China está promoviendo su modelo político y económico en todo el mundo en un esfuerzo por obtener una mayor legitimidad global para el liderazgo y las ambiciones a largo plazo del Partido Comunista Chino, dijeron la semana pasada analistas y expertos académicos.
El equipo se reunió en línea para testificar ante la Comisión de Revisión de la Economía y la Seguridad de Estados Unidos y China (USCC).
«Ya sea por convicción o conveniencia, China ha utilizado cada vez más su influencia internacional para ganar la aceptación global de un modelo de gobierno alternativo, orientado e influenciado por China», dijo el comisionado Jim Talent, un republicano que anteriormente representó a Missouri en el Senado de Estados Unidos.
China está tratando de «ejercer influencia sobre el gobierno, las instituciones, las normas y los valores internacionales», agregó el comisionado.
«Los líderes de China están decididos a fortalecer lo que llaman el poder del discurso o la capacidad de dominar el debate de cuestiones delicadas y dirigir la formulación de conceptos y normas que sustentan el sistema internacional», señaló a continuación.
La USCC fue establecida por el Congreso en el 2000, en un momento en que tanto los formuladores de políticas como los políticos consideraban la inminente entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) como una oportunidad y una amenaza.
China finalmente se incorporó a la OMC en diciembre de 2001. Los años siguientes aportaron un enorme crecimiento a su economía y a la expansión de una clase media aproximadamente del tamaño de la población de Estados Unidos.
China busca mayor influencia internacional
La narrativa oficial de China sobre su nuevo estatus de país con ingresos medio-altos, según lo designado por el Banco Mundial, está cuidadosamente formulada para justificar el fuerte control del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre el pueblo chino. La postura del régimen es que el orden internacional actual sigue apoyando «injustamente» a un mundo occidental dominante, encabezado por Estados Unidos, según Nadège Rolland, investigadora principal de la Oficina Nacional de Investigación sobre Asia.
«Hoy en día, como resultado de su crecimiento y su desarrollo», China tiene un problema con la «discrepancia percibida» entre su recién descubierto «poder material y su estatus e influencia internacional», dijo Rolland.
China, un estado autoritario de un solo partido, utiliza un concepto retorcido de democracia para ejercer presión para conseguir un papel más influyente en el mundo, sugirió la analista.
La nación dirigida por los comunistas está promoviendo la idea de «una mayor democracia en las relaciones internacionales», lo que aumentaría la influencia de un país en los asuntos mundiales en proporción a su poder material, dijo Rolland.
Con esa fórmula China cree que su influencia debería aumentar, y «el papel y la influencia de Occidente debería disminuir», concluye la analista.
David Shullman, integrante del Instituto Republicano Internacional está de acuerdo con esta opinión.
«China, como todas las potencias en ascenso a lo largo de la historia, está insatisfecha de que la actual distribución de beneficios en la política internacional no represente su creciente poder en el sistema internacional», dijo. «China espera una mayor representación en las instituciones internacionales, cambios en el gobierno de esas instituciones y, en algunos casos, cambios en sus reglas subyacentes».
Pero el deseo de China de tener un mayor estatus e influencia en la escena internacional tiene un propósito, según Elizabeth Economy, experta en China del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, y este es exportar su «modelo chino» a países que por naturaleza son más comprensivos con la perspectiva del PCCh que los países democráticos occidentales.
Amenazado por valores universales
Economy sugiere que la exportación de su modelo por definición incluye la exportación de las «normas y valores» de China, y como tal, crea una base más amplia en todo el mundo a favor de sus políticas.
Son exactamente esas normas las que China está ansiosa por exportar, dice Rolland, debido a su incompatibilidad con los valores comúnmente asociados con las democracias liberales y occidentales.
«El orden [mundial] existente tiene sus raíces en normas intrínsecamente antagónicas a los principios organizativos en los que se basa el sistema del PCCh y, por lo tanto, son una amenaza duradera para la legitimidad del régimen».
Rolland había testificado anteriormente que «el PCCh culpa a la promoción global de los ‘llamados valores universales’ por el conflicto y la perturbación en todo el mundo, un reflejo obvio de sus propias ansiedades de supervivencia».
Implicaciones del desacoplamiento de las economías de EE.UU. y China
Cuando el Comisionado Michael Wessel le preguntó si «vamos a estar en dos caminos muy separados, donde en uno está andando China con su propia órbita, frente a Estados Unidos con su propia órbita», Rolland respondió señalando una de las principales preocupaciones de Beijing, especialmente después de la pandemia del virus del PCCh.
«Una manera de pensar sobre esto es entender que una de las actuales preocupaciones de Beijing es mantener la economía mundial abierta», dijo Rolland.
«La discusión sobre el desacoplamiento, creo, es muy, muy amenazante para Beijing», continuó.
«Sí, ellos querrían tener países en su órbita pero aún así les gustaría que la economía estuviera abierta para poder tener acceso a la propiedad intelectual, los mercados y la tecnología. Suena paradójico, pero la economía de China no puede funcionar sin mercados abiertos».
La paradoja a la que la analista se refiere es que China quiere mantener cerrado el acceso a sus propios mercados.
Un conflicto de ideologías
El Comisionado Larry Wortzel, un renombrado experto en China y de sus Fuerzas Armadas, centra su cuestionamiento en la ideología.
«Para mí, la ideología es un conjunto de creencias, valores o ideales que forman la base de la teoría económica, el comportamiento político y la política estatal», dijo.
Mencionando que él había escuchado durante la audiencia a los analistas llamar a la ideología de la República Popular China «capitalismo autoritario» y «socialismo internacional», notó también que un experto parecía evitar llamar ideológico el comportamiento de Beijing.
«El orden liberal internacional se basa en una ideología», dijo Wortzel. Por lo tanto, «la promoción de un orden internacional alternativo y un sistema estatal es la promoción de una ideología».
«Es importante para mí», agregó Wortzel, «pues al negar o no reconocer que se trata de un desafío ideológico, tiene el potencial de silenciar tanto la forma en que el Congreso responde a él, como al ejecutivo y al pueblo estadounidense».
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