En China, hay grupos de personas que han tenido síntomas leves del COVID-19 desde diciembre de 2019, cuando estalló el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) en Wuhan. Ellos dieron negativo en las pruebas de ácido nucleico en varias ocasiones, pero sus condiciones han persistido durante meses. Ellos continúan sufriendo síntomas asoladores, pero sus solicitudes para ser sometidos a un tratamiento formal han sido constantemente ignoradas.
Estos pacientes sospechosos de COVID-19 están activos en la plataforma china de preguntas y respuestas Zhihu y compartieron sus síntomas: tos seca, opresión en el pecho, fiebre, flema abundante, debilidad, dolor errante, diarrea, contagiosidad, y otros.
Algunos tienen historial de contactos en Wuhan; otros no.
La mayoría de sus síntomas se originaron en enero o febrero de 2020, cuando las infecciones comenzaron a aumentar y extenderse desde Wuhan, el epicentro, a otras partes de China y en otros lugares.
«Estamos luchando desesperadamente para ser confirmados como pacientes con COVID-19»
Li Jun (alias), residente de la ciudad de Haikou, capital de la provincia de Hainan, al sur de China, contó recientemente detalles de su historia a la edición china de The Epoch Times.
Li solía vivir una vida feliz con su esposa y su hija de 4 años, ganando unos ingresos anuales considerables de 200,000 yuanes (unos USD 31,300). Sin embargo, su vida dio un giro luego de que transitó por Wuhan por negocios a fines de diciembre de 2019.
El 20 de enero de 2020, más de veinte días después de regresar a Haikou, comenzó a desarrollar dolor de garganta. Al día siguiente, tuvo fiebre que duró cinco días. Para su sorpresa, ningún medicamento o inyección pudo curar la fiebre durante el período.
“Nunca he experimentado eso desde mi niñez”, recuerda Li.
Al final, su fiebre se calmó. Pero posteriormente esa noche, tuvo dificultad para respirar cuando se levantó y sudaba mucho.
“Desde entonces, desarrollé todo tipo de síntomas extraños. Sentía un sabor a óxido de hierro en la boca cuando bebía agua o comía. Esta situación duró medio mes. Posteriormente, dejé de sentir sed o temperatura. Por ejemplo, no podía sentir fiebre baja incluso si la estaba experimentando. Además, desde entonces, tengo sudores nocturnos todos los días».
Su esposa e hija comenzaron a mostrar síntomas similares. La fiebre de su esposa duró aún más: nueve días. Su vivaz hija comenzó con tos seca, se sentía débil, y se acostaba en la cama con desgana.
Li se enteró de las noticias que el doctor Li Wenliang, uno de los primeros denunciantes de la pandemia, también sufrió sudores nocturnos después de que se confirmó que tenía COVID-19. Luego de enterarse de eso, Li comenzó a identificarse como un paciente con COVID-19.
El 6 de febrero, un hospital local le realizó una prueba de ácido nucleico tras sus fervientes pedidos–esta fue la primera vez que fue testeado. El resultado dio negativo. Él reportó el caso de su familia en una carta al Centro provincial para el Control y la Prevención de Enfermedades. Desafortunadamente, su carta no fue tomada en serio.
En marzo, comenzó a sentir dolor en las articulaciones en todo el cuerpo. Estaba tan débil que tenía problemas para bajar o subir las escaleras.
“Los analgésicos tampoco sirvieron”, dijo Li.
A medida que su tos empeoraba, Li se sometió a una tomografía computarizada y una prueba de ADN. Los resultados mostraron que todo estaba normal excepto un poco de enfisema, lo cual es poco probable que cause tales reacciones adversas.
Los síntomas de Li aparecieron uno tras otro y de manera interminable. Actualmente tiene dolores en el pecho y atrofia muscular. Y una vez más, su esposa también tiene síntomas similares.
Toda la familia recibió cuatro veces atención hospitalaria el año pasado, y cada sesión duró de 15 a 20 días. Actualmente, permanecen en el Hospital Oncológico de Hainan. Para continuar su tratamiento, tuvieron que vender su propiedad en junio del año pasado y pagar los honorarios médicos con el dinero que habían obtenido de la venta. Hasta ahora, sus gastos han ascendido a más de 400,000 yuanes (unos US 62,600).
«Estoy en una profunda desesperación», dijo Li. “Hemos gastado mucho dinero. Y mi esposa y yo no podemos trabajar. Es muy triste».
«Estamos luchando desesperadamente para ser considerados como pacientes con COVID-19″, dijo Li a la edición china de The Epoch Times. “O no podremos obtener un tratamiento formal pertinente. En este momento, estoy extremadamente desesperado».
Wuhan tiene la mayoría de los pacientes de este tipo
Pacientes como Li Jun participan en comunidades de WeChat (una app de mensajería china), donde comparten sus historias. Según la estimación de Li, Wuhan alberga alrededor del 40 por ciento de pacientes como él. Él cree que también hay muchas personas con síntomas similares en otras partes de China.
Liu Hua (alias), residente de Wuhan, recordó que tuvo síntomas similares a los de un resfriado el 23 de enero de 2020, el día histórico en el que la megaciudad con 11 millones de personas fue sometida a un duro confinamiento.
Pronto descubrió un resfriado extraño ya que ningún medicamento funcionó en absoluto. Ella también desarrolló síntomas comunes en la comunidad: fiebre baja, dolor de pecho, tos, flema y arritmia cardíaca. Y las pruebas de ácido nucleico dieron negativas.
Ella le dijo a la edición china de The Epoch Times que muchos de los pacientes como ella están en Wuhan y en otros lugares.
Según ella, los miembros de un grupo de chat al que una vez se unió llegaron a un máximo de 500. El grupo fue creado por un médico local, quien los clasificó para encuestas digitales.
Liu finalmente dejó el grupo porque la atmósfera era demasiado desalentadora para ella.
Confundido con trastorno de ansiedad
Los médicos y las personas que los rodean frecuentemente han diagnosticado a los pacientes sospechosos de COVID-19 con síntomas leves, como pacientes con ansiedad o trastornos mentales.
«¿Puede la ansiedad causar tos?», expresó Li Jun con desconfianza.
Li Yan (alias), especialista en uñas, dejó escapar su frustración cuando comenzó una entrevista con la edición china de The Epoch Times: “Tengo un dolor insoportable; vivo todos los días como si fuera a morir».
Ella dijo que se infectó en diciembre del año pasado con el brote de la pandemia en la ciudad de Dalian, provincia de Liaoning. Dijo que sus síntomas vienen en ciclos, que incluyen debilidad, dolor muscular, sensación de materia extraña en la garganta, fiebre y dolor en el pecho, entre otros.
Sin embargo, los médicos consideraron su condición como un trastorno de ansiedad porque todas sus pruebas de ácido nucleico resultaron negativas.
La especialista ha dejado el trabajo debido a su enfermedad.
“Nuestras familias consideran que las personas como yo están locas. Solo nosotros mismos sabemos lo incómodos que nos sentimos. Nadie habla por nosotros. Todos los días deseo morir. Quizás solo pueda vivir hasta los 27”, dijo.
Zhou Yu (alias), camarera de un hotel en el condado de Qixian, provincia de Henan, no recordó cómo se enfermó, aunque su signo inicial fue una molestia en la garganta.
Sin embargo, su condición empeoró en mayo y julio de 2020: dolor de garganta seca y con picazón, tos, fiebre baja, debilidad y dolor muscular. Lo que más la sorprendió fue que su madre y sus hijos desarrollaron los mismos síntomas. Ella no se dio cuenta de que su enfermedad era contagiosa.
Zhou creía que había contraído COVID-19.
“Todos [los médicos] creen que estoy loca”, dijo. “Dijeron que ni las pruebas de ácido nucleico ni los análisis de sangre muestran que soy un paciente de COVID-19. Solo tengo una leve inflamación crónica. Y sugieren que vea a un psicólogo».
Actualmente, su inmunidad es tan baja que le da un resfriado cada tres o cinco días. Una vez más, ni la inyección intravenosa ni los medicamentos le funcionan.
«No puedo soportarlo más», estalló la camarera en su desesperación reprimida.
Con información de Gu Xiaohua.
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