Deng Xiaoping, el exlíder del Partido Comunista Chino (PCCh), es sinónimo de las políticas de reforma económica que se pusieron en marcha en 1978 en China y que abrieron el país a las empresas e inversión extranjera.
Este año se cumple el 40º aniversario de la introducción de esas políticas, y la prensa estatal china se jacta de que las reformas condujeron a una “China próspera”. Sin embargo, la realidad es que la economía china puede estar ahora yendo en la dirección opuesta y cada vez más lejos del modelo económico occidental.
Recientemente, el nombre “Xiaoping” se ha asociado a la idea de apuntalar la economía mediante la fusión de empresas privadas con empresas estatales.
¿Más planificación central?
A principios de septiembre comenzaron a circular en Internet rumores acerca de que Beijing estaba impulsando una economía más planificada por el Estado, cuando Wu Xiaoping, autodefinido experto financiero, escribió un artículo online en el que afirmaba que “el sector privado ya ha cumplido su misión histórica de ayudar al sector público a crecer a pasos agigantados”.
La siguiente fase no consistía en que el sector privado pudiera expandir sus negocios, escribió Wu, sino que se introduciría “una nueva forma [de economía] con mayor centralización y cooperación”, basada en un “sistema económico mixto ampliado”, en el que los sectores público y privado se fusionarían en uno solo.
El artículo de Wu circuló ampliamente tanto en las redes sociales como en los principales medios de comunicación chinos. Se especuló mucho sobre el futuro de las empresas privadas, dado que muchas de las corporaciones más grandes de China fueron desbaratadas por el régimen chino en los últimos meses, incluyendo Anbang Insurance Group, una de las aseguradoras más grandes de China, después de que su expresidente Wu Xiaohui fuera condenado a 18 años de prisión por fraude y malversación de fondos en mayo pasado.
Los nervios en el sector privado chino se intensificaron cuando otra persona con el nombre de “Xiaoping” apareció en los titulares. El 13 de septiembre, el Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social de China, publicó en su sitio web los comentarios del viceministro Qiu Xiaoping en una reunión para discutir las formas de profundizar la “gestión democrática” en el sector privado.
En la reunión de Hangzhou, la capital de la provincia de Zhejiang en el este de China, Qiu declaró que, bajo el liderazgo del Partido Comunista Chino, los empleados que trabajan en empresas privadas deben “participar conjuntamente en la gestión empresarial y disfrutar de los frutos del desarrollo de su empresa”, y que tanto los directivos como los empleados deben “asumir los riesgos de la empresa juntos”.
Esto va en contra de la estructura convencional de gestión occidental que normalmente responsabiliza a los ejecutivos –y no a los empleados– de las pérdidas financieras de una empresa.
La preocupación de que el sector privado se vuelva más vulnerable a la influencia del Partido, no es infundada. Según estadísticas recopiladas por la publicación financiera china Caixin, este año más de 20 empresas privadas en China recibieron inversiones de empresas estatales. Esto ha sido fomentado por Beijing, ya que el régimen chino convocó a que más activos controlados por el Estado invirtieran en el sector privado como parte de su 13º Plan Quinquenal presentado en 2016.
Una de esas empresas privadas era Kingee Culture, una firma con sede en Beijing dedicada al negocio del oro, la plata y las joyas. En julio, uno de los accionistas mayoritarios de la empresa, Bikong Longxiang, una empresa de gestión de activos con sede en Beijing, vendió el 73,32 por ciento de las acciones de Kingee por un total de 1 yuan (15 centavos de dólar) al Grupo HKJ, según el periódico estatal chino Noticias Vespertinas Yancheng. HKJ Group es una empresa de servicios financieros controlada por una oficina local de la Comisión de Supervisión y Administración de Activos (CSAA) de propiedad estatal. La CSAA es una agencia gubernamental que supervisa a las empresas estatales de China.
El 25 de septiembre, Dafu PeiTian Investment, con sede en la sureña ciudad china de Shenzhen, vio cómo uno de sus principales accionistas vendía el 29,99 por ciento de sus acciones (alrededor de 230 millones de acciones) a Xing Gang Investment, una empresa estatal propiedad del comité de gestión de la Zona Económica del Aeropuerto de Zhengzhou, ubicado en la ciudad homónima, la capital de la provincia de Henan, según informó el periódico financiero estatal chino Diario de Valores. La transacción estuvo valuada en 280 millones de yuanes (unos 40,7 millones de dólares).
A expensas del sector privado
Ya hay voces opositoras dentro de China en contra de cualquier movimiento hacia un sistema económico mixto. Según el portal de noticias chino Sina, Yao Yang, director del Centro de Investigación Económica de China de la Universidad de Beijing, durante un seminario en Beijing organizado por el Consejo Estatal de China los días 16 y 17 de septiembre, señaló que las empresas estatales no deberían aprovecharse de las empresas privadas en dificultades, ya que eso sería un duro golpe para la confianza del sector privado.
En los últimos años, Beijing ha implementado políticas que favorecen los activos de propiedad estatal. Por ejemplo, el régimen chino promulgó medidas de desapalancamiento financiero para reducir sus deudas masivas, especialmente las deudas contraídas por empresas estatales y gobiernos locales.
En cambio, ese esfuerzo por reducir la deuda pública ha puesto en clara desventaja a las empresas privadas, que no pueden obtener préstamos bancarios debido a las estrictas políticas de préstamos de Beijing. Al mismo tiempo, Beijing también impuso un plan de impuestos y seguridad social de 300.000 millones de dólares con el fin de generar fondos para los gobiernos locales afectados por el déficit, también a expensas del sector privado.
En junio, Chengxin International Credit Rating Company de China informó que 13 empresas incumplieron con unos 20 bonos, por un total de 14.800 millones de yuanes (unos 2150 millones de dólares), en los primeros cinco meses de este año, según Sina. Para siete de estas empresas, fue la primera vez que incumplieron sus obligaciones, seis de ellas eran empresas privadas.
El 6 de septiembre, el Diario del Pueblo, portavoz del Partido, informó que más de 27 millones de empresas privadas poseían un total de activos registrados de más de 165 billones de yuanes (unos 24 billones de dólares) en China a finales de 2017. Contribuyeron con aproximadamente el 60 por ciento del PIB de China.
Aunque el sector privado ha contribuido más a la economía china, queda por ver si más empresas estatales invertirán o se apoderarán de empresas privadas antes de finales de este año.
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