La Unión Europea (UE) pondrá en marcha su programa «Certificado Digital Covid de la UE» a contar del 1 de julio, con la herramienta para optimizar la información sobre el estatus COVID-19 de un viajero, aprobada por el europarlamento el 9 de junio. Las vacunas fabricadas en China no están reconocidas en el programa, a diferencia de las fabricadas en Rusia. Como respuesta, la embajada del régimen chino en Francia dijo que tomaría represalias contra los viajeros franceses en China, aplicando un trato recíproco.
Todos los países miembros de la UE, así como Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, están incluidos en el esquema que agilizará la información sobre el estado de salud de los viajeros, incluidos los resultados de las pruebas de COVID-19, el estado de recuperación o el estado de vacunación, para ayudarles a desplazarse más eficazmente por los países de la Unión Europea, los que individualmente siguen teniendo diferentes requisitos de entrada.
Los certificados digitales contienen un código QR y son expedidos por los distintos países de la UE. Todos los países de la UE están obligados a reconocer los certificados emitidos de los otros países de la UE.
Las vacunas fabricadas en China no están incluidas en el programa, ya que su uso no ha sido aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Sin embargo, algunos Estados miembros de la UE, como Grecia, Chipre, Hungría y Serbia, aceptaron individualmente dichas vacunas.
En consonancia con la decisión de la UE, Francia aplicó el 9 de junio una nueva normativa de entrada por COVID-19. Las personas que se hayan vacunado ahora no necesitarán aportar «razones de peso» para entrar en Francia, ni tendrán que estar en cuarentena. El país aprobó las vacunas de Pfizer, Modena, AstraZeneca y Johnson & Johnson. Las vacunas fabricadas por empresas con sede en China no fueron aprobadas. Además, Francia divide al mundo en tres zonas epidémicas: verde, naranja y roja. China figura como zona naranja.
De acuerdo con la normativa, para entrar a Francia los ciudadanos chinos deberán aportar «razones de peso», y si se les concede la entrada, deberán permanecer en cuarentena durante siete días tras su llegada.
La página web oficial de la Embajada de China en Francia publicó un anuncio el 14 de junio para recordar a los ciudadanos chinos la nueva normativa francesa. Un miembro del personal de la embajada dijo a Radio Free Asia que Beijing aplicará «sanciones recíprocas», es decir, cuando los ciudadanos franceses entren en China, China no reconocerá su vacunación con vacunas no chinas.
Los medios de comunicación de China continental informaron de las medidas de represalia del régimen contra Francia el 15 de junio, e indicaron que los viajeros procedentes de Francia, a su llegada, serán puestos en cuarentena durante 28 días, lo que es mucho más extenso de lo que Francia exige a los ciudadanos chinos. La prensa afirmó que las vacunas fabricadas en China no estaban siendo reconocidas por Francia y la UE por razones políticas, pero que ya fueron aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además indicó que la represalia del régimen se hizo para «dar una lección a Francia».
El comentarista de temas de actualidad con sede en Francia, Wang Longmeng, dijo a Radio Free Asia que cree que la represalia de China tiene la intención de avivar los sentimientos nacionalistas entre los chinos y calificó el hecho como uno de los casos representativos de «diplomacia del lobo» del régimen y el embajador chino en Francia, Lu Shaye, quien ha criticado frecuentemente a los países occidentales por sus llamados a una investigación sobre los orígenes del COVID-19. Las críticas también se publicaron en el sitio web oficial de la embajada china y la embajada china en Francia publicó continuos comentarios en las redes sociales en un intento de influir en la opinión pública contra occidente.
«El trato recíproco que reclama China también es ridículo. ¿Cómo se sentirán los ciudadanos chinos que viven en Francia y recibieron las vacunas occidentales? ¿Se les va a prohibir volver a China?», dijo Wang.
Wang añadió que cree que, como país importante de la UE, Francia está siendo responsable con sus ciudadanos al no aprobar las vacunas chinas, dados los informes de baja eficacia y la falta de transparencia en torno a los datos utilizados en los ensayos clínicos. Según el comentarista, esto también es una manera para contener a China, ya que el régimen comunista está impulsando su diplomacia de vacunas y buscando el dominio mundial aprovechando la oportunidad de la pandemia.
Erkin Azat, periodista kazajo residente en Francia, alabó la decisión de la UE de no aprobar las vacunas chinas. Sin embargo, dijo a Radio Free Asia que le preocupa que las políticas colectivas de la UE acaben siendo vulneradas por la diplomacia de las vacunas de China. Algunos países de la UE que participan en la «Iniciativa de la Franja y la Ruta» del régimen chino, ya aprobaron las vacunas chinas.
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