Análisis
Durante años han estado circulando rumores de que el Partido Comunista Chino (PCCh) ha desarrollado pequeños satélites con brazos robóticos que pueden ser usados como armamento antisatélite. Un informe recientemente desclasificado detalla estos sistemas pero los presenta como herramientas de investigación.
Desde 2008, el PCCh ha estado desarrollando las armas, las cuales tienen uso dual para propósitos militar y científico. Las armas también incluyen inteligencia artificial, según el South China Morning Post.
También describe que algunos de los satélites más pequeños pesan menos de 10 kg, pero tienen un sensor de triple ojo para medir la forma de los objetivos y puede ajustar su velocidad y rotación, lo que le permite capturar objetos a una distancia de unos 15 cm, usando un único brazo robótico.
«El satélite chatarrero luego prende los propulsores y maniobra la basura para que pueda incendiarse al caer a la atmósfera», dice. «En escenarios militares, podría permanecer anexado a deshechos para evitar ser rastreado desde tierra».
En el artículo se refiere a armas antisatélite como «satélites recolectores de chatarra» y dice que el PCCh ha lanzado al menos 10 de ellos en los últimos 10 años.
Dado el historial del PCCh en usar desinformación, las cifras públicas deberían ser tomadas con cautela, pero el hecho de que el régimen reconozca la existencia de estas armas tan controvertidas es significativo.
Es posible que el PCCh esté liberando información sobre estas armas debido a que Estados Unidos, bajo el presidente Donald Trump, está comenzando a tomar más seriamente la guerra espacial y está considerando iniciar una Fuerza Espacial como nueva rama militar.
Liberar la información le permite al PCCh encuadrar percepciones—y hasta ahora, la información muestra que el régimen está intentando presentar su programa de armas espaciales como de intenciones pacíficas y similar al de otras naciones.
El South China Morning Post hace notar que la existencia de las armas antisatélite «recolectores de chatarra» del PCCh fue confirmada por investigadores chinos el mes pasado. Atribuye la confirmación a Luo Jianjun, vicedirector del Laboratorio Nacional de Tecnología de Dinámica de Vuelo Espacial de la Universidad Politécnica del Noroeste en Xian, provincia de Shaanxi.
Agrega que aunque el PCCh desclasificó recientemente parte del programa, «la mayoría de los detalles siguen siendo secretos por las potenciales aplicaciones militares de la tecnología». El artículo cita a Luo diciendo «preferimos no hablar de ello públicamente».
Garrote de asesino
El PCCh ha estado probando armas antisatélite desde al menos 2005, pero llegó a los titulares en 2007 cuando, sin previo aviso, destruyó su satélite climático Feng Yun I-C con un misil. El impacto desparramó más de 3000 pedazos de escombro en órbitas bajas. Al PCCh se le impidió desde ese momento trabajar con la NASA.
Los detalles en el nuevo informe sugieren que el PCCh comenzó a trabajar en armas antisatélite más sutiles luego de su controvertida prueba en 2007. En vez de destruir satélites en órbita y crear basura que pueda dañar otros activos en órbita, creó sistemas con brazos robóticos que pueden prenderse a satélites objetivo y destruirlos.
Para el PCCh, las armas espaciales como estas juegan un rol principal en sus estrategias militares contra Estados Unidos. Ellas son parte del programa que llaman «garrote de asesino«, o «carta de triunfo», designado para destruir sistemas fundamentales del ejército estadounidense, como satélites GPS, sistemas de comunicación y otras armas.
«Estas modernas armas Carta de Triunfo y Garrote de Asesino le permitirán a las fuerzas de baja tecnología de China prevalecer sobre las fuerzas de alta tecnología de EE. UU. en un conflicto localizado», dice un informe de 2o11 del Centro Nacional de Inteligencia Sobre Terreno.
Además de estos sistemas, el PCCh ha operado bases militares secretas para armas antisatélite y sistemas de pulso electromagnético. El coronel indio retirado Vinayak Bhat, que se especializa en análisis de imágenes satelitales con foco en China, publicó recientemente un descubrimiento en las imágenes satelitales que muestran varias de estas bases en China.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la opinión de La Gran Época.
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