El número de estadounidenses que solicitaron beneficios por desempleo disminuyó en 214,000 la semana pasada, informó el Departamento de Trabajo el 17 de marzo, una señal de que la demanda de trabajadores sigue siendo elevada en medio de una escasez laboral continua.
Mientras tanto, el informe de empleos de febrero superó las expectativas pasadas con 678,000 contrataciones adicionales.
Las cifras de la semana que finalizó el 12 de marzo cayeron desde la cifra revisada al alza de 229,000 de la semana anterior, ya que los despidos continúan cayendo en medio de un fuerte repunte del mercado laboral.
El promedio de cuatro semanas de solicitudes, que compensa la volatilidad semanal, cayó a 223,000 desde los 231,750 de la semana anterior, una disminución de 8750 y un mínimo de 50 años.
Según el Departamento de Trabajo, 1,419,000 estadounidenses en total estaban recolectando ayuda por desempleo la semana que terminó el 5 de marzo, 71,000 menos que la semana anterior, el nivel más bajo desde el 21 de febrero de 1970.
Hace un año, ese número era más de 4 millones.
A principios de este mes, el gobierno informó que los empleadores agregaron 678,000 empleos sólidos en febrero, el total mensual más grande desde julio. La tasa de desempleo cayó al 3.8 por ciento, desde el 4 por ciento en enero, extendiendo una fuerte caída en el desempleo a su nivel más bajo desde antes de que estallara la pandemia hace dos años.
Las empresas estadounidenses registraron un nivel casi récord de 11.3 millones de puestos de trabajo abiertos en enero, lo que mejoró la flexibilidad y los salarios de muchos trabajadores, pero se sumó a las presiones inflacionarias.
El informe llega en un momento cada vez más incierto para la economía de EE. UU., con un nuevo plan de ajuste de la Reserva Federal, los restos persistentes de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha amenazado con impulsar aún más la inflación vertiginosa.
“La estabilidad del mercado laboral contrasta fuertemente con el alto grado de incertidumbre que enfrenta el mundo con la guerra en Ucrania, la alta inflación y la perspectiva de más interrupciones en la cadena de suministro con los esfuerzos de China para controlar la COVID”, dijo Mark Hamrick, analista económico sénior de Bankrate.
“El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, acaba de decirnos que el riesgo de recesión ‘no es particularmente elevado’”, dijo Hamrick.
La semana pasada, el gobierno informó que los precios al consumidor aumentaron un 7.9 por ciento durante el último año, el aumento más pronunciado desde 1982.
La Reserva Federal anunció el 16 de marzo su esfuerzo por controlar la peor inflación en 40 años, elevando su tasa de interés de referencia a corto plazo y señalando hasta seis aumentos de tasas adicionales para finales de este año.
La Fed aumentó su tasa de referencia en 25 puntos, que anteriormente estaba estancada en casi cero desde que la pandemia azotó la economía en 2020, provocando una recesión mundial.
La medida es el comienzo de una era de tasas de interés más altas, lo que significa que los aumentos de tasas eventualmente significarán tasas de préstamos más altas para muchos consumidores y empresas.
Los aumentos de las tasas corren el riesgo de una economía más lenta.
Los encargados de formular políticas del banco central esperan que la inflación se mantenga elevada en un 4.3 por ciento a finales de año, según sus proyecciones trimestrales.
Con información del Associated Press.
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