Cáncer de hígado: Diagnóstico y tratamiento de una amenaza «silenciosa»

¿Por qué se desarrolla el cáncer de hígado? ¿Qué opciones de tratamiento existen y cómo puede prevenirse?

Por Jingduan Yang
28 de octubre de 2023 7:55 PM Actualizado: 28 de octubre de 2023 7:55 PM

En nuestro mundo moderno, un estilo de vida acelerado conduce a menudo al estrés, la tensión, la ansiedad y la fatiga mental. El deseo y la necesidad de gozar de buena salud son cada vez más acuciantes. En este artículo, el Dr. Jingduan Yang, un prestigioso psiquiatra chino-americano de Filadelfia, comparte sus ideas sobre la salud mental y física.

El cáncer de hígado es la causa de muerte relacionada con el cáncer de más rápido crecimiento en Estados Unidos, cobrándose la vida de aproximadamente 30.000 adultos cada año. Según la Fundación Americana del Hígado, las tasas de mortalidad por cáncer de hígado en los Estados Unidos se han más que duplicado desde 1980, con un aumento del 43 por ciento de las tasas de mortalidad por cáncer de hígado entre 2000 y 2016.

En Estados Unidos, la hepatitis vírica crónica es la principal vía de aparición del cáncer de hígado. Muchos individuos son portadores del virus de la hepatitis B, y algunos pueden incluso no ser conscientes de ello hasta que progresa a hepatitis, cirrosis o, en algunos casos, cáncer de hígado.

¿Por qué se desarrolla el cáncer de hígado? ¿Qué opciones de tratamiento existen y cómo puede prevenirse? Se trata de un tema muy amplio, pero en éste y en futuros artículos profundizaremos en el inicio, el diagnóstico, el tratamiento y los métodos de prevención del cáncer de hígado, así como en los enfoques de prevención y tratamiento más allá de las prácticas médicas modernas.

La formación del cáncer de hígado

Antes de profundizar en otros aspectos, es esencial comprender el concepto de cáncer en sí. En circunstancias normales, las células del cuerpo humano se someten a un proceso metabólico regular. A medida que las células envejecen y mueren, otras nuevas las sustituyen. Sin embargo, el cáncer se produce cuando las células sufren una transformación maligna, lo que provoca un crecimiento incontrolado, una división continua y la pérdida de las funciones celulares normales. En consecuencia, esto afecta al funcionamiento de los órganos y, en última instancia, puede provocar la muerte.

¿Cuál es la relación entre tumores y cáncer? Los tumores pueden ser benignos o malignos, considerándose cancerosos los tumores malignos. El cáncer puede manifestarse como masas visibles y sólidas formadas por una división celular incontrolada (tumor). También puede manifestarse en forma de afecciones como la leucemia, un tipo de cáncer de la sangre que resulta de la transformación maligna de determinados glóbulos blancos, y que no da lugar al desarrollo de masas sólidas.

El cáncer de hígado, concretamente el cáncer primario de hígado, es la transformación maligna de las células hepáticas. Esto provoca un crecimiento incontrolado, la pérdida de las funciones normales de las células hepáticas, daños en la función hepática y, en última instancia, insuficiencia hepática, que puede ser mortal.

Detección precoz y diagnóstico del cáncer de hígado

El cáncer de hígado es uno de los tipos de cáncer más letales. Tiene una elevada tasa de mortalidad, principalmente debido a que en sus primeras fases suele ser asintomático. Cuando se manifiestan los síntomas, el cáncer suele encontrarse en una fase avanzada y, en muchos casos, ya ha hecho metástasis, afectando a menudo a órganos vecinos como la vesícula biliar. También puede propagarse por el torrente sanguíneo y el sistema linfático a lugares distantes, como los huesos, los pulmones y el cerebro.

En las primeras fases del cáncer de hígado, los pacientes suelen experimentar síntomas como fatiga, pérdida de apetito y pérdida de peso. A medida que la enfermedad avanza, pueden desarrollar orina oscura, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos) y, finalmente, notar la presencia de un bulto en el abdomen.

El hígado está situado en la parte superior derecha del abdomen, justo debajo del borde inferior de la caja torácica derecha y ligeramente hacia la espalda. Un tumor en el hígado puede provocar un agrandamiento del mismo, que puede hacerse perceptible durante una exploración física. En los casos más graves de cáncer de hígado, la acumulación de líquido abdominal, conocida como ascitis, puede ocurrir y puede conducir a condiciones como la encefalopatía hepática, dando lugar a confusión y otros síntomas neurológicos.

El diagnóstico del cáncer de hígado suele implicar la evaluación de los síntomas clínicos y pruebas bioquímicas. Un marcador esencial es la alfafetoproteína (AFP), que suele estar elevada en los pacientes con cáncer de hígado. Además, es crucial evaluar el grado de daño de la función hepática, que a menudo puede evaluarse mediante análisis de sangre.

Por otra parte, los estudios de imagen, como ecografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, pueden proporcionar información valiosa sobre la forma y el tamaño del hígado y la localización de los tumores. Las resonancias magnéticas suelen ser más precisas que los TAC. Además, las exploraciones de todo el cuerpo, como la tomografía por emisión de positrones (PET), pueden revelar si el cáncer se ha extendido a otras zonas del cuerpo. Estas técnicas de diagnóstico por imagen son cruciales para evaluar el alcance de la enfermedad y determinar los enfoques terapéuticos adecuados.

Opciones de tratamiento del cáncer de hígado

El cáncer de hígado se clasifica en estadios iniciales, intermedios y avanzados en función de la gravedad de su propagación. Dado que el cáncer de hígado suele diagnosticarse en estadios más avanzados, el tratamiento se centra principalmente en abordar los factores inmediatos que ponen en peligro la vida, controlar síntomas como la ascitis, regular el equilibrio bioquímico y mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos, haciendo menos hincapié en abordar las causas profundas.

1. Cirugía

La primera opción que suele venir a la mente para el tratamiento del cáncer de hígado es la resección quirúrgica debido a un tumor hepático. Sin embargo, la elegibilidad del paciente para la cirugía debe evaluarse cuidadosamente. Los factores clave para la evaluación incluyen el estado físico del paciente y el grado de extensión del tumor. Si el paciente ya está delicado o el tumor se ha extendido a varios órganos hasta el punto de que no puede extirparse por completo, puede que ni siquiera la cirugía sea suficiente. En tales casos, la cirugía no es una opción de tratamiento favorable, ya que el procedimiento en sí puede causar dolor y conllevar riesgos.

Las personas aptas para el tratamiento quirúrgico suelen tener un cáncer de hígado localizado, con un tumor pequeño y sin una extensión significativa a las zonas circundantes. En estos casos, la extirpación quirúrgica de la porción cancerosa puede ser posible.

El hígado posee una gran capacidad de reparación y regeneración. Incluso después de extirpar hasta el 80 por ciento del hígado, las células hepáticas sanas restantes pueden asumir algunas de las funciones del hígado y regenerarse gradualmente para reparar el órgano. Si la zona cancerosa es demasiado grande para una resección local pero no se ha extendido más allá del hígado, puede considerarse la posibilidad de un trasplante de hígado.

El trasplante de órganos es un tema delicado y complejo. Requiere una compatibilidad total entre el donante y el receptor para minimizar el riesgo de rechazo por parte del sistema inmunitario del receptor. Por lo tanto, encontrar donantes adecuados puede ser todo un reto. En las dos últimas décadas, China se ha convertido en un actor importante en el trasplante de órganos a pesar de carecer de un sistema de donación de órganos bien establecido o de una sólida tradición de donación de órganos. La procedencia de estos órganos en China ha suscitado gran preocupación.

Según declaraciones oficiales, estos órganos proceden supuestamente de presos chinos ejecutados. Sin embargo, el número de presos ejecutados en China es muy inferior al de trasplantes realizados. Además, existen dudas sobre el estado general de salud de los presos y su idoneidad para la donación de órganos. Hasta la fecha, las autoridades chinas no han dado una explicación convincente, lo que ensombrece todo el campo del trasplante de órganos y añade preocupaciones adicionales a los pacientes que buscan tratamiento mediante trasplante.

2. Ablación

Los tratamientos de ablación están disponibles para los tumores cuando no son muy grandes. Los métodos más comunes son la ablación por radiofrecuencia (ARF) y la ablación química. La ablación por radiofrecuencia consiste en insertar una pequeña aguja con electrodos en la zona cancerosa y utilizar calor de alta frecuencia para destruir directamente las células cancerosas. La ablación química, por su parte, consiste en inyectar agentes químicos en el tumor para destruirlo provocando la coagulación de las proteínas que contiene.

3. Terapia de embolización transarterial

La terapia de embolización transarterial es un procedimiento que consiste en bloquear la arteria que suministra sangre a las células cancerosas. Para ello se utiliza un catéter, que suele introducirse a través de la pierna y avanzar hasta la zona del tumor, donde se utiliza una sustancia como una esponja u otro material biocompatible para obstruir la arteria, cortando eficazmente el suministro de sangre al tumor. El tumor se reducirá gradualmente debido a la disminución del flujo sanguíneo. Aunque este método puede afectar en cierta medida a la parte normal del hígado, el flujo sanguíneo a través de la vena hepática mitiga el efecto.

La terapia de embolización transarterial puede combinarse con la ablación química. Antes de bloquear mecánicamente la arteria, se inyecta un agente químico en el tumor hepático a través de un catéter. El bloqueo de la arteria permite que el agente químico permanezca en la zona del tumor durante un período prolongado, lo que aumenta la eficacia del tratamiento. Otra forma de ablación consiste en inyectar directamente alcohol en el tumor. Es importante señalar que estos métodos de tratamiento pueden provocar efectos secundarios o molestias a los pacientes.

4. Quimioterapia

La quimioterapia tradicional consiste en combinar dos o tres fármacos quimioterapéuticos para destruir las células cancerosas. Aunque la quimioterapia puede suprimir eficazmente las células cancerosas, presenta importantes inconvenientes, como efectos secundarios notables, un proceso de tratamiento doloroso y un impacto sustancial en la función inmunitaria general del paciente, lo que puede dar lugar a complicaciones.

La quimioterapia puede alargar la vida de ciertos pacientes, pero por desgracia, algunos pueden sucumbir a sus efectos secundarios.

5. Radioterapia

La radioterapia utiliza radiación dirigida para tratar zonas específicas afectadas por el cáncer, como regiones concretas del cerebro o zonas específicas de los huesos. Puede administrarse utilizando grandes máquinas de radiación externa que se dirigen con precisión a la zona del tumor con haces precisos de radiación ionizante o implantando pequeñas sondas de radiación cerca del tumor para irradiar las células cancerosas. Estos métodos de tratamiento suelen emplearse en pacientes no aptos para la cirugía o en aquellos con cáncer de hígado en fase inicial.

La radioterapia afecta tanto a las células cancerosas como al tejido sano cercano, pero generalmente tiene un impacto más leve en el organismo que la quimioterapia.

6. Terapias alternativas

La terapia dirigida es un enfoque relativamente reciente que emplea fármacos específicamente diseñados para atacar las células cancerosas del hígado. Estos fármacos pueden administrarse directamente en la zona del tumor a través de un catéter, lo que permite una eliminación más precisa y selectiva de las células cancerosas. La terapia dirigida aún está en proceso de desarrollo, pero resulta prometedora para el tratamiento del cáncer de hígado.

Además de los métodos de tratamiento mencionados, los pacientes con cáncer de hígado disponen de diversas terapias complementarias. El dolor es una preocupación importante para estos pacientes, y puede tratarse con medicamentos y enfoques no farmacológicos, como procedimientos de bloqueo nervioso y radioterapia. Estas terapias complementarias están diseñadas para aliviar el dolor y reducir el sufrimiento general de los pacientes.

Los pacientes con cáncer de hígado suelen experimentar un importante agotamiento físico, sobre todo después de someterse a quimioterapia y radioterapia. Estos tratamientos pueden afectar a las células sanguíneas, lo que hace a los pacientes más vulnerables a las infecciones, las hemorragias y la fatiga. De ahí que sea esencial asegurarse de que reciben una nutrición adecuada. Además, muchos pacientes experimentan un estrés psicológico y una ansiedad considerables, que pueden comprometer sus funciones nerviosas, inmunitarias y endocrinas, debilitando aún más la capacidad de su organismo para combatir el cáncer. Por lo tanto, abordar el bienestar emocional de los pacientes también es esencial.

Nuestro próximo artículo profundizará en la perspectiva y los tratamientos de la medicina tradicional china (MTC) para los tumores y el cáncer de hígado. Además, discutiremos estrategias para mejorar proactivamente la salud del hígado y prevenir la aparición del cáncer de hígado.


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