La estación espacial militar china en Argentina que funciona bajo secreto, con acceso restringido y poca supervisión de sus operaciones, recibió de la Cancillería argentina un pedido de informes secretos ante el reclamo de varios países.
«El reclamo de la Cancillería tuvo que ver con la necesidad de que esa base de China se abra lo máximo posible y ante la preocupación que plantearon algunos países», admitió al medio argentino Infobae un encumbrado funcionario del Palacio San Martín.
Tras el reclamo de la Cancillería, una misión especial de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de ese país viajó a la base, y se supo que con mucho hermetismo trabajan en el lugar siete científicos chinos que reportan directamente al Ejército Popular de Xi Jinping, según este medio local.
Este medio también pudo saber que en el Ministerio de Defensa a cargo de Oscar Aguad está guardado bajo llaves un detallado informe que hicieron las Fuerzas Armadas, donde se alerta sobre el posible uso militar de la estación de China en Neuquén y sus riesgos para la región.
La Cancillería busca con su reclamo que la Comisión de Actividades Espaciales (CONAE) y el Conicet tengan un mayor control de la estación de China en Neuquén. También alertaba sobre la preocupación de Estados Unidos y al menos dos países europeos por el posible uso dual de la estación espacial de China.
«No hay por qué preocuparse. No hay presencia de militares chinos en la estación espacial y solo se trata de una antena de avistaje lunar como la que hay en Malargüe de la Unión Europea», dijo a Infobae, Lino Barañao, secretario de Ciencia y Tecnología después de realizar una visita a la base el mes pasado.
Pero la estación Malargüe de la UE responde a una agencia espacial civil y no al Ejército como en el caso de la agencia CLTC de China que opera en Neuquén.
Desde septiembre de 2014, La Gran Época ha informado sobre los riesgos concretos de que la estación espacial china en Neuquén tenga usos militares al depender directamente del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación, brazo armado militar del régimen comunista chino.
La antena de la base de Neuquén es una antena que “tiene la posibilidad de servir para fines militares, de comando y control de satélites, en una gama de satélites que circulan por determinadas órbitas que pasan por el hemisferio occidental, es decir, todo lo que es América en conjunto”, comentó a La Gran Época, el ingeniero aeronáutico Ricardo Runza, quien ha sido asesor de temas de defensa para varios gobiernos argentinos.
Estados Unidos y Reino Unido preocupados
Tanto Estados Unidos como el Reino Unido especularon sobre la eventual intercepción de satélites de Estados Unidos o de la UE por parte de China.
En octubre de 2018, durante la reunión anual de la Comisión Permanente para el Desarme de la ONU, se dio un cruce entre China y Estados Unidos, promovido por Argentina.
Según consta en las actas de esa conferencia a las que accedió Infobae, la delegación argentina planteó la necesidad de acordar un programa de prevención y limitación a las estaciones espaciales por su eventual potencial para interceptar satélites.
Estados Unidos y el Reino Unido sostuvieron como «amenazas» posibles el «atasco, cegamiento, colisión como arma» de los satélites interceptados desde bases espaciales.
Otros expertos de esos países mencionaron durante esa reunión el uso de la «guerra electrónica», al evaluar que los satélites pueden verse afectados en su funcionamiento por el uso de rayos láser para dañar los sensores ópticos, y la posibilidad de que se usen objetos espaciales de servicio por satélite para mover o dañar objetos espaciales.
Tras el debate en Ginebra, China y Rusia se opusieron a la propuesta argentina de ejercer mayores controles a las estaciones de avistaje lunar en el mundo.
En febrero de este año el medio argentino Clarín accedió a los documentos del convenio y a sus anexos reservados, que los gobiernos de Argentina y China firmaron en 2012.
Luego de analizar los documentos, este medio concluyo lo siguiente:
“¿Hay Base Militar China en Bajada del Agrio, Neuquén? Sí”.
“¿Está en condiciones de utilizarse como centro de acopio de espionaje de comunicaciones? Sí”.
La Gran Época reportó en varias ocasiones que China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC) tiene una larga experiencia en tecnologías de información y de satélites.
El 13 de diciembre pasado, las autoridades de la CONAE recibieron la visita de la delegación china presidida por el consejero superior de la agencia China Launch and Tracking Control General (CLTC), Huang Quisheng, junto a representantes de Xi’an Satellite Control Center (XSCC), Beijing Aerospace Command Center (BACC) y Beijing Institute of Tracking and Telecommunication Technology (BITTT). Todas estas son las agencias espaciales que están a cargo de la base de Neuquén y que dependen directamente de los altos mandos del Ejército Popular de China.
Cuando China comenzó a desarrollar sus propios satélites de comunicaciones a principios de la década de 1970, todos los diseñó la Academia China de Tecnología Espacial (CAST) con fines militares, y todos ellos han sido operados por CLTC y subordinados a la Comisión de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional de la República Popular China, según el Comité Especial sobre Seguridad Nacional y Asuntos Militares/Comerciales de Estados Unidos con China, conocido como el Informe Cox.
Según Infobae en los próximos días la secretaria de Ciencia y Tecnología enviará la invitación oficial a legisladores y a un grupo de científicos y periodistas para realizar una inspección ocular en la base de Neuquén. Esa inspección está prevista para fines de abril.
La llamada “Base China” fue creada en el marco de un “Acuerdo de Cooperación” que empezaron a negociar administrativamente en 2012 Cristina Kirchner y el presidente de la República Popular China, Xi Jinping.
Después de 5 años de que el gobierno kirchnerista aprobara la ley para instalar la estación espacial del régimen chino en Neuquén, un mar de dudas e interrogantes giran en torno a ese oscuro proyecto.
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