Los estadounidenses corren el riesgo de ser víctimas de la guerra biológica porque nuestros líderes permitieron, sin la debida atención, que otra potencia mundial controlase nuestro suministro de medicamentos y gran parte de los alimentos que comemos.
Más del 90 por ciento de nuestros medicamentos de venta con receta se fabrican en China o contienen ingredientes clave que provienen de China, y China no es nuestro mejor amigo. Los medicamentos en esta lista de origen chino incluyen antibióticos, píldoras anticonceptivas, tratamientos contra el cáncer, antidepresivos, estatinas (para el colesterol alto) y medicamentos contra el VIH/SIDA.
En otras palabras, China, la nación conocida por escándalos de seguridad alimentaria que involucran a medicamentos falsos, leche para bebés falsa, jamón venenoso, carne falsa, pollo contaminado y fideos adulterados, está fabricando nuestros medicamentos.
Vamos, ¿en cuál universo tiene sentido esto? Esta situación de peligro actual dificulta la capacidad del presidente Donald Trump –en sus negociaciones comerciales– de proteger a nuestra nación de amenazas visibles e imprevistas.
Rosemary Gibson y su coautor Janardan Prasad Singh debaten algunos de estos peligros en el libro “ChinaRx: Exponiendo los riesgos de la dependencia de Estados Unidos a los medicamentos de China”.
De manera similar, la Dra. Judy Stone, que escribió para la revista Forbes, planteó el tema de la seguridad nacional. Stone explicó que China, India y Puerto Rico se beneficiaron de la tercerización de los medicamentos de EE. UU.
El afán de lucro llevó a las compañías farmacéuticas a concentrarse en los medicamentos que las personas deben tomar para las afecciones crónicas y enfermedades como el cáncer, la diabetes y la hipertensión. Ella señaló también que muchas compañías ya no desarrollan ni comercializan antibióticos.
Según Stone, “Hacia 2008, las únicas grandes empresas farmacéuticas con programas activos de descubrimiento antibacteriano eran GlaxoSmithKline, Novartis, AstraZeneca, Merck y Pfizer”. Bristol-Myers-Squibb lo abandonó en 2006.
Hace unos meses tuvimos una crisis que implicó una retirada masiva de medicamentos para la presión arterial. CBS News Online reportó que Valsartan, un medicamento habitualmente recetado para la presión arterial alta, había sido contaminado con carcinógenos.
Además, CBS informó que “un fabricante chino era la fuente de heparina contaminada, un anticoagulante de uso común, que mató al menos a 81 personas en 2007 y 2008. Una inspección de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés) mostró que la fábrica china donde se manufacturó el producto contaminado tenía serias deficiencias en lo que se conoce como buena práctica de fabricación”.
Podemos culpar al Congreso por crear las condiciones que llevaron a una situación inadmisible en la que China es la fuente mundial de antibióticos. Hay que rastrear los dólares hasta las arcas de campaña de nuestros líderes nacionales. Los miembros del Congreso y sus donantes corporativos son directamente responsables de la escasez de medicamentos, la inaccesibilidad de la atención médica y la vulnerabilidad de la nación cuando se trata de la dependencia de medicamentos e ingredientes fabricados en el extranjero.
Los problemas de seguridad y los riesgos de seguridad nacional para el pueblo estadounidense que, sin saberlo, está siendo utilizado como carne de cañón en esta guerra biológica, deberían ser una múltiple llamada de atención para los legisladores. Ahora mismo, no podemos confiar en el Congreso. Nos traicionaron. Nuestros legisladores prefirieron salvaguardar sus privilegios antes que tomar medidas de protección.
Nosotros, el pueblo, debemos armarnos de conocimiento y alinearnos con grupos e individuos que buscan establecer las condiciones que permitirían a las compañías estadounidenses producir de manera rentable los medicamentos que necesitamos para seguir con vida.
¿Por dónde empezamos? Hay que comenzar por trabajar con el presidente Trump en colaboración con los médicos y funcionarios de atención médica que estuvieron haciendo sonar la alarma y que la gente no escuchó lo suficiente. Los grupos especializados incluyen Physicians for Reform, Doctors for Patient Care Foundation, y Practicing Physicians of America.
Este asunto crítico está en mi pantalla de radar. Hace un par de semanas, en un artículo que escribí para La Gran Época en inglés, hablé sobre el aumento de los costos de la atención médica. Tenemos un sistema de salud que permite sobornos legales y reembolsos que aumentan los costos y obligan a las pequeñas empresas a cerrar.
El Congreso creó el problema en 1987; fue entonces que “permitió a los lobistas insertar un párrafo en el proyecto de ley de reforma de Medicare/Medicaid de 1987 que creó el estatuto antisoborno de Medicare, creando un puerto seguro, eximiendo y permitiendo que un puñado de intermediarios de GPO (intermediarios) controlaran miles de millones de dólares de medicamentos genéricos, equipo médico y suministros tales como la solución salina intravenosa que utilizan 5000 hospitales y centros médicos de Estados Unidos”.
La exención de puerto seguro para los GPO es parte del problema. Un problema aún mayor se relaciona con los costos de los medicamentos recetados y los suministros creados por una exención de MeToo para las compañías farmacéuticas. En 2003, las grandes farmacéuticas obtuvieron su propia versión de “puerto seguro” cuando nuestro Departamento de Salud y Servicios Humanos permitió la creación del Administrador de Beneficios de Farmacia (PBM, por sus siglas en inglés).
Estos intermediarios hicieron subir los costos de los medicamentos que los estadounidenses con enfermedades crónicas necesitan para mantenerse vivos. Un muy buen video para ver sobre este asunto se titula: NoMiddlemen. (Sin intermediarios)
El Congreso está vendiendo los intereses del pueblo estadounidense. En lugar de enfocarse en propuestas quiméricas como Medicare for All (que ciertamente destruiría el programa establecido para las personas mayores y conduciría a una atención de salud inferior para todos), la Cámara de Representantes liderada por los demócratas necesita trabajar con el Senado para cambiar la estructura de incentivos que ha creado la dependencia en China y la India, mientras alejó del negocio a los pequeños proveedores y fabricantes de medicamentos estadounidenses.
Además, el Departamento de Salud y Servicios Humanos debe revocar inmediatamente cualquier norma y reglamento que permita a los PBM y a los GPO llevar a cabo actividades mafiosas legalizadas. Nosotros, el pueblo, debemos exigir la rendición de cuentas de nuestros líderes, insistir en la transparencia y denunciar los engaños que pusieron en peligro nuestras vidas.
La Dra. Carol M. Swain fue profesora titular en las universidades de Vanderbilt y Princeton. Su blog y podcast Be The People News impulsa al público para que piensen de manera independiente, entiendan su responsabilidad y marque una diferencia en el mundo. Facebook: Profcarolmswain, Twitter: @carolmswain, Website: www.bethepeoplenews.com
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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Mira a continuación:
Cómo los médicos en China se convierten en asesinos
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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