Después de que Estados Unidos acusara a China de prácticas comerciales desleales para alimentar sus ambiciones nacionales de convertirse en una superpotencia tecnológica, Beijing está comenzando a suavizar su retórica agresiva.
Desde el comienzo de la disputa comercial con Estados Unidos, “Made in China 2025”, el plan que Beijing promovió un proyecto para que el país asiático se convierta en un centro mundial de fabricación de tecnología y no depender más de las importaciones de tecnología extranjera, fue considerado como una prueba del afán de China por robar propiedad intelectual.
Desde entonces, el Partido Comunista Chino (PCCh) ordenó a los medios de comunicación estatales que omitieran las menciones a Made in China 2025.
Luego, a principios de noviembre durante una conferencia de prensa después de las elecciones de mitad de período, el presidente estadounidense Donald Trump hizo referencia al plan, diciendo que “China se deshizo de su ‘China 25’ porque me resultó muy insultante”.
Sin embargo, a pesar del reciente silencio, el régimen chino acaba de dar a conocer datos que revelan que sigue apoyando en gran medida el desarrollo hiperactivo de los campos de la ciencia y la tecnología, incluido el plan ‘Made in China 2025’.
El 12 de noviembre, el Economic Information Daily citó los últimos datos del Ministerio de Ciencia y Tecnología de China sobre la financiación estatal para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
En total, este año el Estado aportó 12.700 millones de yuanes (1830 millones de dólares) en fondos estatales para investigación y desarrollo en 429 organizaciones relacionadas con “desarrollo social, nueva tecnología de punta, ciencias agrícolas” y otros campos. La mayor parte del dinero se otorgó a institutos de investigación científica, universidades y empresas tecnológicas, según el informe.
El campo que recibió la mayor cantidad de fondos fue “prevención de riesgos de seguridad pública, y tecnología y equipos de emergencia”, con 55 proyectos que recibieron un total de aproximadamente 1290 millones de yuanes (185,4 millones de dólares).
Otro campo importante fue el desarrollo de vehículos de nuevas energías, con la mayoría de los proyectos involucrados en la investigación de baterías de vehículos y maquinaria eléctrica. Esos proyectos recibieron mil millones de yuanes (143,8 millones de dólares).
La Universidad de Tsinghua fue la que más fondos obtuvo, con 80 proyectos y 1800 millones de yuanes en financiación en tres años. La institución pública es considerada una empresa estatal de gestión de activos y una compañía subsidiaria de fabricación de chips financiada por el Estado. Los semiconductores –chips que alimentan a casi todos los dispositivos electrónicos– son una parte integral de Made in China 2025, ya que China importa actualmente la mayoría de los semiconductores que necesita.
El informe también señaló que el Ministerio otorgó financiamiento en una proporción de 4:4:2 para los institutos de investigación, universidades y empresas, lo que demuestra que el régimen chino no desea apoyar tanto al sector privado.
Sin embargo, el apoyo de Beijing al desarrollo tecnológico es claro. De hecho, el informe cita a un experto anónimo que hizo el siguiente análisis: “ante el hecho de que la innovación impulsa hacia adelante la estrategia del país […] con la ayuda de las finanzas de las autoridades centrales, la inteligencia artificial, la ciencia agrícola, la investigación y el desarrollo biomédico y otras áreas se expandirán rápidamente”.
Es poco probable que el régimen chino renuncie a sus ambiciones tecnológicas en un futuro próximo. Este año, Beijing presentó una nueva estrategia: China Standards 2035, para acelerar los esfuerzos de desarrollo de estándares técnicos en campos de vanguardia como la inteligencia artificial, la computación en la nube y Big Data, y finalmente exportarlos al mercado internacional.
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