La ciudad de Beijing anunció que las personas que visitaron recientemente los puertos fronterizos terrestres de entrada a China deben evitar la capital del país, ya que las autoridades nacionales están preocupadas por la transmisión de COVID-19 proveniente del extranjero mientras luchan contra un brote de un mes de duración y se preparan para los Juegos Olímpicos de Invierno.
Las personas que hayan viajado en las dos semanas anteriores a los condados pertenecientes a divisiones administrativas con puertos internacionales de entrada terrestre no deben ingresar a la capital para fines que no sean los esenciales, según la directriz, informó Beijing Daily el 13 de noviembre, citando una reunión presidida por el jefe del Partido Comunista de la ciudad, Cai Qi.
A su vez las personas que hayan visitado los condados de divisiones administrativas con casos confirmados, incluso con una sola infección, tienen prohibida la entrada a la ciudad por 14 días, según el informe. Los residentes de Beijing que viajen fuera de la ciudad también están sujetos a este requisito.
Aquellos que pretendan entrar en la ciudad deben mostrar una prueba de detección del virus con un resultado negativo en las 48 horas anteriores y un código sanitario verde, según el Beijing Daily.
El código de color que aparece en una aplicación para teléfonos inteligentes exigida por el Estado decide las restricciones de circulación de los residentes. A las personas que pierden el código verde se les prohíbe subir al transporte público, entrar a tiendas e incluso salir de casa.
Un residente del distrito de Haidian de Beijing dijo a The Epoch Times que el código de salud se comprueba en la puerta de su complejo residencial.
«[Miden] la temperatura (…) comprueban el código sanitario, el resultado de la prueba de ácido nucleico y [exigen a los residentes] que rellenen un formulario», dijo el hombre de apellido Chen, añadiendo que el distrito de Haidian cerró las escuelas y casi la mitad de las tiendas.
El 1 de noviembre, el Ministerio de Comercio pidió a la población y a los residentes que mantuvieran en existencia productos de primera necesidad en caso de emergencia, lo que los medios de comunicación estatales interpretaron como un esfuerzo para prepararse ante los posibles cierres.
Las últimas restricciones de la ciudad de Beijing a la circulación de las personas se producen en medio del brote más amplio del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) que experimenta el país desde el comienzo de la epidemia en la ciudad de Wuhan a fines de 2019.
La actual ola de infecciones se extiende a 21 de las 31 provincias de la parte continental e incluye Beijing, dijeron el sábado las autoridades nacionales de salud.
Una vez que se detecta una infección, los funcionarios locales de una ciudad con menos de 5 millones de habitantes deben hacer pruebas de detección del virus a toda la población en un plazo de dos días, dijo Guo Yanhong, un funcionario de la Comisión Nacional de Salud, en la sesión informativa del sábado.
China sigue aplicando pruebas de detección masivas, cierres y otras medidas estrictas contra grupos de poblaciones locales a lo largo de las fronteras internacionales y otras zonas con mayor riesgo de transmisión.
Una de las áreas más afectadas por los brotes de COVID en todo el país es Ruili, la puerta fronteriza de China con Birmania, también conocida como Myanmar. Ruili está sometida a un cierre que dura siete meses y a los desesperados residentes se les aplican pruebas periódicas de detección del virus utilizando hisopos.
Con información de Luo Ya y Reuters
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