El Papa Francisco anunció que el Vaticano ha creado una comisión conjunta con el régimen comunista chino para nombrar obispos de las iglesias católicas de China.
Las relaciones del Vaticano con China son «muy respetuosas», dijo el Papa Francisco a los periodistas el 4 de septiembre, según la Agencia Católica de Noticias. «Hay una comisión que trabaja para el nombramiento de obispos —el gobierno chino y el Vaticano— y desde hace tiempo hay diálogo». La comisión «amistosa» está «haciendo un buen trabajo». Las relaciones son así; digamos que están en marcha. Y siento un gran respeto por el pueblo chino».
La comisión está presidida por el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
«Creo que debemos avanzar más en el aspecto religioso para comprendernos mejor. Los chinos no deben pensar que la Iglesia no acepta su cultura y sus valores y que la Iglesia depende de una potencia extranjera», declaró el Papa.
El Vaticano y China han realizado intercambios con el extranjero, lo que el Papa citó como indicio de «apertura» por parte de los chinos.
El Partido Comunista Chino (PCCh) ha insistido en que el derecho a nombrar a todos los obispos de la Iglesia Católica Romana en el continente debe estar bajo el control del partido.
El PCCh también creó la Asociación Católica Patriótica China (ACPC, por sus siglas en inglés) para representar a los católicos del país. Sin embargo, el Vaticano había rechazado tales acuerdos.
Pero en 2018, China y el Vaticano firmaron un acuerdo provisional sobre la cuestión del nombramiento de obispos, cuyo contenido aún no se ha hecho público. El Vaticano sólo ha declarado que el acuerdo estaba relacionado con una «decisión consensuada» sobre los nombramientos.
En julio, el Vaticano anunció que aceptaría el nombramiento unilateral por Beijing del obispo Shen Bin en Shanghái, reconociendo formalmente la investidura del obispo por el PCCh tres meses después del hecho. El Vaticano sólo se enteró del nombramiento a través de los medios de comunicación.
Se hizo «sin la participación de la Santa Sede», dijo entonces el cardenal Parolin, una medida que «no parece tener en cuenta el espíritu de diálogo y colaboración establecido entre el Vaticano y las partes chinas a lo largo de los años».
El PCCh controla la Iglesia católica en China
Un informe de 2021 de Bitter Winter señala que Beijing ya había eliminado ese año cualquier papel del Papa o del Vaticano en el nombramiento de obispos.
«No se menciona al Vaticano ni al Papa, que en teoría deberían nombrar a los obispos en virtud del acuerdo entre el Vaticano y China de 2018, renovado en 2020», afirma la revista.
Según la política de «Medidas Administrativas para el Clero Religioso» de Beijing, que entró en vigor en mayo de 2021, se dijo a los católicos que los obispos de China debían ser elegidos a través del CPAC, según Bitter Winter.
A pesar de que el PCCh ha arrebatado al Vaticano la facultad de nombrar obispos, este ha guardado silencio en gran medida sobre la cuestión. Además, los críticos han acusado al Papa Francisco de hacer la vista gorda ante los abusos de los derechos humanos del PCCh.
En un artículo publicado el 6 de agosto por la revista National Review, Nina Shea, directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, señaló que el régimen chino estaba implantando en las iglesias tecnología de vigilancia vinculada a un sistema de inteligencia artificial de premios y castigos.
Con ello se pretende ayudar a la CPCA a garantizar el cumplimiento por parte de las iglesias de su programa de sinicización, una política en virtud de la cual se obliga a las religiones a adoptar las ideologías comunistas chinas.
«Y, sin embargo, el cardenal Parolin mantiene, de forma inverosímil, que la sinicización es simplemente inculturación, la práctica misionera de adoptar la etiqueta y el arte locales e integrarlos en la cultura católica», escribe la Sra. Shea.
«Las religiones de China se enfrentan a la peor represión desde Mao. La política de Parolin de encubrir este hecho y ceder discretamente la autoridad papal al César no preservará la Iglesia católica en China».
Persecución religiosa en China
Además de la sinicización, el PCCh ha cometido varios crímenes atroces contra los creyentes religiosos de la nación.
En mayo, Nury Turkel, presidente de la Comisión Estadounidense para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés), declaró al medio de comunicación asociado de The Epoch Times, NTD, que «en lugar de mejorar el trato que el gobierno chino da a las personas de fe, a las personas con creencias, han estado intensificando y convirtiendo este régimen en un régimen genocida».
«Han estado persiguiendo sin piedad a grupos religiosos, incluidos los musulmanes uigures, los budistas tibetanos, los cristianos [y] los practicantes de Falun Gong», declaró el Sr. Turkel, quien añadió que la situación de los derechos humanos y de la libertad religiosa en el país se ha «deteriorado significativamente» desde 2022.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual basada en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia, y enseña una serie de ejercicios de meditación lentos. Se calcula que la práctica había atraído a entre 70 y 100 millones de personas antes de que el PCCh, dirigido por el entonces jefe del partido Jiang Zemin, lanzara una campaña de persecución contra ella en 1999. En un principio, el PCCh había apoyado la práctica, pero finalmente consideró intolerable su popularidad, por considerarla una amenaza para el control del régimen sobre la sociedad.
«El gobierno chino califica públicamente a las personas de fe como una especie de personas que padecen una enfermedad mental, que están afectadas por virus del pensamiento», afirmó.
En un informe del 13 de febrero, la organización no gubernamental estadounidense ChinaAid afirmó que Beijing había intensificado la persecución de los cristianos en 2022, incluida la supresión de iglesias.
El proceso de sinicización está evolucionando del «apoyo al PCCh» a la «adoración y lealtad a Xi Jinping», afirmaba el informe.
Según reportes, el PCCh está implicado en la sustracción forzada de órganos de presos de conciencia. En una entrevista reciente con The Epoch Times, el Dr. Zheng Zhi reveló el horror de participar en tal proceso de sustracción.
Dijo que le llevaron a una «misión militar secreta» cerca de una prisión del noreste de China. Sólo cuando llegó al lugar, el Dr. Zheng se dio cuenta de que se esperaba que ayudara a extraer los órganos de un joven que no tenía más de 18 años.
«Fue horroroso más allá de las palabras. Me miraba fijamente. Sus párpados se movían. Estaba vivo», declaró el Dr. Zhi.
En 2019, un tribunal independiente con sede en Londres llegó a la conclusión de que el PCCh mataba a presos por sus órganos «a una escala significativa», y que los presos eran principalmente practicantes de Falun Gong.
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