Análisis de noticias
En medio del amenazante espectro de los aranceles y las tensiones comerciales tras la reelección de Donald Trump, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, dice que todos los primeros ministros están alineados al pedir que México sea expulsado del acuerdo de libre comercio entre Canadá y Estados Unidos porque funciona como una «puerta trasera» para los productos chinos.
«Si México no lucha contra el transbordo, como mínimo igualando los aranceles canadienses y estadounidenses sobre las importaciones chinas, no debería sentarse a la mesa ni disfrutar de acceso a la mayor economía del mundo», dijo Ford en un comunicado el 12 de noviembre.
Y añadió el 20 de noviembre: «Todos los primeros ministros sabemos que México está trayendo piezas chinas baratas, les pone pegatinas de ‘hecho en México’ y las envía a través de Estados Unidos y Canadá, provocando la pérdida de puestos de trabajo estadounidenses y canadienses».
De acuerdo con un informe de Descartes Systems Group, México incrementó sus exportaciones a Estados Unidos en 54 por ciento de 2016 a 2022. Durante este mismo sexenio, las importaciones mexicanas procedentes de China se dispararon la friolera de 138 por ciento.
En 2022, los productos chinos representaron una parte significativa de las exportaciones de México a Estados Unidos: se estima que el 15.7 por ciento de los muebles y productos relacionados, el 28 por ciento de la electrónica, el 35.7 por ciento de los productos de plástico y el 32.6 por ciento de los productos de caucho.
Si bien estas cifras son sorprendentes, el aumento del comercio entre los dos países apenas comenzaba en 2022. De enero de 2023 a enero de 2024, las exportaciones chinas de contenedores a México aumentaron casi un 60 por ciento. El comercio entre México y China está aumentando a un ritmo espectacular, con una tasa de crecimiento anual del 34.8% en 2023, frente al 3.5% del año anterior.
La preocupación entre los críticos es que México pueda ser utilizado por China como un resquicio para evitar los elevados aranceles estadounidenses. Esta práctica comercial se conoce como transbordo: producir bienes, enviarlos a un destino intermedio y luego presentar los productos como procedentes de ese segundo país.
«Están pegando una calcomanía de ‘Hecho en México’ y enviándolo», dijo Ford.
China ya se ha enfrentado antes a acusaciones de transbordo en muchos casos. Por ejemplo, China produce en la provincia oriental de Zhejiang miel cortada con azúcar barato, como jarabe de maíz o de arroz, y la exporta a países vecinos antes de enviarla a otros países.
El transbordo de mercancías permitió a China evitar los aranceles impuestos a miles de productos por la primera Administración Trump, que la Administración Biden dejó en gran medida en vigor.
Siempre y cuando los bienes chinos sufran una «transformación sustancial» después de ser llevados a México, califican para las tasas arancelarias preferenciales del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, o CUSMA en Canadá). Esta barrera no es tan alta como parece. Calificar como sustancialmente transformado puede ser tan simple como traer partes componentes y luego ensamblarlas. No es tan fácil como poner una pegatina nueva, pero tampoco es mucho más difícil.
La «puerta trasera» descrita por Ford incluye una importante fuente de preocupación para la industria de fabricación de automóviles tanto en Estados Unidos como en Canadá: un aumento de las plantas de ensamblaje de automóviles chinos en México.
El USMCA exime de aranceles a los automóviles en el mercado norteamericano siempre que al menos el 75 por ciento de las piezas se fabriquen en Norteamérica. Este porcentaje es superior al 62.5% del anterior Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La preocupación es si China está aprovechando esta disposición para aumentar la fabricación de automóviles en México. Solo de 2019 a 2023, 12 nuevas empresas chinas de autopartes se instalaron en México.
Un informe de la Alliance For American Manufacturing publicado en febrero de este año advirtió que el enrutamiento de automóviles de China a través de México constituye una «amenaza existencial para la industria automotriz de Estados Unidos».
El informe sostiene que la importación de un gran número de coches chinos extraordinariamente baratos —algunos se venden por tan solo 14,000 dólares— «amenaza los puestos de trabajo de millones de trabajadores manufactureros estadounidenses» y provocará «un acontecimiento de nivel de extinción para el sector automovilístico de Estados Unidos».
Los analistas han escrito sobre la amenaza de que China enrute mercancías a través de México durante varios años, pero la reelección de Trump el 5 de noviembre proporcionó el impulso para que los primeros ministros empezaran a hacer sonar las alarmas. En Canadá, las preocupaciones están empezando a arremolinarse ante la perspectiva de que la nueva administración Trump promulgue una política económica asertiva que podría incluso incluir un arancel general del 10 por ciento sobre todos los productos, incluidas las importaciones estadounidenses procedentes de Canadá.
Canadá se unió a Estados Unidos a principios de este año en la imposición de aranceles del 100% a los vehículos eléctricos chinos y del 25% al acero y aluminio chinos. Hasta ahora, México no ha hecho lo mismo.
La viceprimera ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, dijo la semana pasada que comparte las preocupaciones de Washington sobre si México está «alineado» con los otros dos socios norteamericanos en lo que respecta a la cuestión de las prácticas comerciales desleales de China.
«He oído… algunas preocupaciones reales sobre si México está plenamente alineado en lo que se refiere a sus políticas frente a China», dijo Freeland el 13 de noviembre. «Creo que son preocupaciones legítimas de nuestros socios y vecinos estadounidenses. Son preocupaciones que comparto».
Tenemos que levantarnos
El ministro de Desarrollo Económico de Ontario, Vic Fedeli, afirmó en una entrevista con CBC News que la reelección de Trump fue la razón por la que Ford eligió este momento para pedir que México quede fuera del USMCA.
«Sabemos que el presidente electo habla de China y de los transbordos, y por eso tenemos que dar la cara», dijo.
Al adoptar una postura firme contra el desvío de mercancías chinas por parte de México, los primeros ministros de Ontario y Alberta se están alineando con la visión económica del mundo de la nueva Administración Trump, tratando así de garantizar que Canadá sea visto como un amigo de los estadounidenses con intereses económicos mutuamente beneficiosos.
La buena voluntad potencial de esta alineación de intereses será particularmente relevante cuando el USCMA se someta a revisión —y potencialmente a renegociación— en 2026. En ese momento, Ontario, que cuenta con una importante industria automovilística, se beneficiará enormemente si Canadá queda protegida de los aranceles sobre los automóviles. El gobierno de Alberta, por su parte, presionará contra los aranceles que puedan perjudicar a su amplia industria energética.
Además de convertir a Canadá en aliado económico de Estados Unidos, el gobierno de Ontario, en particular, tiene un interés directo en frenar el flujo de productos chinos a través de México. Fedeli expresó especial preocupación por la importación clandestina de automóviles chinos.
«Este salto arancelario que están haciendo realmente va a perjudicar a Ontario, y va a perjudicar a Canadá, pero principalmente va a perjudicar a Ontario porque somos el único fabricante de automóviles», dijo en la entrevista de la CBC.
Se calcula que la industria automovilística de Ontario empleó a 160,800 trabajadores en 2019. El gobierno de Ford pretende mantener el apoyo de estos trabajadores, sus familias y las comunidades del sur de Ontario que dependen de la industria, especialmente si los rumores de unas elecciones provinciales anticipadas son ciertos.
Dadas las opiniones de la primera ministra de Alberta, Danielle Smith, sobre China, no sorprende que haya sido la primera en hacerse eco de la preocupación de Ford de que México se haya convertido en una puerta trasera para los productos chinos.
Smith ha expresado fuertes sospechas sobre el Partido Comunista Chino (PCCh), incluso en una entrevista con The Epoch Times en la que advertía de no confiar demasiado en China como socio geopolítico.
«Creo que ahora tenemos que asegurarnos de que entendemos qué adversario es China, y asegurarnos de que no estamos jugando a nuestra propia desaparición», dijo.
Asimismo, advirtió del peligro de depender demasiado de China desde el punto de vista económico.
«La producción barata china ha vaciado nuestro sector manufacturero, no solo en Estados Unidos, sino también en Canadá», afirmó.
El 16 de noviembre, el primer ministro Justin Trudeau reconoció el problema de que China utilice a México como puerta trasera para las mercancías, diciendo que «hay preocupaciones en torno al nivel de inversión china en México que creo que deben abordarse». Sin embargo, Trudeau dijo que mantiene la esperanza de que Canadá y México «sean capaces de trabajar constructivamente en los próximos meses y quizás años» para resolver el problema.
Ante las crecientes críticas, México puede verse obligado a elegir entre frenar el lucrativo flujo de productos chinos a sus costas o acabar siendo excluido de la economía norteamericana por sus socios comerciales.
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