Envuelto en hojas de bambú, la bola de arroz pegajosa en forma de cono llamada zongzi en chino, abre la imaginación de la gente del mundo sobre el Duanwu, comúnmente conocido como el Festival del Bote del Dragón, una fiesta tradicional china fijada para el quinto día del quinto mes lunar.
Al tener un patrimonio cultural intangible, Duanwu puede perseguir algunas de sus tradiciones hasta la dinastía Xia, alrededor del 2000 a.C. Con cada nueva dinastía emergente, la cultura de Duanwu incorporó más profundidad y virtud, en forma de registros históricos y cuentos populares.
Dentro del palacio
Duanwu llega antes de la intensa ola de calor del verano. En este día, los emperadores de las antiguas dinastías le otorgaban nuevos trajes a los cortesanos, para adaptarse al cambio de clima. El traje hecho a medida llevaba una «deliciosa fragancia», y según un poema del poeta Du Fu, su tejido era «tan suave como una brisa y tan ligero como un copo de nieve». El poeta expresaba su alegría por la impecable calidad y la consideración puesta en el regalo, ya que llevaba la benevolencia del emperador.
Durante la dinastía Tang, los emperadores alteraron la tradición y procedieron a regalar a los oficiales cinturones adornados con joyas negras. Como los cinturones eran resistentes y duraderos, el gobernante esperaba que sus cortesanos fueran fieles, valientes y capaces de soportar la prueba del tiempo.
En uno de los Duanwu, Taizong, un emperador Tang, regaló a sus dos consejeros abanicos de papel pintados con su propia caligrafía. Él les dijo que se «abanicaran con una brisa clara que haga surgir prácticas virtuosas». Esta historia pronto se convirtió en una costumbre muy alabada tanto dentro como fuera del palacio, ya que más pobladores adoptaran el regalo de los abanicos, lo que desde entonces llevó a la tradición popular de comprar abanicos alrededor del mes de Duanwu. Mientras las personas llevaba sus abanicos, también cumplían con la aspiración del emperador Taizong de generar buenas virtudes.
Además de regalar abanicos, otras costumbres que comenzaron en las cortes reales también llegaron a entretener a todo el país, a menudo adoptando formas diferentes a las del palacio.
Entre la gente común
A lo largo de gran parte de la historia china, las celebraciones del festival de Duanwu fuera del palacio formaron otra escena cautivadora.
Cuando el sol salía al amanecer, las familias comenzaban a prepararse para el día. El clima cálido actuaba como caldo de cultivo para las enfermedades, así que los adultos de la casa colgaban artemisa y ataban los cálamos como formas de expulsar la maldad. Por esta misma razón los niños usualmente llevaban bolsitas hechas de hierbas tradicionales chinas. En este día, los hogares y las aldeas se desbordaban con los frescos olores de las hierbas.
Afuera, el sol se asomaba gradualmente por encima de la cabeza. El río parecía especialmente atractivo, ya que los botes de dragones preparados con semanas de antelación finalmente saludaban a la multitud. Los botes recién decorados eran iridiscentes bajo el sol. Cada «cabeza de dragón» se mantenía firme sobre el agua, con sus «ojos» vibrantes como cristales y sus «cejas» audaces como pinceles. En medio de cada «torso de dragón» se sentaban 20 jóvenes remeros, sosteniendo los remos a mano, todos esperando nerviosamente el comienzo.
En el muelle, una excitada multitud de personas charlaban y reían, esperando la carrera. Los restaurantes servían mariscos de primera o preparaban bebidas para los espectadores que querían disfrutar de un festín acompañado de las sensaciones visuales. De pronto, se ondeaban las banderas y la carrera comenzaba. Las conversaciones cesaban, se dejaban de lado las bebidas y se contenía la respiración. Los ojos seguían cada remo, mientras los corazones palpitaban con cada salpicadura de agua.
Las serpentinas de cinco colores revoloteaban en el viento mientras los botes dragones competían duramente. Una vez que un bote se colocaba a la delantera, los gritos y vítores se apoderaban de la costa. Cuando un bote se quedaba atrás de los demás, los espectadores contenían la respiración, apretando los dientes, con la esperanza de contribuir con ese esfuerzo en apoyo a los botes atrasados. En los momentos en que cada bote estaba a la par de los demás, los ojos de los espectadores quedaban muy abiertos, esperando no perderse ni un solo instante y sin parpadear. Junto a la audiencia estaban los sonidos de ensordecedores gongs y tambores, animando aún más el juego. En el agua, los remeros remaban incansablemente y cada «dragón» avanzaba sin dudarlo.
Acompañado de gritos de ánimo y golpes de percusión, el ganador cruzaba la línea de meta, quizás solo unos segundos por delante de los demás. Muchos en la audiencia gritaban de alegría mientras que otros miraban hacia otro lado con pena, tropezando para irse. En el horizonte, el cielo se vestía de un impresionante manto de colores tomados en préstamo de los botes dragones, mientras el sol se desvanecía lentamente de la vista a lo largo del borde entre el agua y el cielo. Luego el río quedaba una vez más tan tranquilo como antes.
Orígenes del Duanwu
La figura más conocida asociada al Festival del Bote del Dragón es Qu Yuan. Tal como se indica en los «Registros del Gran Historiador», Qu fue un erudito patriótico y un alto funcionario del estado de Chu, durante el período de los Estados Guerreros (475-221 a.C.). Como fiel oficial, Qu hizo numerosos intentos de aconsejar al rey que la meritocracia era una medida necesaria para fortalecer el estado. Esto enfureció a la nobleza desleal quienes acusaron a Qu de traición y lo desterraron inmediatamente.
No mucho después, el estado de Chu fue conquistado. Qu, que no pudo soportar ser testigo del sabotaje de su amado país, se ató a una roca y se ahogó en un río el quinto día del quinto mes lunar, fecha del actual festival de Duanwu.
Según el folclore, tan pronto como el pueblo Chu se enteró del incidente, se apresuraron en sus botes y remaron afanosamente en búsqueda de Qu para intentar salvarlo, solo para volver sin resultados. Desconsolada, la gente navegaba de un lado a otro para ahuyentar a los peces, impidiéndoles consumir su cuerpo. Por la misma razón la gente también arrojaba al río montones de arroz envueltos con huevos para distraer a los peces. Los zongzi, o bolas de arroz pegajosas, pronto evolucionaron a partir de esta práctica. Para conmemorar a este erudito y honrado hombre, el pueblo de Chu estableció las tradiciones cada año en este día realizando las carreras de botes de dragón y los zongzi. Todavía se practica en muchas partes de China hoy en día.
El festival de Duanwu no solo es simbólico por sus cuentos populares sobre figuras virtuosas, sino que también es representativo de la ciencia antigua y sus perspectivas. Hasta mediados del siglo XX, época de la revolución comunista en China, el pueblo de China siempre había creído y respetado la armonía entre el cielo y la tierra. Según el «Compendio de materia médica», el monumental volumen de herbología china escrito por Li Shizhen, las medicinas elaboradas el día de Duanwu muestran una eficacia milagrosa, y es especialmente así en el caso de las hierbas recogidas bajo el sol del mediodía. Esto es atribuible a la distribución del yin y el yang en diferentes épocas del año. En el quinto día del quinto mes lunar, Duanwu se inclina abrumadoramente hacia el lado del «yang», que a menudo se simboliza con la energía, la luz y la fuerza. Las familias aprovechan así este momento ideal para desintoxicarse y expulsar a los espíritus malignos.
El nombre «Duanwu» se descompone en «duan», que significa el comienzo, y «wu», que indica el mediodía y es un homónimo del carácter chino para «cinco». Así, Duanwu se refiere literalmente al «primer día-cinco del quinto mes», encarnando un nuevo comienzo, donde el cambio de estaciones lleva a un estallido de exuberancia entre todos los seres vivos.
Aunque comúnmente es conocido como el «Festival del Bote del Dragón», Duanwu es representativo de mucho más. Las prácticas tradicionales investigan nuestra relación con el cielo y la tierra, mientras que los cuentos que transmiten rectitud incitan a nuestra auto-reflexión. Como una fiesta simbólica de la civilización que conlleva, Duanwu es el comienzo no solo de una nueva temporada sino también de una nueva y fresca perspectiva.
Janet Ma y traducido por Minghui Wang al inglés, este artículo es reeditado con el permiso de la revista Elite.
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