Solo se permite un rojo en esta ciudad, y no es justamente el del traje de Santa Claus. El 15 de diciembre, la ciudad de Langfang, ubicada cerca de Beijing, prohibió todas las ventas públicas y exhibiciones de todas las cosas relacionadas con la Navidad.
Se ordenó a los funcionarios policiales de la ciudad que debían “adoptar medidas enérgicas contra los árboles de Navidad, los Santa Claus y todo lo relacionado con la Navidad”, decía el memorándum. Y «controlar completamente el uso de los parques y otros espacios públicos contra la promoción de actividades de propaganda religiosa”.
El comunismo, oficialmente ateo, siempre estuvo en desacuerdo con cualquier cosa relacionada con la fe o la religión, y la Navidad es desde hace mucho tiempo uno de sus objetivos. Otros grupos políticos de extrema izquierda, como el Partido Comunista de la Unión Soviética e incluso el Partido Nazi, reprimieron las actividades relacionadas con la Navidad.
El Partido Comunista Chino (PCCh) intensificó su represión y persecución de las religiones occidentales en los últimos meses. China está siendo condenada en todo el mundo tanto por la persecución de los uigures en Xinjiang como por la detención de cristianos que asisten a iglesias-casas.
Los casi 20 años de persecución contra Falun Dafa, una disciplina espiritual con ejercicios de meditación, sentó un precedente para la reciente expansión de la represión por parte del PPCh hacia las personas creyentes.
No solo se prohibió la exhibición de objetos relacionados con la Navidad, sino también la venta. “Retirar completamente las ventas de Santa Claus, árboles de Navidad, Manzanas de Nochebuena y todas las demás ventas relacionadas con la Navidad”, agrega el memorándum.
“Especialmente el 23, 24 de diciembre y el día de Navidad, cada agente del orden público debe hacer su trabajo”, dice el memorándum, que enumera todos los principales lugares públicos a registrar. “Controlar estrictamente cualquier tipo de propaganda y actividad de ventas, retirar y reprimir a los comerciantes callejeros”.
La venta callejera, que es común en muchas ciudades chinas, suele ser blanco de las fuerzas policiales. La supresión de la Navidad y de los comerciantes puede estar dándose en el marco de las directivas del Partido Comunista, en línea con otras medidas represivas recientes contra otras personas creyentes.
“Si lo descubre, vigílelo de cerca y repórtelo a sus superiores”, decía el memorándum.
El comunismo se opone a la tradición
El comunismo ha reprimido históricamente a la religión. En la Rusia soviética, la Liga de Ateos Militantes creó festividades para oponerse a las prácticas religiosas, e incluso se prohibió la tala de árboles de Navidad. Del mismo modo, en China se crearon muchas festividades nuevas, y muchas fiestas tradicionales perdieron gran parte de su significado desde la Revolución Cultural.
El PCCh incluso cambió importantes festividades chinas. El día festivo más importante, el Año Nuevo Chino, se llama ahora Festival de Primavera dentro de China continental. Muchas de las festividades ahora son solo un momento para que las familias se reúnan a comer, sin ninguna otra celebración.
Esto puede ser un motivo para que las generaciones más jóvenes estén cada vez más interesadas en las festividades extranjeras. Aunque la mayoría de la población no observa religiosamente la Navidad, todavía hay un sentimiento general de interés en la población hacia Occidente y sus festividades.
La Navidad en China se hizo cada vez más popular en los últimos años, especialmente entre los jóvenes. Una tradición moderna es dar una manzana a un amigo o ser querido en Nochebuena, ya que las dos palabras chinas para “manzana” y “Nochebuena” tienen ideogramas y pronunciaciones similares en chino.
Sin embargo, en Langfang, ese ya no será el caso.
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