La práctica del régimen chino de asesinar a presos de conciencia para vender sus órganos en el mercado de trasplantes ha sido objeto de artículos periodísticos, libros y documentales.
Ahora, los activistas checos se han propuesto crear un cómic para crear conciencia sobre esta espeluznante práctica.
La historieta de ficción, creada por Milan Kajínek, se desarrolla en la China de 2006. Según el sitio web del proyecto, el cómic sigue a una chica que va a China para un trasplante de órganos, donde se topa con una verdad espeluznante: que los órganos para el trasplante se extraen de personas en un campo de detención junto al hospital.
Kajínek, coordinadora del proyecto, dijo que eligieron el formato de una novela gráfica por su atractivo universal.
«También es un medio lo suficientemente digno para contar historias importantes y reales. Por eso nos decidimos al final por él», afirma en la página web. Kajínek, que también es redactor jefe de la edición checa de The Epoch Times, trabaja en el proyecto a título personal.
El guión y los primeros dibujos del cómic ya están terminados. El proyecto busca actualmente financiación a través de HITHIT, una plataforma checa de crowdfunding en línea. La fecha límite de recaudación es el 31 de marzo de 2021.
«Con este cómic queremos contribuir a la resistencia y llamar la atención sobre los delitos que no se pueden tolerar: El abuso de la ciencia para salvar vidas y el aumento del poder totalitario del Partido Comunista en China», afirma la página web.
El nombre del cómic «Davids and Goliath» proviene de una película documental de 2014 del mismo nombre. La película seguía la investigación sobre la sustracción forzada de órganos llevada a cabo por el exsecretario de Estado canadiense (Asia-Pacífico) David Kilgour y el abogado canadiense de derechos humanos David Matas.
Kilgour y Matas fueron de los primeros investigadores que estudiaron el asunto desde que surgieron las denuncias de que el régimen chino estaba sustrayendo órganos a los practicantes de Falun Gong, alrededor de 2006. Han sido coautores de varios informes en los que se constata que los practicantes encarcelados eran utilizados como fuentes involuntarias de órganos en el mercado de trasplantes.
Los practicantes de Falun Gong (también conocido como Falun Dafa), una práctica espiritual, han sido perseguidos por el régimen chino durante más de dos décadas. Según estimaciones del Centro de Información de Falun Dafa, millones de practicantes de Falun Gong han sido recluidos en prisiones, pabellones psiquiátricos y otras instalaciones, mientras que cientos de miles han sido sometidos a torturas, violaciones y otros abusos.
En 2019, un tribunal popular independiente, tras una investigación de un año, concluyó más allá de toda duda razonable que el régimen chino ha estado durante años sustrayendo por la fuerza órganos de presos de conciencia a una «escala sustancial», siendo la principal fuente los practicantes de Falun Gong. También determinó que la práctica continúa en la actualidad.
Para llegar a esta conclusión, el tribunal destacó varias pruebas, entre ellas: los tiempos de espera extremadamente cortos para los trasplantes de órganos anunciados por los hospitales chinos; el análisis de la infraestructura hospitalaria que demostró que el régimen realizaba hasta 90,000 trasplantes al año, mucho más que la cifra oficial de 10,000 trasplantes; y los testimonios de los practicantes de Falun Gong que afirman que se les hicieron análisis de sangre y otras pruebas médicas consistentes para comprobar la salud de sus órganos mientras estaban detenidos, mientras que a los prisioneros que no eran de Falun Gong no se los hicieron.
El régimen chino, que niega la práctica, ha afirmado que desde 2015 los trasplantes de órganos provienen únicamente de donantes voluntarios.
La semana pasada, en una conferencia online sobre la sustracción de órganos convocada por más de 100 organizaciones sin ánimo de lucro de todo el mundo, los organizadores dijeron: «Para las víctimas, entre las que se encuentran los presos políticos, los practicantes de Falun Gong y los uigures, no se trata únicamente de la sustracción de sus órganos, sino también de la sustracción de su vida».
«Para el resto de nosotros, nos roba nuestra humanidad y envenena para siempre nuestra capacidad de ser humanos».
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