En su batalla contra la religión, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado utilizando extensamente incentivos monetarios para los ciudadanos informantes que brinden pistas sobre actividades y grupos religiosos que considera «ilegales». Desde el establecimiento de cajas, líneas directas y sitios web para realizar denuncias hasta la publicación de anuncios de concientización pública en los medios de comunicación y el otorgamiento de bonificaciones para los funcionarios, el régimen está cultivando la cultura de realizar denuncias a fin de infundir miedo entre la población y disuadir a las personas de practicar su fe. A lo largo de toda China surgen a diario nuevas iniciativas de este tipo.
Según las Medidas de incentivo para denunciar actividades religiosas ilegales (en fase de prueba), emitidas en octubre de 2019 por la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos de la ciudad de Handan, en la provincia norteña de Hebei, los informantes podrán recibir entre 100 y 500 yuanes (de 14 a 72 dólares); y en algunos casos, incluso más. Entre las «violaciones» que se alienta a denunciar se mencionan estudios religiosos y peregrinaciones no autorizadas, menores que asistan a actividades y clases religiosas, trabajo misionero en lugares públicos u hogares, así como también la distribución de publicaciones religiosas fuera de los lugares de culto.
Decretos similares han sido adoptados por las autoridades de las ciudades de Xingtai, Baoding y Tangshan en Hebei, y de la ciudad de Puyang y el condado de Hua, administrados por la ciudad de Anyang, en la provincia central de Henán.
Según informes gubernamentales, la expansión de las medidas de denuncia en todo el país ha ayudado a incrementar la cantidad de materiales confiscados durante la campaña nacional tendiente a «erradicar la pornografía y las publicaciones ilegales». En comparación con el año 2018, en el año 2019, la cantidad de denuncias de personas aumentó en un 61% en todo el país, ascendiendo a casi 5200 casos confirmados de publicaciones ilegales, entre los que se incluyen materiales religiosos. Las autoridades están dispuestas a «intensificar aún más el trabajo de denuncias en el futuro» y a premiar a los informantes con dinero para que cada vez más personas participen en la campaña, desempeñándose como «guardianes de la disciplina pública».
Los grupos religiosos identificados como xie jiao (enseñanzas heterodoxas) por el PCCh a menudo son los objetivos principales de estas medidas de denuncia. En septiembre del año pasado, la Asociación Antisectaria de Mongolia Interior emitió un anuncio público, ofreciendo recompensas de hasta 300,000 yuanes (alrededor de 43,000 dólares) por denunciar «delitos cometidos por organizaciones xie jiao«. El documento enumera un total de 11 niveles de remuneraciones.
En el año 2018, el Gobierno de la ciudad de Weifang en la provincia oriental de Shandong organizó una campaña publicitaria, alentando a las personas a denunciar grupos religiosos catalogados como xie jiao. Publicaron y distribuyeron alrededor de 100,000 folletos y efectuaron anuncios en los periódicos locales y en la televisión. Según se informa, como consecuencia de ello, se han recibido más de 700 denuncias. Entre ellas, un informante recibió 3000 yuanes (alrededor de 430 dólares) por haber denunciado a un practicante de Falun Gong (también llamado Falun Dafa, una práctica avanzada de auto-cultivación de la escuela Buda, fundada por el Sr. Li Hongzhi. La disciplina basa en las características más altas del universo Verdad, Benevolencia, Tolerancia) que distribuía folletos. Otro recibió 40,000 yuanes (alrededor de 5800 dólares) por haber denunciado un lugar de reunión perteneciente a la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), el cual posteriormente fue allanado por la policía.
En Lyuliang, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia norteña de Shanxi, en julio de 2018, una miembro de la IDT fue denunciada por su vecino por organizar reuniones. Posteriormente fue sentenciada a cuatro años de prisión «por utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley».
Según información proporcionada por ciudadanos atraídos por los incentivos monetarios del régimen, el año pasado numerosas iglesias domésticas fueron allanadas y posteriormente clausuradas. Las autoridades locales de toda China continúan fomentando la cultura de la denuncia, prometiendo recompensas financieras por denunciar a los creyentes.
Este artículo fue publicado originalmente en Bitter Winter, una publicación sobre libertad religiosa y derechos humanos en China.
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