Ante la limitación de plasmar su obra en un libro, un grupo de artistas plásticos y escritores mayas, tzotziles y tzeltales se dieron a la tarea de preservar la milenaria tradición de hacer papel a mano en San Cristóbal de las Casas, en el sureste mexicano.
El Taller Leñateros, un colectivo editorial fundado en 1975 por mujeres indígenas, vio en ese impedimento una posibilidad para manufacturar de manera artesanal sus propios lienzos y materiales por dos caminos: mediante fibras naturales y materiales reciclados.
Los objetivos del grupo fueron documentar, enaltecer y difundir los valores culturales autóctonos y populares; plasmar la literatura en lenguas indígenas y difundir artes plásticas como el códice pintado.
La idea era «poder hacer que ese arte, propio de los mayas, volviera a tener luz a través de sus manifestaciones contemporáneas, porque algunos de nuestros pueblos originarios siguen produciendo arte y cultura», contó en una entrevista con Efe Javier Valdés, artista y director de Leñateros.
Por más de cuatro décadas, en el patio de una antigua casa de adobe en San Cristóbal de las Casas, el grupo se ha dedicado a rescatar técnicas antiguas. Las distintas técnicas están en riesgo de desaparecer, como la extracción de colorantes a base de hierbas silvestres y la recuperación de lenguas autóctonas.
«Nuestros libros están catalogados como libros arte-objeto porque van reflejando esa condición: son hechos a mano, su contenido es cien por ciento literario y con una gráfica que es producto de la obra de la mayoría de los pueblos originarios», apuntó Valdés.
Con una técnica netamente artesanal, las mujeres replican todos los días el proceso de manufactura del papel, pero además el colectivo también escribe y crea grabados para sus propias historias, las que imprime, encuaderna y edita.
La poeta Petrona Hernández, una indígena tzotzil con más de 16 años como integrante del equipo editorial y quien ha escrito varios libros, entre ellos «Hechizos de Amor», contó que la inspiración para escribirlo se dio «así nada más». «Nació en mi mente, habla de amor y está resultando mucho. Me siento emocionada, les gustan mucho los libritos y me felicitan».
Mientras que Juana López, indígena tzotzil, en seis años de trabajo ha logrado dominar el arte de encuadernar así como de engomar libros y libretas. Asegura que «no es una labor pesada» una vez que se aprende.
Los fundadores y artistas aseguran que su trabajo no ha sido nada fácil porque cada obra de su colección lleva un buen tiempo recopilarla; algunas de ellas han llevado entre 8 y 10 años para ofrecer un buen material.
La labor del taller tiene una vertiente ecológica ya que recicla desperdicios agrícolas e industriales que luego son transformados en obras de arte que son reconocidas en el extranjero.
En su catálogo se puede ver un libro característico del taller como es el «Bolom Chom», libro infantil sobre el jaguar; «Conjuros y Ebriedades, Cantos de mujeres mayas», antología de cantos mágicos y pinturas rituales de mujeres tzotziles, y «El Diccionario del Corazón», un diccionario del siglo XVI escrito por Robert M. Laughlin.
En general todos los textos son elaborados con fibras naturales, papel reciclado e impreso en serigrafía, técnica que junto al suajado ponen en práctica los trabajadores.
Además de los libros, la oferta del grupo comprende tarjetas, libros en blanco, xilografías y tarjetas que se elaboran a través de un añeja imprenta.
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