La Cámara de Representantes aprobó el viernes una legislación que requeriría que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) se ocupe de la contaminación por PFAS de varias maneras, incluyendo la designación de los químicos como «sustancias peligrosas» y la introducción de un estándar nacional de agua potable para los PFAS.
PFAS es un acrónimo utilizado para referirse a los químicos hechos por el hombre llamados sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, conocidas por su resistencia a la grasa, al aceite, al agua y al calor. Se utilizan en una amplia gama de productos, incluidos tejidos y alfombras resistentes a las manchas y al agua, así como productos de limpieza, pinturas, repelentes de agua y espumas contra incendios.
El proyecto de ley, la Ley de Acción sobre los PFAS de 2019 (H.R. 535), que fue aprobada por la Cámara 247-159, exigiría a la EPA que incluyera al ácido perfluorooctanoico (PFOA) y al ácido sulfonato de perfluorooctano (PFOS) —dos de los productos químicos de la familia de los PFAS— como «sustancias peligrosas» en el plazo de un año.
Al hacerlo, de acuerdo con la Ley de Respuesta Ambiental Integral, Compensación y Responsabilidad de 1980 (CERCLA, también conocida como Superfund), los sitios contaminados con PFAS podrían recibir recursos federales para la limpieza de dichos lugares a través del programa Superfund de la EPA.
El proyecto H.R. 535 también requeriría que la agencia decida si designa a todas las sustancias PFAS como peligrosas durante los próximos cinco años.
Entre otros efectos, el proyecto de ley también requeriría que la EPA haga cumplir una norma de agua potable en un plazo de dos años para al menos el PFOA y el PFOS. En 2016, el organismo emitió un aviso de salud para las dos sustancias PFAS de 70 partes por billón, no obstante, actualmente no se han adoptado medidas para hacer cumplir esta norma, y los sistemas públicos de agua no están obligados actualmente a realizar pruebas para detectar los PFAS.
El proyecto de ley también prohibiría la fabricación o venta de productos químicos PFAS que la EPA considera que presentan «un riesgo irrazonable de daño» para la salud humana o el medio ambiente.
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) de la Casa Blanca emitió una declaración (pdf) el martes 7 de enero, diciendo que «la administración se opone firmemente a la aprobación de la H.R. 535», añadiendo que, si el proyecto de ley fuera presentado al presidente Donald Trump, «sus asesores principales [le] recomendarían que vetara el proyecto de ley».
«Este proyecto de ley reemplazaría los requisitos estatutarios existentes que requieren que la EPA, al regular las sustancias químicas en el medio ambiente, evalúe y sopese la información científica y técnica disponible sobre la ocurrencia de exposiciones, los efectos a la salud de las exposiciones, las opciones de tratamiento disponibles, las oportunidades para una mejora significativa en la protección de la salud pública y los efectos potenciales significativos en la seguridad pública», decía la declaración.
La OMB agregó que el proyecto de ley, por lo tanto, «crearía un riesgo considerable de litigio, establecería plazos y precedentes problemáticos e irrazonables para la elaboración de normas» e impondría costos «sustanciales e injustificados» a los organismos gubernamentales.
Los republicanos de la Cámara de Representantes de la Comisión de Energía y Comercio emitieron una declaración el jueves, diciendo que la H.R. 535 «no es la solución» a los potenciales desafíos de las PFAS a la salud pública y al medio ambiente.
«Este marco regulatorio puramente partidario y anti-ciencia es inviable (…) Hay un camino por delante; tenemos soluciones amplias, bipartidistas y de sentido común —que se basan en una ciencia sólida— para abordar los desafíos del país en materia de los PFAS», decía la declaración.
Hay cerca de 5000 tipos de PFAS según la Administración de Alimentos y Medicamentos, que supervisa ciertos usos de los PFAS, incluyendo los usados en utensilios de cocina, empaque y procesamiento de alimentos.
Un número de químicos de los PFAS «han sido una preocupación porque no se descomponen en el medio ambiente, pueden moverse a través de los suelos y contaminar las fuentes de agua potable», de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades (CDC). Debido a esto, los químicos de los PFAS son comúnmente referidos como «químicos para siempre».
«La gente está mayormente expuesta al consumir agua o alimentos contaminados con PFAS», dice el CDC en su sitio web, añadiendo que los PFAS puede acumularse en peces y la vida silvestre. «La exposición puede ocurrir también mediante el uso de productos que contienen PFAS».
El Instituto Nacional de Salud y Ciencias Ambientales (NIEHS) dice que los químicos PFAS se acumulan gradualmente y generalmente permanecen en el cuerpo con el tiempo «debido a que se produce una mayor ingesta de los químicos y menos excreción de los mismos».
Si bien los CDC dicen que se necesita más investigación sobre los PFAS para evaluar sus efectos en la salud de los humanos, también señala que los estudios en los cuales se dio a los animales cantidades grandes de PFAS muestran impactos en el crecimiento y desarrollo, reproducción, función tiroidea, sistema inmunológico e hígado de dichos animales.
En mayo de 2019, el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG) y el Instituto de Investigación de Salud Ambiental de Ciencias Sociales publicaron su última actualización de un mapa interactivo que comparte datos sobre sitios conocidos contaminados con PFAS. El EWG dice que el mapa es el recurso más completo de su tipo para rastrear la contaminación por PFAS en Estados Unidos.
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