El director de BioNTech, que fabrica una de las vacunas contra el COVID-19 más comunes en el mundo, afirmó que podrían ser necesarias nuevas vacunas de aquí a 2022 para combatir la «próxima generación» de variantes del COVID-19.
El director ejecutivo de BioNTech, Ugur Sahin, declaró al Financial Times que es probable que las nuevas cepas del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), causante del COVID-19, sean capaces de evadir las vacunas.
«No tenemos ninguna razón para suponer que la próxima generación de virus será más fácil de manejar para el sistema inmunitario que la generación actual», dijo Sahin el lunes. «Este año [una vacuna diferente] es completamente innecesaria. Pero a mediados del próximo año, la situación podría ser diferente», añadió Sahin.
Sin mencionar los datos que sugieren que la «inmunidad natural» puede ofrecer una protección mejor y más duradera, el ejecutivo dijo que las próximas vacunas tendrán que estar «adaptadas» a los próximos cambios del virus del PCCh.
«Este virus permanecerá, y el virus se adaptará aún más», continuó diciendo Sahin. «No tenemos ninguna razón para suponer que la próxima generación de virus será más fácil de manejar para el sistema inmunitario que la generación actual. Se trata de una evolución continua, y esa evolución acaba de empezar».
Otros ejecutivos de empresas farmacéuticas, como el director general de Pfizer, Albert Bourla, también predijeron nuevas variantes capaces de vulnerar las vacunas.
«El escenario más probable para mí es que, dado que el virus está extendido por todo el mundo, seguirán apareciendo nuevas variantes», dijo Bourla a ABC News en una entrevista reciente. «Además, tendremos vacunas que durarán al menos un año, y creo que el escenario más probable es la vacunación anual, pero no lo sabemos realmente. Tenemos que esperar y ver los datos».
A lo largo de la segunda mitad de 2021, los funcionarios de salud mundiales, los jefes de las empresas y los medios de comunicación han advertido con frecuencia sobre la variante delta del COVID-19 y han citado a menudo la variantes como una razón para implementar más cierres, órdenes de vacunación para los puestos de trabajo, pasaportes de vacunación y otras medidas.
En Israel, uno de los países más vacunados del mundo, las autoridades han dicho que la gente tendrá que recibir una vacuna de refuerzo contra el COVID-19, o una tercera dosis, después de seis meses para que se considere totalmente vacunada. Esto significa que a las personas que no hayan recibido la vacuna se les denegará la entrada o el servicio en ciertos negocios como restaurantes, gimnasios o recintos deportivos, ya que el gobierno israelí exige que las personas muestren documentos de prueba de vacunación, conocidos como «pase verde».
Israel, que depende en gran medida de la vacuna de Pfizer-BioNTech, es el primer país del mundo que obliga a presentar la vacuna de refuerzo en su pasaporte digital de vacunación.
Los comentarios se producen después de que un reciente estudio de BioRxiv, publicado antes de la revisión por pares, sugiriera que muchos receptores de la vacuna Pfizer-BioNTech mostraron una disminución sustancial de los anticuerpos contra el COVID-19 y sus variantes, incluidas las delta, beta y mu.
Bali Pulendran, de la Universidad de Stanford, y Mehul Suthar, de la Universidad de Emory, declararon a Reuters la semana pasada que su estudio muestra que «la vacunación con la vacuna de Pfizer-BioNtech induce altos niveles de anticuerpos neutralizantes contra la cepa original de la vacuna, pero estos niveles se reducen casi 10 veces a los siete meses».
The Epoch Times se ha puesto en contacto con Pfizer y BioNTech para obtener más comentarios.
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