El presidente Joe Biden y los líderes de los países del G-7 se comprometieron este martes a aportar miles de millones de dólares en ayuda dirigida a los problemas de seguridad alimentaria mundial provocados por la invasión rusa de Ucrania.
Más de la mitad de la contribución de USD 4500 millones provendrá de Estados Unidos, dijo la Casa Blanca en una declaración.
Biden también anunciará USD 2760 millones adicionales en asistencia humanitaria y económica que ayudarán a apoyar a 47 países que albergan a las poblaciones más vulnerables del mundo, según la declaración, y a «mitigar los impactos de la guerra no provocada e injustificada de Rusia en Ucrania ante la creciente inseguridad alimentaria y la malnutrición».
De los USD 2760 millones adicionales en ayuda gubernamental, USD 2000 millones se destinarán a intervenciones para salvar vidas en zonas que se enfrentan al hambre o la hambruna inmediatas.
Los otros USD 760 millones se invertirán en «asistencia alimentaria sostenible a corto plazo» para ayudar a prevenir un mayor aumento de la pobreza y hambre en los países vulnerables que se están viendo muy afectados por el aumento del precio de los alimentos, los fertilizantes y el combustible.
Hasta 40 millones de personas más podrían verse empujadas a la pobreza en 2022 como consecuencia de la guerra en Ucrania, según la Casa Blanca.
«Aunque todo el mundo seguirá viéndose afectado por las acciones de Rusia, las necesidades más inmediatas se presentarán en el Cuerno de África, que experimenta una cuarta temporada consecutiva de sequía, la que puede conducir a la hambruna», dice la declaración. «Hasta 20 millones de personas pueden enfrentarse a la amenaza de la inanición para el final del año. La prolongada sequía también está teniendo graves repercusiones en la nutrición, lo que hace que los niños corran un grave riesgo de desnutrición y necesiten tratamiento.»
Una «guerra de agresión injustificable contra Ucrania»
Además de los miles de millones de dólares de financiación de la administración Biden, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional también está comprometiendo USD 2000 millones en fondos de asistencia internacional para catástrofes que se destinarán a las necesidades humanitarias de emergencia durante los próximos tres meses.
Biden hizo la promesa conjunta de donar USD 4500 millones después de reunirse con los líderes de las otras naciones del G-7, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, entre el 26 y el 28 de junio en Elmau, Alemania.
En una declaración conjunta, los líderes del G-7 culparon de la agravación de la crisis del hambre a la guerra en Ucrania del presidente ruso, Vladimir Putin, que está bloqueando la exportación de grano desde este país, provocando la interrupción de la producción agrícola y debilitando aún más una cadena de suministro ya de por sí muy reducida, al tiempo que hace subir el coste de los alimentos, los fertilizantes y el combustible en todo el mundo.
«Reiteramos nuestra condena a la ilegal e injustificable guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Estaremos al lado de Ucrania todo el tiempo que sea necesario, proporcionando el apoyo financiero, humanitario, militar y diplomático necesario en su valiente defensa de su soberanía e integridad territorial», dijeron los líderes del G-7 en una declaración conjunta.
Los líderes del G-7 prometieron más de 2800 millones de dólares en ayuda humanitaria, y añadieron que están dispuestos a conceder o han «prometido y proporcionado USD 29,500 millones en ayuda presupuestaria».
El compromiso de Biden de ayudar a combatir la inseguridad alimentaria mundial se produce en un momento en el que la inflación en Estados Unidos está en su punto más alto de los últimos 40 años y las tasas de interés se incrementaron, lo que hace temer a muchos expertos que se avecine una recesión.
El presidente estadounidense culpó en gran medida del aumento de la inflación al «alza de precios de Putin», mientras que varios legisladores republicanos han señalado que son las políticas del presidente que, según ellos, han exacerbado los precios y han contribuido a un mercado petrolero volátil.
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