El fiscal general, William Barr, anunció hoy cambios en la jefatura de la Oficina Federal de Prisiones, que llegan poco después del suicidio del millonario Jeffrey Epstein este mes en una cárcel de Nueva York.
En un comunicado, Barr informó del nombramiento de Kathleen Hawk Sawyer como nueva directora de la Oficina Federal de Prisiones, en sustitución de Hugh Hurwitz, que ha estado en el cargo durante quince meses.
«Me complace dar la bienvenida a Hawk Sawyer como directora de la Oficina Federal de Prisiones. Bajo el mandato previo de Hawk Sawyer en la Oficina, dirigió la agencia con excelencia, innovación y eficiencia, recibiendo varios premios por su liderazgo excepcional», dijo Barr.
Hawk Sawyer ya ocupó ese cargo entre 1992 y 2003.
El secretario de Justicia también reveló el nombramiento de Thomas R. Kane como subdirector de dicha oficina, donde ha trabajado durante treinta años.
Barr no precisó el motivo de los cambios, pero expresó su confianza en que, «durante este momento crítico», los dos nuevos nombramientos dirijan la Oficina Federal de Prisiones con «la competencia, la habilidad y los recursos» que han mostrado durante sus carreras profesionales.
La remodelación en la cúpula de esa agencia se produce después de que el viernes pasado se hicieran públicos los resultados de la autopsia del cadáver de Epstein, hallado muerto el 10 de agosto en la prisión de Nueva York donde esperaba un juicio por tráfico sexual de menores.
Esa información, recogida por The New York Times, apuntaba a que Epstein se suicidó ahorcándose, y se difundió después de que las primeras conclusiones de la autopsia indicaran que el magnate, de 66 años, tenía múltiples fracturas de hueso en el cuello.
Epstein fue arrestado el 6 de julio cuando su avión privado aterrizó en Nueva Jersey y fue llevado a Nueva York para afrontar los cargos de la Fiscalía federal para el distrito sur de Nueva York, y desde entonces estuvo en el Metropolitan Correctional Center de Manhattan.
El millonario ya intentó aparentemente suicidarse el 23 de julio, por lo que estuvo en vigilancia preventiva las 24 horas, pero a los pocos días se le retiró y se le impuso un estatus especial por el cual debía recibir visitas cada 30 minutos y tener un compañero de celda, que no estaba presente el día que se quitó la vida. Tampoco contó con la vigilancia cada media hora.
La semana pasada, Barr reconoció que habían detectado fallos: «Ahora hemos sabido de serias irregularidades en esta instalación que son profundamente preocupantes y pedimos una investigación completa», subrayó el fiscal general, que prometió que las autoridades llegarán «al fondo de lo que ocurrió y habrá rendición de cuentas».
Días después, la directora de la cárcel donde estaba recluido, Shirley Skipper-Scott, fue apartada del cargo y dos empleados del centro fueron puestos en «baja administrativa».
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