SANTA CRUZ, Bolivia —Al igual que muchas naciones, Chile fue testigo de un aumento significativo de los casos del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) que comenzó el 27 de diciembre y alcanzó su punto máximo el 17 de enero con un asombroso cambio de 144% en los pacientes positivos registrados.
Aunque, a diferencia de la mayoría de los países que se enfrentan a aumentos de casos después de las fiestas, Chile cuenta con los niveles de inmunización contra el virus del PCCh más altos de América Latina, con un 88.9%.
Además, la pequeña nación sudamericana entró en la lista de los cinco países más vacunados del mundo.
Los funcionarios del Ministerio de Salud de Chile atribuyeron el aumento de los últimos casos positivos a la variante ómicron, altamente contagiosa, que los investigadores identificaron el pasado mes de noviembre.
Hay un número considerablemente menor de muertes y hospitalizaciones asociadas a la reciente afluencia de nuevos casos.
La introducción de una cuarta dosis de la vacuna, o segunda inyección de refuerzo, fue anunciada el 10 de enero por el presidente saliente Sebastián Piñera, quien reafirmó el compromiso del gobierno con la inmunización como la principal línea de defensa contra la infección.
Sin embargo, algunas pruebas sugieren que la inmunidad natural está desempeñando un papel fundamental en la prevención de la enfermedad grave.
El 19 de enero, los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos publicaron estudios médicos de California y Nueva York, que recopilaban datos de casos de COVID-19 entre mayo y noviembre de 2021. Los resultados mostraron que, a partir de octubre, las personas que habían sobrevivido a una infección anterior tenían mejores resultados contra la enfermedad que las que solo se habían vacunado.
Otro estudio publicado por el Centro de Investigación de Virus de la Universidad de Glasgow a principios de enero mostró que la inmunidad natural provocada por una infección previa era más eficaz que la de las personas que solo recibieron dos dosis de una vacuna. No obstante, la inmunidad natural resultó ser menos eficaz que la de quienes nunca contrajeron la enfermedad, pero recibieron una tercera vacuna.
Aunque los CDC reconocen la existencia de la inmunidad natural al virus del COVID-19, sostienen que la mejor prevención contra el desarrollo de síntomas graves es la vacunación.
La eficacia de algunas vacunas también ha sido puesta en duda.
El pasado mes de abril, el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, Gao Fu, admitió que la eficacia de las vacunas chinas debía mejorar.
En los primeros días de su programa de vacunación, Chile dependía en gran medida de la vacuna china Sinovac-CoronaVac para proteger a su población. La mencionada vacuna es un virus inactivado que solo tiene un 51% de efectividad.
Pero Piñera anunció el 24 de enero que un envío de 2 millones de dosis de Moderna garantizaría una segunda dosis de refuerzo a todos los chilenos.
«Una vez más pedimos a los rezagados (…) que vengan a vacunarse. Háganlo por ustedes, por sus familias, por sus comunidades, por sus compañeros de trabajo, por su país», dijo el presidente.
Con una población de más de 19 millones de personas, la llegada del pequeño cargamento de Moderna pone de manifiesto el limitado número de vacunas occidentales que Chile ha podido garantizar a su población.
Además, ilustra la dificultad que prevalece en los países latinoamericanos para acceder a vacunas que no procedan de China o Rusia.
Según la Organización Mundial de la Salud, el COVID-19 ha causado la muerte de 39,512 personas en Chile.
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