Israel lanzó hoy la operación «Escudo del Norte» para neutralizar túneles infiltrados en su territorio desde Líbano, unas maniobras que apenas han alterado la vida de los residentes de la comunidad de Metula, en la zona fronteriza, acostumbrados a convivir con las alertas de seguridad.
A primera hora de la mañana y al tiempo que el Ejército anunciaba el comienzo de la operación contra un número indeterminado de túneles ofensivos que, afirmó, ha excavado la milicia chií Hizbulá en los últimos cuatro años, Galit Katz recibía un mensaje de un familiar que le alertaba de que se cerraría Metula, la localidad en la que vive, la última comunidad israelí casi enquistada en Líbano.
Poco después «la municipalidad nos mandó un mensaje largo explicándonos qué pasaba, dónde no ir», cuenta a Efe Katz, hija de padres valencianos, en la puerta de su casa, a menos de un kilómetro de las excavadoras y la maquinaria pesada que trabajan junto al muro construido como barrera de separación con Líbano.
El tránsito de vehículos y la presencia de personas en el lado libanés hacía pensar que también allí la situación era de normalidad, como describía Katz, quien a pesar de destacar que se había producido un «aumento de la tensión», remarcó que vivir en alerta es parte de la «realidad» de la zona.
«Confío en el Ejército, en que sabe lo que hay que hacer», señaló esta mujer, empleada de la alcaldía del tranquilo pueblo que acoge a unas cuatro mil familias que se confesó aliviada porque desde hace tiempo, «intuía» que había algo «que no andaba bien».
El portavoz militar teniente coronel Jonathan Conricus, que esta mañana informó a la prensa del operativo, dijo que la detección de los túneles es resultado de un trabajo de más de cuatro años, con varias unidades e Inteligencia involucradas para averiguar desde y hasta dónde se construían los subterráneos.
Ante los trabajos de ingeniería que se extendieron durante el día, Conricus señaló al pueblo libanés de Kufer Kila y explicó que desde una de las casas partía el primer subterráneo expuesto hoy, construido bajo las defensas israelíes y que se adentraba unos 40 metros en el territorio.
«Esta operación seguirá tanto tiempo como sea necesario. Estamos operando en suelo israelí, no en libanés, no hay motivos para que nadie diga reclame que estamos violando la soberanía libanesa», valoró.
«Esta debería ser la mayor prueba de que Hizbulá no solo está presente en el sur de Líbano, también está armada y usa casas civiles con propósitos militares. Estas tres cosas son una clara y descarada violación de la resolución (de la ONU) 1701. Hacemos al Gobierno libanés responsable de cualquier actividad desde el país hacia Israel. Y urgimos a Hizbulá a que no se acerque a la zona de operaciones», advirtió.
Se desconoce cuánto tiempo durará el operativo, «pueden ser varios días, o más que eso», apuntó Conricus.
El ruido de las obras y el aumento de la presencia militar solo impidieron hoy que los agricultores fueran a sus campos cerca de la divisoria, sin afectar al resto de las actividades diarias de los residentes.
«Metula es probablemente el sitio más seguro en el que estar», bromea la anciana Helen Bar-Lev, que pasea del brazo de su marido, Bernard Mann, junto a un puesto de control móvil levantado por unos soldados, a escasos metros de donde se concentra la prensa local e internacional.
Este matrimonio afincado en Metula desde hace doce años alaba la tranquilidad de la pequeña comunidad, donde «puedes escuchar explosiones cada pocos meses, pero la mayoría son de entrenamientos», explica Mann, y como algunos de los otros vecinos, defiende que de cualquier modo, «es más pacífico que Jerusalén o Tel Aviv».
El primer ministro israelí, Benjamín Netnayahu, felicitó al Ejército y aseguró que «quien intente atacar al Estado de Israel pagará un alto precio», tras regresar de Bruselas, donde anoche se reunió con el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, para informarle de la maniobra y asegurarle que pondrá fin a la «agresión iraní en Siria, Irak, Líbano» y otras regiones.
El anuncio de la operación llega en un momento en el que la imagen del jefe del Ejecutivo israelí está debilitada, justo después de que esta semana la Policía recomendara acusarle en un caso de corrupción y cuando aún se recupera de la crisis de liderazgo que causó la reciente salida del Gobierno de su ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, por lo que este entendió como una falta de mano dura en Gaza.
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