Dos municipalidades del estado de Nueva York han decidido suspender la fluoración del agua a la luz de la sentencia de un juez federal que a principios de esta semana ordenó a la Agencia de Protección Medioambiental de EE. UU. que abordara los posibles riesgos que el flúor podría suponer para el desarrollo intelectual de los niños.
En un comunicado emitido por la oficina del supervisor de Yorktown, Ed Lachterman, en el que se hacía referencia a la sentencia dictada el martes por el juez de distrito de EE. UU. Edward Chen, se decía que la ciudad del condado de Westchester suspendería la práctica de añadir flúor, que según algunos funcionarios de salud es beneficioso para combatir las caries, al agua del grifo.
«A la luz de esta sentencia federal y de las preocupaciones expresadas desde hace tiempo por muchos residentes de Yorktown, he decidido suspender la fluoración del agua como medida de precaución», dijo Lachterman en el comunicado, publicado el jueves. «Nuestra prioridad es la seguridad y el bienestar de nuestra comunidad, y creemos que es prudente hacer una pausa en la fluoración para evaluar más a fondo sus posibles impactos».
El supervisor del pueblo de Somers, situado cerca de Yorktown, dijo que la suspensión de la fluoración en Yorktown significa que Somers tampoco tendrá agua fluorada.
«Eliminar el flúor del agua potable de Somers daría a los residentes la libertad de elegir sus propias fuentes de flúor, asegurando el control personal sobre sus decisiones de salud. Además, las preocupaciones sobre los posibles riesgos para la salud a largo plazo de la exposición al flúor apoyan la reevaluación de su uso en los sistemas públicos de agua. Somers aplaude a Yorktown por tomar esta decisión», dijo el supervisor de Somers Robert Scorrano en el comunicado de prensa.
En agosto, la Northern Westchester Joint Water Works comenzó a añadir el compuesto químico al agua del grifo de Yorktown por primera vez en siete años, dijo la ciudad. La fluoración se reinició después de que se llevaran a cabo mejoras en dos plantas locales de tratamiento de agua para cumplir requisitos más estrictos de salud y seguridad.
Las dos instalaciones, las plantas de tratamiento de Amawalk y Catskill, añadieron ácido fluorosilícico al agua del grifo con una dosis objetivo de 0.7 miligramos por litro, según informó la ciudad.
Yorktown y Somers parecen ser los primeros municipios de Estados Unidos que han puesto fin a la fluoración del agua tras la sentencia de Chen, en la que se puso del lado de múltiples grupos de defensa y ordenó a la EPA que abordara los riesgos de añadir fluoración. La agencia, escribió, está obligada a garantizar que existe un margen entre el nivel de peligro y el nivel de exposición.
«Si no hay un margen suficiente, entonces la sustancia química supone un riesgo», escribió el juez. «En pocas palabras, el riesgo para la salud a niveles de exposición en el agua potable de Estados Unidos es lo suficientemente alto como para desencadenar una respuesta reguladora por parte de la EPA» en virtud de la ley federal, según Chen.
Su orden también citaba «literatura científica en el expediente» que «proporciona un alto nivel de certeza de que existe un peligro» y que podría demostrar que «el flúor está asociado con la reducción del IQ».
Pero Chen, en múltiples ocasiones, subrayó que su fallo no estipula que el agua fluorada pueda, con certeza, causar un menor cociente intelectual en los niños.
«Esta orden no dicta con precisión cuál debe ser esa respuesta», dijo también el juez, refiriéndose a lo que la EPA podría hacer para abordar el riesgo potencial.
Desde 2015, las autoridades sanitarias federales recomiendan un nivel de fluoración de 0.7 miligramos por litro de agua. Durante cinco décadas antes de eso, el rango superior recomendado era de 1.2 miligramos por litro. La Organización Mundial de la Salud ha fijado en 1.5 miligramos el límite seguro de fluoruro en el agua potable.
Las decisiones de las ciudades se producen un mes después de que el Programa Nacional de Toxicología descubriera que existe una relación entre una mayor exposición al flúor y un menor cociente intelectual en los niños. La agencia utilizó estudios con niveles de flúor aproximadamente dos veces superiores al límite recomendado para el agua potable.
Descubrió que la exposición de los niños a niveles elevados de flúor, que definió como 1.5 miligramos por litro, estaba «sistemáticamente asociada» con un menor coeficiente intelectual en los niños. También hacía referencia a otros posibles problemas de neurodesarrollo asociados al compuesto, pero sugería que se necesitan más pruebas.
«Esta revisión concluye, con un nivel de confianza moderado, que una mayor exposición estimada al flúor… se asocia sistemáticamente con un menor cociente intelectual en los niños», dice el informe de la agencia federal.
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