inmigrantes a Estados Unidos, Amador recordó un momento en el que él y su equipo llegaron a altas horas de la noche y se encontraron con un joven soldado que les contó que había tenido problemas con el control de la ira a lo largo de su vida.
El soldado invitó a los hombres a rezar con él.
«Fue muy alentador ver cómo agarraba con fuerza la Biblia después de que se la diéramos», dijo el Sr. Amador.
«Antes de irnos, esa noche rezamos con algunos soldados más, pero esa interacción me impresionó mucho».
Después de 10 días, el grupo completó su misión de orar en toda la extensión de la frontera de Texas, terminando su viaje en Brownville, Texas y «orando por todo lo que se te pueda ocurrir», según el Sr. Amador.
Echando la vista atrás a los inicios de su viaje, el Sr. Amador recordó incluso haber rezado por los cárteles mexicanos y que sus males «se dispersaran con los vientos».
«Rezamos por cada milla de esa frontera, incluso por los ‘malos’ implicados en la situación», dijo.
«Recuerdo haber rezado con el equipo para que [los cárteles] se confundieran y se dispersaran en todas direcciones y para que nadie resultara herido durante nuestro viaje».
Al regresar a casa en el sur de California, el Sr. Amador y su equipo informaron que, a pesar de las caóticas noticias de la frontera en los titulares de los periódicos y las cadenas de televisión, ven que se está produciendo un movimiento de fe entre las personas relacionadas con la frontera.
«Hay, sin duda, un avivamiento espiritual en Dios sucediendo en la frontera en este momento», dijo el Sr. Amador.
«Informamos que el Señor está obrando, y me anima ver lo que Él hará allí abajo».
En marzo, los agentes de la Patrulla Fronteriza se encontraron con alrededor de 189,000 inmigrantes ilegales a lo largo de la frontera suroeste, por debajo de un récord de casi 302,000 en diciembre, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.
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