Opinión
La presidente Claudia Sheinbaum acudió al Municipio de Tejupilco en el estado de México, para entregar Tarjetas de Bienestar con la ayuda gubernamental a personas de la tercera edad.
En su discurso se refirió a su última conversación telefónica con Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos. La presidente mexicana comentó le había explicado a Trump que en México no teníamos el problema del consumo de fentanilo, esa «droga horrible», gracias a los valores familiares que imperan en nuestro país y porque aquí «nos cuidamos entre todos».
Sheinbaum le dijo a Trump, según expuso, que los programas del presidente López Obrador —le sigue diciendo presidente como si estuviera todavía en funciones— contra el consumo de fentanilo habían sido muy exitosos.
La respuesta del presidente estadounidense fue solicitarle que le enseñara esos programas, porque «quería llevarlos a cabo en Estados Unidos».
La multitud aplaudió ese posicionamiento presidencial mexicano —el de ella y el de López Obrador—, provocando de acuerdo a su dicho por parte de Claudia Sheinbaum, que el presidente Trump lo asimilara como una lección impartida, y termina así ella dando consejos implícitos y explícitos al presidente de Estados Unidos: «la solución está en los valores familiares y en los programas obradoristas».
De acuerdo a la presidente, la respuesta de Trump fue aceptar el tema de los valores al no hacer ninguna réplica y el solicitar le enseñen esos eficaces programas del presidente mexicano para utilizarlos en su próximo gobierno.
Para quien dude que los mexicanos le damos lecciones a Estados Unidos y los programas morenistas van a arribar próximamente de manera exitosa al territorio estadounidense, según la presidente mexicana, se puede consultar en Youtube el discurso completo de Sheimbaum en Tejupilco.
Pocas agencias de prensa se tomaron en serio estas palabras y repercutieron por su parte el meollo de este discurso. Aunque lo absurdo del mismo era la verdadera noticia.
Sin embargo, no tardó mucho tiempo para que en el campo mexicano cayera un rayo flamígero con la declaración pública de Donald Trump de que el gobierno mexicano está siendo controlado por las organizaciones criminales del narcotráfico.
La respuesta de la presidente mexicana quiso ser irónica, cuando dice que quizás Donald Trump no está bien informado y se confunde con el gobierno de Felipe Calderón.
Dos veces seguidas es poco diplomática con Trump: primero según lo que ella dice es alguien que se somete al regaño poco diplomático de que la sociedad estadounidense no tenga valores familiares y solicita lo aconsejen con los exitosos programas obradoristas contra el fentanilo, y luego es un presidente desinformado que piensa sigue vigente metafóricamente Felipe Calderón con su supuesto «narco gobierno»
La brújula presidencial mexicana está descompuesta. Se hace evidente que no hay rumbo político ante la evidente presión que viene del norte. Y el discurso oficial se sigue sustentando en propaganda, culto a la personalidad de López Obrador, lugares comunes, clichés ideológicos y desconexión evidente con la realidad.
El fentanilo se consume poco en México por razones económicas. Para los Cárteles la ventaja comercial es venderlo en Estados Unidos y en nuestro país el consumo es principalmente de otras drogas.
Pero no nos toca dar lecciones morales en relación al tema, con la alta tasa de homicidios dolosos que padecemos actualmente —200 mil muertos—, la descomposición social en varias regiones del país reflejada con el predominio de los grupos criminales, la complicidad de autoridades municipales, estatales y federales con estos grupos y la pasividad existente frente a este fenómeno que nos va acercando paulatina y peligrosamente a la condición de un Estado fallido.
Por ejemplo, el control carretero y regional de los grupos criminales deja muy mal parado al Estado mexicano. Acciones aisladas no están mostrando la ejecución de una estrategia. El Ejército sigue distraído en actividades comerciales que no le competen, al grado de que cunde ya la broma de llamarlo Ejército S. A.
Y es que solo el Ejército puede retomar el control de la frontera sur del país donde imperan en estos momentos dos Cárteles que se disputan el territorio para controlar el narcotráfico, el contrabando y la trata de personas y la migración ilegal.
Los políticos mexicanos de todos los colores se llenan la boca con la palabra «soberanía», cuando la soberanía nacional no existe en grandes porciones de nuestro territorio donde los realmente soberanos son los grupos criminales.
La presidente Claudia Sheinbaum pronunció su discurso en Tejupilco, un municipio del Estado de México que ha sido señalado de estar bajo control real de grupos criminales. El periodista Raymundo Riva Palacio suscribió un artículo con datos graves a raíz del secuestro de Zudikey Rodríguez Nuñez, una candidata en Valle de Bravo que fue obligada a renunciar para favorecer a su rival de Morena. La condujeron precisamente a Tejupilco donde desde hace tiempo sus captores operan impunemente.
Quizás sería importante que el discurso de la Presidente obligara a la congruencia y estuviera más a la altura de su investidura. Si se reduce a la propaganda, puede tener un éxito circunstancial y con públicos predispuestos, pero a la larga el desgaste se revierte. El discurso presidencial es un acto de gobierno. Determina mucho acerca de la calidad de cualquier gobierno.
Si se va a recurrir a la propaganda y a la simulación de que se combate al crimen organizado, este gobierno se condena a sí mismo, en un escenario donde el principal socio comercial de México, nuestro vecino además, se siente agraviado y va a presionar seriamente. Por lo pronto queda claro que Claudia Sheinbaum no le está dando consejos a Donald Trump.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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